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Domingo, 18 de octubre de 2015
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La crisis econ贸mica de Brasil

Gigantesca bicicleta financiera

Las decisiones de ajuste econ贸mico impulsado por Dilma Rousseff deben ser le铆das en el marco de los escasos m谩rgenes de maniobra que enfrenta un gobierno acorralado por el sector financiero.

Por Juan Veiras y Alejandro Bartis *
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Devaluaci贸n, ca铆da de los ingresos de la poblaci贸n, contracci贸n del nivel de actividad, aumento del desempleo, deterioro de las cuentas fiscales y ahora tambi茅n una rebaja en la calificaci贸n de riesgo crediticio. Brasil atraviesa una grave crisis econ贸mica cuyas derivaciones 煤ltimas resultan dif铆ciles de prever. De acuerdo seg煤n diversas fuentes, la presidenta Dilma Rousseff registra 鈥揳 s贸lo siete meses de haber asumido su segunda presidencia鈥 una desaprobaci贸n superior al 70 por ciento. Las razones centrales de estos bajos niveles de popularidad, m谩s all谩 de lo que puedan haber contribuido los resonantes casos de corrupci贸n p煤blica y privada recientemente conocidos, deben buscarse en la debacle que atraviesa la econom铆a. En lo que va del a帽o se generaron unos 800 mil nuevos desocupados en el 谩rea metropolitana 鈥搇o que representa un aumento del 75 por ciento respecto a diciembre鈥 y se acaba de conocer el dato que marca que durante el segundo trimestre la ca铆da del PBI se aceler贸 hasta alcanzar el 3 por ciento interanual.

Muchos observadores locales del proceso que se vive en el pa铆s vecino se han manifestado sorprendidos por el giro ortodoxo que adopt贸 la pol铆tica econ贸mica petista ni bien comenzado el segundo mandato de Dilma. Sin embargo, resulta necesario tener en cuenta que el escaso margen de maniobra que hoy padece la presidenta es una consecuencia directa de la apuesta por un r茅gimen macroecon贸mico ortodoxo que, desde un principio, impuls贸 el PT desde su llegada al Planalto.

Indudablemente, Lula fue un presidente progresista en el frente social. Como se sabe, impuls贸 un proceso de fuerte inclusi贸n a partir de una serie de programas de transferencias de ingresos 鈥揷omo el Bolsa Familia鈥 y de sucesivos aumentos del salario m铆nimo. No debe minimizarse la resistencia que debi贸 enfrentar el gobierno para llevar a cabo estas pol铆ticas en un pa铆s caracterizado por una estructura social mucho m谩s r铆gida y conservadora que la argentina. Sin embargo, en t茅rminos de pol铆tica macroecon贸mica, Lula no mostr贸 la misma audacia y continu贸 empleando dos de los instrumentos preferidos de la ortodoxia neoliberal para la gesti贸n de la pol铆tica econ贸mica: las metas de super谩vit fiscal y de inflaci贸n. En este marco, se aumentaron las tasas de inter茅s y se convalid贸 una apreciaci贸n cambiaria del real con respecto al d贸lar que super贸 el 100 por ciento entre 2003 y mediados de 2011.

Inicialmente, gracias a la combinaci贸n de un contexto internacional favorable 鈥搃mportante mejora de los t茅rminos de intercambio y gran liquidez internacional鈥 y del mayor consumo interno gracias al aumento de los ingresos de la poblaci贸n, la ortodoxia macroecon贸mica no impidi贸 que Brasil creciera y generara empleo. Sin embargo, en paralelo al crecimiento con inclusi贸n social, la pol铆tica econ贸mica de Brasil gest贸 鈥揺ntre 2003 y 2011鈥 una gigantesca bicicleta financiera que habilit贸 extraordinarias ganancias especulativas. La combinaci贸n de las altas tasas de inter茅s con la apreciaci贸n nominal de la moneda dom茅stica determin贸 que el sistema financiero de Brasil ofreciera, durante los nueve a帽os mencionados, una in茅dita tasa de rendimiento del 24 por ciento anual acumulado en d贸lares.

Se vivieron, entonces, a帽os de entrada masiva de divisas. Desde dentro y desde fuera de Brasil, el discurso neoliberal festejaba la gran acumulaci贸n de reservas del Banco Central como un dato irrefutable del 鈥溍﹛ito鈥 del modelo, sin tener en cuenta que una enorme parte de los d贸lares entrantes ten铆an prop贸sitos exclusivamente especulativos y, por lo tanto, encerraban un alto grado de volatilidad potencial frente cualquier cambio en el contexto. De hecho, una parte del tan festejado ingreso de capitales no era otra cosa que nueva deuda en d贸lares tomada en el exterior a baja tasa de inter茅s por parte de los bancos brasile帽os para ser colocada en reales en el generoso sistema financiero dom茅stico.

En 2008, como respuesta al crecimiento econ贸mico y a las pr谩cticas ortodoxas en t茅rminos de pol铆tica fiscal, monetaria y cambiaria, las principales agencias de riesgo ascendieron la calificaci贸n de la deuda de Brasil al grado de 鈥渋nvestment grade鈥, novedad que fue largamente celebrada por los adl谩teres del neoliberalismo pero que, en los hechos, ha condicionado desde entonces las decisiones de pol铆tica econ贸mica de Brasil.

Con el deterioro del contexto internacional 鈥搚 en particular a partir de la ca铆da en los t茅rminos de intercambio externo desde 2011鈥 se desaceler贸 el crecimiento, se agudiz贸 el rojo en las cuentas externas (el d茅ficit acumulado en cuenta corriente entre 2011 y 2014 fue cercano a los 280 mil millones de d贸lares) y se detuvo la acumulaci贸n de reservas. Frente a este panorama, se modific贸 la pol铆tica cambiaria y el real comenz贸 un sendero de depreciaci贸n frente al d贸lar, primero moderado y luego profundizado.

Como es obvio, la desaceleraci贸n y posterior estancamiento de la econom铆a complic贸 el frente fiscal y el d茅ficit de 2013 se duplic贸 en 2014 hasta alcanzar el equivalente al 6,7 por ciento del PBI. Sin embargo, es indispensable resaltar que durante todos los a帽os de gobierno del PT el gasto p煤blico corriente se mantuvo por debajo de los ingresos fiscales (es decir, existi贸 super谩vit primario) y que fueron las elevadas tasas de inter茅s las causantes del d茅ficit de las cuentas p煤blicas. Ning煤n pa铆s del mundo con una deuda p煤blica neta moderada como la que tiene Brasil, pr贸xima al 35 por ciento del PBI, paga una cuenta tan alta en intereses financieros (casi el 6 por ciento del PBI al a帽o).

Tras haber apostado al triunfo de la oposici贸n en las elecciones de fines del a帽o pasado, el establishment econ贸mico, y particularmente el sector financiero, ultim贸 al flamante gobierno de Dilma a realizar un fuerte ajuste de los gastos primarios (salarios, jubilaciones, asignaciones sociales, inversi贸n p煤blica) para poder seguir haciendo frente al pago de los elevad铆simos intereses de deuda que enfrenta el Estado. Estas presiones se corporizaron, esencialmente, en la amenaza de un eventual retiro de la calificaci贸n 鈥渋nvestment grade鈥 y una fuga masiva de capitales. Este punto result贸 cr铆tico en un pa铆s que entre 2007 y 2011 acumul贸 una entrada neta de fondos especulativos 鈥搃nversiones de cartera, en la jerga financiera鈥 cercana a los 200 mil millones de d贸lares, cifra que explica el grueso del crecimiento de las reservas durante el per铆odo.

Como respuesta a las presiones, Dilma nombr贸 un gabinete econ贸mico ultraortodoxo, dispuso un fuerte ajuste fiscal y aceler贸 la devaluaci贸n del real. Mienten los economistas argentinos que, con un ojo puesto en la disputa por la pol铆tica cambiaria local, sostienen que Brasil logr贸 devaluar 鈥渆xitosamente鈥. Pese a la devaluaci贸n, entre enero y agosto, los valores exportados por Brasil cayeron un 17 por ciento en relaci贸n al 2014 y la inflaci贸n alcanz贸 su marca m谩s elevada de los 煤ltimos 12 a帽os 鈥揺n el orden del 10 por ciento anual鈥, pese a la pronunciada contracci贸n de la actividad.

Como era de esperar, la inflaci贸n est谩 licuando los salarios, las jubilaciones y las asignaciones sociales de la poblaci贸n, lo cual 鈥揺n conjunto con el ajuste del gasto p煤blico鈥 explica por qu茅 la demanda agregada se reduce a tasas aceleradas y la econom铆a no deja de caer. Dicha ca铆da deterior贸 fuertemente los ingresos fiscales: de un saldo primario positivo de 15 mil millones de reales entre enero y julio de 2014, se pas贸 a un d茅ficit de 9 mil millones de realese en el mismo per铆odo de 2015. En este contexto complejo, el gobierno present贸 el presupuesto para 2016 donde 鈥損or primera vez鈥 se proyecta un saldo fiscal negativo del 0,5 por ciento del PIB. Como respuesta, y pese a todas las concesiones realizadas por el gobierno para evitarlo, la agencia Standard & Poor鈥檚 rebaj贸 el grado de investment grade a la deuda brasile帽a, mientras se aguarda con expectativa la decisi贸n de las otras dos principales agencias calificadoras.

En definitiva, Brasil est谩 atrapado en un c铆rculo vicioso t铆pico del neoliberalismo, signado por la contracci贸n de la actividad, el ajuste del gasto y la inversi贸n p煤blica, una mayor ca铆da de la demanda y la consiguiente profundizaci贸n de la crisis.

* Economistas UBA.

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