Hace 80 años, el 2 de febrero de 1936, fue editado el libro más importante escrito por John Maynard Keynes La TeorÃa General sobre el empleo, el interés y la moneda publicado por la Royal Economic Society Cambridge University Press, que marca el comienzo de lo que se llamarÃa la Revolución Keynesiana.
Se trata del libro de economÃa más importante escrito en el siglo XX, no solo porque critica los fundamentos de la teorÃa economÃa neoclásica, llamada ortodoxa, que dominaba la ciencia económica hasta ese entonces, sino porque propuso un cambio de paradigma alternativo. La TeorÃa General no solo es un libro crÃtico de la teorÃa ortodoxa sino que además contiene nuevas propuestas de polÃtica económica. Abrió nuevas perspectivas y problemáticas en la ciencia económica, tales como la teorÃa del crecimiento económico, la distribución del ingreso y otras como la teorÃa de los precios relativos que aún no han sido exploradas.
Keynes en su obra emitió dos mensajes simultáneos. El primero está dirigido a los economistas académicos ya que enuncia una ruptura con los fundamentos de la teorÃa ortodoxa. El segundo se dirige a quienes deciden las orientaciones de la polÃtica económica: no existe una salida liberal a la depresión, al desempleo y a la deflación si no se aborda y supera el problema del déficit de la demanda efectiva.
A nivel teórico, Keynes refutó la tesis según la cual existe un equilibrio general basado en los equilibrios parciales que se definen en cada uno de los mercados y que se supone fijan un equilibrio único con la plena ocupación de los factores de producción, el trabajo y el capital. La economÃa ortodoxa se queda a mitad de camino porque es incapaz de integrar que existe una interrelación entre los mercados. El nivel del empleo no lo fija el salario sino la demanda de trabajo de las empresas, la cual depende de su cartera de pedidos.
Keynes demostró que el equilibrio general con pleno empleo de los factores de producción es un caso particular, y no general, ya que pueden existir múltiples equilibrios estables con desempleo del capital y del trabajo. Para ello inventó la macroeconomÃa y como lo dice tan bien Skidelsky, uno de sus biógrafos más sagaces, visualizó la economÃa como una cantidad agregada de producción resultado de un flujo agregado del gasto.
Los economistas pasamos asà de analizar la economÃa como una sucesión de equilibrios parciales a estudiar una maquinaria dinámica. En la teorÃa keynesiana, la producción y el empleo dependen del gasto global, lo cual invalida la Ley de Say que afirma que toda oferta crea su propia demanda. Mas simplemente, la idea central es que los ingresos de cada uno de nosotros son los gastos de los otros o si se prefiere que no existe la posibilidad de obtener un ingreso si alguien no ha realizado un gasto. Keynes rompió no solo con el conservadorismo teórico sino también con las recetas conservadoras de la gestión de la economÃa en la medida en que observó que la única posibilidad de salir de un equilibrio con subempleo de los factores de producción tanto del capital como el trabajo era la intervención del Estado a través el gasto publico. Y fue más allá al indicar lo que todas las encuestas muestran hoy, sin excepción, los ricos gastan una proporción de ingreso menor que los otros agentes, lo cual hace que el atesoramiento es un factor de disminución de la demanda y por ende del crecimiento económico. En efecto, en la medida en que el atesoramiento de los más ricos no se traduzca en inversión debido a la incertidumbre entonces la reducción del gasto global se traducirá en una disminución del empleo y en una utilización insuficiente de la capacidad instalada del capital.
La TeorÃa General benefició de condiciones excepcionalmente favorables. Las tensiones polÃticas, el enfrentamiento entre regÃmenes totalitarios y la democracia, se habÃan agudizado con la Gran Depresión de tal suerte que conformarse con las injusticias sociales que imponÃa el liberalismo hubiera sido suicida.
La importancia reconocida de la TeorÃa General debe mucho a su autor. Keynes era un economista reconocido a nivel internacional que planteó una crÃtica razonable al liberalismo durante la Gran Depresión. Era un polÃtico que si bien no participaba en los entretelones de la polÃtica partidaria del Partido Liberal, enfrentado a los conservadores, intervenÃa habitualmente con libros, artÃculos o discursos sobre los temas de gran actualidad económica. Era además un influyente miembro de la comunidad académica, profesor de una de las mejores universidades del mundo en ese momento, Cambridge, que se benefició del apoyo de un grupo de brillantes economistas que formaban el llamado Circus de Cambridge como Richard Kahn, el inventor del multiplicador del empleo, James Meade, Joan Robinson, Roy Harrod el precursor de la teorÃa del crecimiento económico, Piero Sraffa y otros.
Era reconocido por la opinión pública en su paÃs y en el extranjero y además, un influyente miembro del ministerio de economÃa británico, que participó de la planificación del financiamiento de la primera y la segunda guerra mundial. HabÃa representado y representarÃa a su paÃs en las conferencias internacionales, Tratado de Paz en Versailles o Breton Woods. Su posición de académico, administrador y polÃtico le permitió conocer muy de cerca a Roosevelt, discutir con él sobre el New Deal y conocer en detalle la polÃtica financiera de la Reserva Federal que compraba obligaciones de la deuda del Estado, polÃtica inusitada en ese momento, una innovación teórica y practica en la economÃa.
* Bruno Susani. Docteur ès Sciences économiques Université de Paris.
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