La reedición de la crisis internacional gatillada por la situación de insolvencia fiscal en Grecia, que contagió a otros paÃses débiles de Europa, impactó en los mercados bursátiles del mundo. La mayorÃa de las plazas cerró el primer semestre con abultados resultados negativos. En la región se replicó ese mismo comportamiento y, si bien no escapó a la tendencia, el mercado argentino fue el que menos sufrió ese shock externo. Esto se debió a que el proceso de reapertura del canje de deuda generó un microclima que apuntaló las cotizaciones locales. A su vez, la recuperación económica iniciada en los últimos meses del año pasado comenzó a impactar en las ganancias de las empresas, lo que se verificó en el crecimiento de sus dividendos distribuidos.
La volatilidad de los Ãndices bursátiles reflejó en la primera parte del año la incertidumbre sobre la salud de la economÃa global. Las recetas de ajuste que aplican los paÃses europeos se contraponen con las iniciativas de impulso fiscal del otro lado del Atlántico. Esa descoordinación, que quedó en evidencia en la última cumbre del G-20, sumó desconfianza a la posibilidad de que pueda superarse la crisis.
Como resultado, en los primeros seis meses del año los Ãndices europeos se desplomaron. Los más afectados fueron Grecia, que se retrajo 34,7 por ciento, seguido por España (22,4%) y Portugal (16,5%). En Asia, los resultados fueron dispares, aunque también predominaron las bajas. En tanto, las Bolsas americanas –a pesar de una situación menos comprometida que la de Europa– finalizaron el perÃodo con mayorÃa de retrocesos, a excepción de Venezuela, Chile y Colombia. De todos modos, en la comparación interanual, la región es la que mejor se comportó en cuanto a resultados acumulados.
Si bien la Argentina no integra el grupo de paÃses que logró mantenerse al margen de la caÃda generalizada, es una de las que menor impacto recibió, sólo superada por México, Perú y Canadá. El Ãndice de referencia, el Merval, que aglutina a un número reducido de empresas de primera lÃnea, cerró junio con un retroceso acumulado de 5,9 por ciento en el semestre, pero con una ganancia de 37,6 por ciento respecto de igual mes del año pasado, según un informe de la Bolsa de Comercio.
Ese perÃodo estuvo, no obstante, signado por una elevada volatilidad, tanto por factores externos como locales. A los vaivenes internacionales se les sumaron factores internos. Se destacó la discusión por el uso de las reservas del Banco Central para el pago de los servicios de la deuda pública, que ocasionó un ajuste en los precios de los activos bursátiles, influido por la presión de los sectores más conservadores, que pretendÃan seguir disponiendo de esos fondos como reaseguro de sus negocios y para financiar fugas de divisas. La contracara fue la puesta en marcha del proceso de canje de deuda.
A pesar de que el mercado especulaba con un nivel más alto de adhesión de bonistas, el 70 por ciento de aceptación finalmente informado conformó las expectativas y apuntaló los precios. De esta manera, la rentabilidad del Ãndice de bonos que elabora el Instituto Argentino de Mercado de Capitales logró cerrar con una leve alza de 0,5 por ciento. En tanto, el volumen negociado se amplió en un 22,3 por ciento, representando más de la mitad de lo operado en el mercado local.
Además de lo financiero, la mejora en los indicadores económicos del paÃs, que comenzaron a evidenciar una sólida recuperación respecto del año pasado, impactó en la capitalización de las cotizantes. De acuerdo con lo informado por la Bolsa, durante el primer semestre las empresas distribuyeron 5597 millones de pesos en dividendos frente a los 3094 en igual perÃodo de 2009, lo cual significó una mejora del 80,9 por ciento
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