Domingo, 2 de noviembre de 2003
Crecen las exportaciones de frutas frescas
Juntar peras y manzanas
Por Susana D铆az
La producci贸n de algunas econom铆as regionales siguen dando muestras de recuperaci贸n y de aprovechamiento del nuevo esquema de precios relativos. Durante los primeros tres trimestres de 2003 se exportaron frutas frescas por un valor cercano a los 450 millones de pesos, un crecimiento del 13 por ciento respecto de igual per铆odo de 2002. El grueso provino de las peras y manzanas de la regi贸n norpatag贸nica.
El ranking de frutas exportadas lo encabezaron las peras, en sus distintas variedades producidas en el Alto Valle del R铆o Negro. De acuerdo a las cifras certificadas por el Senasa, en el per铆odo se vendieron 322.670 toneladas por 145 millones de d贸lares. Las manzanas, en tanto, que desde hace algunos a帽os fueron destronadas de su lugar de principal exportaci贸n regional, se vendieron por 77,6 millones de d贸lares, un crecimiento interanual del 24 por ciento.
A pesar de que los ingresos de los empresarios de la fruta son ahora en d贸lares, lo que multiplica lo percibido hace apenas dos a帽os, los reclamos que se escuchan en la zona hablan de 鈥減resi贸n fiscal鈥 y 鈥減茅rdida de competitividad鈥. El primer reclamo se sintetiza en la demanda de bajar las retenciones del 10 por ciento 鈥損ues la producci贸n es una cadena agroindustrial que, al trabajo en las chacras, suma el empaque y el enfriado鈥 al 5 por ciento. El segundo, se debe a la lenta pero persistente revaluaci贸n del peso. Luego de que vendieran la cosecha de 2002 con un d贸lar cercano a los 4 pesos, resulta duro adaptarse a uno de 2,90.
Cabe destacar que una de las herencias de la d茅cada del 90 en la regi贸n fue la consolidaci贸n de un proceso iniciado en los 鈥70: la concentraci贸n de la propiedad de la tierra. El chacarero, generalmente inmigrante europeo o descendiente en primera generaci贸n, ya no se cuenta entre los sujetos caracter铆sticos de la vida econ贸mica regional. La producci贸n pas贸 a ser controlada por unas pocas empresas comercializadoras, de las cuales una sola opt贸 por la integraci贸n vertical. Lo llamativo, sin embargo, es que la tarea de cuidado del monte frutal comienza lentamente a volver al chacarero, en muchos casos empleado por la gran empresa. La faz estrictamente agraria del proceso productivo se mostr贸 reacia a la gesti贸n a escala. Los empacadores y exportadores optaron en consecuencia por el abandono de los riesgos y sinsabores de la producci贸n primaria, afectada, por ejemplo, por heladas y granizos, para concentrarse en lo que mejor saben hacer: comprar y vender.
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