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La 煤ltima rabieta del campo hab铆a sido por el aumento de 4 puntos en las retenciones a la soja para crear un fondo de subsidio a la materia prima de algunas agroindustrias. Justo al d铆a siguiente del anuncio, el aumento de los precios internacionales se comi贸 la suba impositiva. No importa: para algunos, el incremento en las retenciones fue la gota que rebas贸 el vaso. Enfrascados en sus internas, dos de las cuatro entidades del agro, que en teor铆a representan intereses distintos, amenazaron con un paro. At贸nita, la sociedad no agropecuaria se preguntaba por qu茅 tanto enojo en un per铆odo de expansi贸n. El tambaleante secretario del 谩rea, Miguel Campos, a quien desde el n煤cleo duro kirchnerista le hab铆an quitado sustentaci贸n desde hace tiempo, termin贸 de caer. Las interpretaciones inmediatas afirmaron que la salida de Campos represent贸 鈥渦n gesto鈥 hacia el sector. Basta un breve repaso de los antecedentes de Javier de Urquiza para comprender que, en realidad, el recambio no respondi贸 a la coyuntura.
En su ya viejo despacho de Agricultura, el que ocupaba como subsecretario de Ganader铆a, hab铆a dos retratos que seguramente ya estar谩n colgados en su nueva oficina; el de un ping眉ino y otro junto al presidente, con fondo de glaciar. La relaci贸n, sin embargo, hab铆a empezado en tribunas opuestas. De origen radical, De Urquiza enfrent贸 a Kirchner como candidato a vicegobernador en 1991. Pero su arribo a la pol铆tica, antes que partidario, fue desde su lugar como productor de ovinos y dirigente rural. Entre 1987 y 1994 fue presidente de la Federaci贸n de Instituciones Agropecuarias de Santa Cruz, entidad que fue miembro de CRA hasta 1990. En ese a帽o, De Urquiza, m茅dico veterinario, asumi贸 como presidente del Consejo Regional Patagonia Sur del INTA.
Por esos tiempos sol铆a enfrentarse al titular de Agricultura provincial, Carlos Cheppi, el actual presidente del INTA. El futuro destino com煤n en el escenario nacional era dif铆cil de imaginar, pero el acercamiento empez贸 enseguida. En 1994, Kirchner nombr贸 al l铆der estanciero interventor del Consejo Agrario Provincial de Santa Cruz, cargo que ejerci贸 hasta 1998.
Cuando Kirchner asumi贸 en Naci贸n, los nombres que sonaban para ocupar la Secretar铆a de Agricultura eran dos: Cheppi y De Urquiza. 鈥淨uiero el INTA鈥, le dijo Cheppi al Presidente. De Urquiza se qued贸 con una subsecretar铆a y le dijeron que esperara. Es probable que Campos deba agradecer la larga espera de su reemplazante a la f茅rrea oposici贸n a su gesti贸n de las entidades del agro. El Presidente puede poner candidatos de las corporaciones, pero no le gusta que las corporaciones le saquen funcionarios.
Desde que asumi贸 como subsecretario, De Urquiza siempre se sinti贸 secretario. Ningune贸 a Campos cada vez que pudo, pas谩ndolo por encima en su relaci贸n con el sector. Entre los datos de color m谩s conocidos se destaca el enfrentamiento f铆sico con su ahora derrotado rival. La gente de Campos dice que el pulcro ex secretario le peg贸 una trompada. La de De Urquiza afirma en cambio que fue este 煤ltimo quien lo 鈥渁garr贸 del cogote鈥 a Campos. En terreno neutral se habla del vuelo de un pesado cenicero. Fue a fines de 2005, en una reuni贸n que supuestamente era para limar asperezas. Qu茅 sucedi贸 realmente lo saben s贸lo los testigos directos, pero de lo que no hay dudas es de que la relaci贸n nunca fue la de jefe y subordinado.
Estanciero con muchas hect谩reas en la zona de R铆o Chico, oriundo de la peque帽a localidad de Gobernador Gregores y dirigente agropecuario, los ganaderos siempre lo consideraron uno de los suyos. Lo llaman 鈥淓l Vasco鈥, lo que queda muy a tono con las alcurnias de los linajes del campo local. Tal vez por esta pertenencia, real o imaginaria, es que desde la oligarqu铆a m谩s rancia lo acusaron de 鈥渢raidor鈥.
Hacia adelante s贸lo resta ver a cu谩l de sus or铆genes De Urquiza permanecer谩 m谩s fiel. Por ahora, seg煤n mostr贸 la reuni贸n del jueves en Casa de Gobierno, todo fue sonrisas y halagos para el nuevo secretario. El gesto hacia el sector, si tal cosa existi贸, ya termin贸. De retenciones, el centro de la discordia, nadie habl贸. Finalmente, quiz谩s en el actual per铆odo de expansi贸n el campo s贸lo necesite un poco de contenci贸n.
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