Ciccra, una de las cámaras que representan a los frigorÃficos –quizá el sector más beneficiado por la actual polÃtica para el sector cárnico– presentó en su último informe mensual un sombrÃo panorama sobre el futuro de la evolución del stock bovino basado en los números oficiales de producción. Luego de detallar que la faena sigue en leve aumento –2,2 millones de cabezas faenadas significaron una expansión del 3,5 por ciento en el primer bimestre del año–, agregó que en febrero la matanza de hembras creció el 31,3 por ciento. El relajamiento de la exigencia de peso mÃnimo de 280 a 240 kilos se hizo sentir sobre las terneras, que aportaron el 48,8 por ciento del incremento interanual del sacrificio de hembras. De esta manera, “las estadÃsticas oficiales ratificaron que en los primeros meses del año continuó el proceso de liquidación de vientres iniciado en el último trimestre de 2006â€.
Por otra parte, las ventas al exterior cayeron el 20,1 por ciento en comparación con el primer bimestre de 2006, dato esperable pues en aquel perÃodo no existÃan todavÃa restricciones. Dada la naturaleza de las limitaciones, las principales ventas afectadas fueron las de cortes extra-Hilton, que cayeron el 40 por ciento. En divisas la caÃda fue bastante menor: 10,7 por ciento. La cifra responde a la mayor participación de los cortes de alta calidad en el total exportado, pero también al aumento de los precios internacionales. El crecimiento de los valores promedio fue del 11,8 por ciento y se ubicó en 2945 dólares FOB por tonelada. El informe detalla que los precios actuales de los cortes Hilton, de los congelados y frescos extra-Hilton y de las menudencias-vÃsceras resultaron superiores a los de igual perÃodo del año pasado: 18,0, 14,6 y 34,1 por ciento, respectivamente.
En base a esos números puede concluirse que el panorama futuro del mercado cárnico sigue siendo explosivo: se acentuará la escasez futura de la oferta por la liquidación de vientres en un contexto de aumento de la demanda externa e interna. Haber renunciado a medidas para impedir la disminución de stocks pensando en los precios de corto plazo podrá tener un costo futuro muy superior a los beneficios conseguidos hasta ahora. Y ello a pesar del aumento paralelo del consumo interno, que registró una suba interanual en el bimestre en cuestión del 8,8 por ciento. Medido per cápita en febrero pasado el consumo alcanzó los 63,1 kg/año, 3 por ciento más que un año antes.
El segundo punto, que surge inmediatamente de la observación de las cifras, es el de los mecanismos de distribución de los costos y beneficios de esta situación. El pedido de una de las entidades del campo esta semana por “sincerar los precios de la carne†deberÃa tomarse como una nueva señal de alerta. Indica que los controles están afectando la distribución al interior de la cadena sectorial en detrimento del productor primario, a la vez que no benefician suficientemente al consumidor. En este contexto no deberÃa extrañar que Ciccra haga malabares para relativizar los aumentos de los precios internos. Según la entidad empresaria, los valores pagados por los consumidores locales sólo subieron el 4 por ciento durante el perÃodo bajo análisis, bien por debajo del IPC. A su vez, la suba es caÃda cuando se la compara con el resto de la canasta alimentaria, es decir con la parte del IPC que más aumentó.
La conclusión es que en una economÃa con mercados oligopólicos los controles de precios pueden ser uno de los instrumentos adecuados para contener la apropiación de rentas extraordinarias por parte de determinadas empresas, sea a costa de los consumidores o de los integrantes más débiles de los circuitos productivos sectoriales. Acordar con esta necesidad no deberÃa significar persistir en el uso de instrumentos cuyos resultados parecen alejarse de los inicialmente propuestos. Finalmente uno de los objetivos centrales de la polÃtica económica deberÃa ser fortalecer la producción. Este interés, bajo ciertas circunstancias, puede restringirse en función de necesidades sociales más amplias, como el consumo. Bajo esta perspectiva, el equilibrio entre producción y consumo se convierte en parámetro de eficiencia de la polÃtica económica. Este equilibrio es el que podrÃa no estar funcionando en el mercado de la carne. En este marco, la profusión de subsidios cruzados sólo agrega desprolijidad sistémica y un nuevo factor de puja en la relación campo-gobierno.
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