Visto desde la 贸ptica empresaria, el principal problema de la relaci贸n campo-Gobierno se vincula con cuestiones impositivas y restricciones al comercio exterior. Visto desde el Ministerio de Econom铆a, el problema es muy distinto. Consiste en c贸mo evitar que los altos precios internacionales de los productos agropecuarios se traduzcan en aumentos de precios internos. La Argentina atraviesa un contexto de precios internacionales muy favorables para muchas de sus exportaciones. El problema, nada nuevo para los investigadores locales, es que buena parte de los productos exportables tienen un peso importante en la canasta de consumo.
El 铆ndice de precios de las materias primas (IPMP) de mayo 鈥揹ifundido esta semana por el Banco Central鈥 mostr贸 para el quinto mes del a帽o una suba interanual del 18,2 por ciento. Aunque el 铆ndice incluye petr贸leo y cobre, la clave del aumento fue la evoluci贸n de los precios agr铆colas. En particular se destacaron las subas en los valores del ma铆z, con un significativo 46,2 por ciento interanual, de los pellets y aceite de soja, con 30,3 y 34,0 por ciento, respectivamente, lo que junto con el trigo y los porotos de soja contribuyeron a explicar 16,7 puntos porcentuales del alza del indicador. De esta manera el IPMP se encontr贸 en mayo un 51,4 por ciento por encima de su promedio hist贸rico. Otros bienes complicados en materia de precios, como l谩cteos y carnes, no son estrictamente materias primas, aunque s铆 parte de estas exportaciones con valores crecientes y con origen en complejos agroindustriales basados en la producci贸n agropecuaria.
Desde la devaluaci贸n, el mecanismo virtuoso (por su contraparte de ingresos) para desvincular los precios externos de los internos fueron las retenciones. Con el paso del tiempo, la evoluci贸n sectorial de los valores comenz贸 a mostrar las limitaciones del esquema y la imposibilidad de seguir recost谩ndose en este 鈥渆stabilizador autom谩tico鈥, salvo que se acepten niveles de conflictividad creciente con los productores primarios. El pasado enero se decidi贸 dar un segundo paso creando una suerte de Fondo Compensador de los precios de los alimentos financiado con aumento de retenciones a la soja. Este Fondo signific贸 dar lugar a una estructura de subsidios cuyos resultados sobre la evoluci贸n de precios es hoy de dif铆cil precisi贸n, aunque el term贸metro social, ya no el del Indec, estar铆a mostrando nuevas limitaciones.
En un trabajo del Centro de Investigaci贸n en Econom铆a Pol铆tica y Comunicaci贸n de la Universidad Nacional de La Plata difundido esta semana, el economista Pablo Lavarello avanza en esta l铆nea proponiendo un tercer paso. Sostiene que el mix de instrumentos ortodoxos 鈥揺sterilizaci贸n y super谩vit fiscal鈥 y heterodoxos 鈥揳cuerdos de precios en mercados oligop贸licos y subsidios鈥 habr铆a encontrado un l铆mite de efectividad en los mercados de alimentos. La raz贸n, sugiere, debe buscarse en la formaci贸n de precios 鈥渁guas abajo鈥 del punto en que se otorga el subsidio.
Si bien Lavarello acuerda en esencia con la pol铆tica gubernamental en materia de transferencias, sostiene que la falta de seguimiento y penalizaciones estar铆an atentando contra el potencial efecto estabilizador del mecanismo. En particular en las etapas m谩s pr贸ximas a la venta final. La investigaci贸n propone, entonces, que los subsidios sean acompa帽ados 鈥減or una pol铆tica m谩s sist茅mica y generalizada de acuerdos de precios de los alimentos finales鈥 que incluya 鈥渦n sistema de seguimiento y penalizaci贸n que pueda captar a aquellos empresarios que aprovechen el subsidio para aumentar su rentabilidad a costa de los productores agr铆colas y la poblaci贸n en su conjunto鈥. En otras palabras, un control m谩s eficiente de la formaci贸n de precios que ponga la mira en todos los eslabones de la cadena.
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