El tipo de cambio competitivo, o d贸lar caro para el mercado interno, fue uno de los pilares de la recuperaci贸n de la actividad econ贸mica en la post-convertibilidad. La afirmaci贸n es a esta altura ret贸rica, pero es necesario reconsiderarla en el presente, cuando el abundante ingreso de d贸lares proveniente de las exportaciones de la nueva supercosecha constituye uno de los fundamentos que permite continuar apreciando el peso, abaratar el d贸lar, como cuasi 煤nica estrategia de control de precios internos. Este abaratamiento y los d贸lares del agro son los que, en 煤ltima instancia, financian el crecimiento de las importaciones y el consumo.
Aunque las exportaciones locales crecieron en diversificaci贸n, con un leve aumento en la participaci贸n de las MOI (Manufacturas de Origen Industrial), dos tercios de las ventas externas son todav铆a Combustibles y Energ铆a, Productos Primarios y MOA (Manufacturas de Origen Agropecuario). Esta composici贸n del comercio exterior es tan conocida como la citada recuperaci贸n basada en el d贸lar caro, pero tambi茅n es 煤til recordarla en el presente, pues resulta clave por sus efectos multiplicadores y redistributivos en el mercado interno. Sucede que el grueso de estas exportaciones tienen, en el momento de la producci贸n, muy bajos requerimientos de mano de obra directa, mal que le pese al ej茅rcito de legitimadores duchos en describir las demandas de empleo de los servicios conexos.
Por lo tanto, cuando se habla de la recuperaci贸n de la post鈥揷onvertibilidad basada en el d贸lar caro se realiza una generalizaci贸n que hace perder de vista los matices. Matices vinculados, precisamente, con los complejos regionales de base agraria que, a diferencia de la zona n煤cleo, s铆 son mano de obra intensivos.
Si bien todos los exportadores recibieron un importante beneficio cambiario a partir de 2002, es altamente probable que las actividades de la zona n煤cleo, los cultivos tradicionales de cereales y oleaginosas, se hubiesen expandido de todas maneras en la primera d茅cada del siglo XXI. Ello es as铆 porque la clave del crecimiento fueron los altos precios internacionales, y la devaluaci贸n de fines de 2001 fue s贸lo un trampol铆n. De hecho, el d贸lar barato de los 鈥90 no impidi贸 el desarrollo del sector, como bien lo muestra la historia del complejo sojero.
No obstante, la salida de la convertibilidad dio lugar a un crecimiento econ贸mico m谩s equilibrado para el conjunto de las regiones. No s贸lo floreci贸 la zona n煤cleo sino el conjunto de las econom铆as regionales extrapampeanas que, a diferencia de la primera, s铆 registran un componente importante de mano de obra por cada d贸lar exportado. A posteriori es posible decir que este crecimiento tuvo limitaciones en materia de desarrollo local, lo que no es un dato menor, pero lo que no puede negarse es el crecimiento efectivo.
Por cuestiones de identidad de clase, simple gorilismo o falta de visi贸n estrat茅gica, muchas de las peque帽as oligarqu铆as del interior se sintieron identificadas con los reclamos impositivos que a partir de 2008 impulsaron, con el cuchillo en los dientes, sus pares de la zona n煤cleo.
Hoy, el agro pampeano, aunque no baja banderas anti-retenciones ni sus lamentos, est谩 tranquilo, menos crispado que en 2008-2009. Las peque帽as oligarqu铆as extrapampeanas, en cambio, est谩n muy preocupadas. Lo que quedaba de colch贸n cambiario es erosionado por los costos de la mano de obra, ese dato marginal en la zona n煤cleo, y los mercados de destino est谩n golpeados por sus propias crisis, lo que al lejano Sur del planeta llega de la mano de la ca铆da del euro frente al d贸lar. No son pocos quienes hoy comienzan a pensar en la necesidad de 鈥減lanes de competitividad鈥 sectoriales.
Puede que, como sostienen desde el Ministerio de Econom铆a, no haya riesgos sist茅micos en mantener las tendencias del actual esquema cambiario, pero como ense帽贸 la d茅cada del 鈥90, el del tipo de cambio es un espacio en el que convendr铆a no acumular tensiones. El riesgo en juego es, en el corto plazo, el freno de las econom铆as regionales extrapampeanas y en el mediano, adentrarse en la posibilidad futura de ajustes traum谩ticos. Claro que una cosa es decirlo y otra, muy distinta, ver cu谩l es el men煤 de opciones que hoy ofrece la macroeconom铆a, y elegir
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