La semana pasada, la C谩mara de Diputados de la Naci贸n dio media sanci贸n a una ley que tiene por objeto 鈥減romover la radicaci贸n y creaci贸n de los establecimientos necesarios para la instauraci贸n de un R茅gimen de Envasado en Origen de la Yerba Mate en la Regi贸n Productora鈥, es decir, en las provincias de Misiones y Corrientes.
El proyecto de ley, que volvi贸 al Senado por algunas modificaciones hechas en la C谩mara baja, establece que las empresas que actualmente cuentan con plantas envasadoras fuera de la Regi贸n Productora tendr谩n 5 a帽os para radicar sus plantas en Corrientes o Misiones. La excepci贸n fue ampliada para el caso de las mezclas con hierbas (siempre que 茅stas representen al menos el 30 por ciento del producto final) y para quienes elaboran la yerba en saquitos, que podr谩n mantener su lugar de envasado, pero no incrementar su capacidad instalada actual fuera de la Regi贸n Productora.
Entre los argumentos esgrimidos por los senadores que impulsaron esta norma (3 por Misiones, 1 por Corrientes) se destaca que 鈥渓as provincias productoras de yerba mate a煤n siguen viendo c贸mo se llevan su yerba mate para envasarla en grandes centros urbanos, ofreci茅ndola a precios viles, con una dudosa calidad y envases que no alientan la compra鈥. Estos argumentos reflejan claramente que la prohibici贸n de envasar fuera de la Regi贸n Productora est谩 vinculada con la capacidad de determinar el precio de venta del producto elaborado, lo que junto con la exigencia de relocalizaci贸n tendr谩 un efecto sobre el grado de concentraci贸n de la etapa industrial de la cadena de valor de la yerba mate.
Una pregunta que surge de estos argumentos es 驴qui茅n paga un precio vil por la yerba mate? Los consumidores pagan a los comerciantes no menos de 43 pesos por kilo de yerba mate (promediando todos los envases); los supermercados pagan a las industrias alrededor de 20 pesos por kilo, puesta sobre cambi贸n en origen; los molinos pagan a los productores 4,2 pesos el kilo de hoja verde puesta en f谩brica, y los tareferos (obreros que hacen la cosecha) reciben entre 0,6 y 0,8 pesos por kilo de hoja verde cosechada, seg煤n la zona y la necesidad de trabajo. Vale la pena un debate m谩s profundo acerca de qui茅n recibe por lo suyo un precio vil.
M谩s all谩 de las variaciones obvias entre marcas, empresas y comercio, los n煤meros reflejan que el diferencial de precios de la etapa de distribuci贸n genera claros incentivos para la existencia de firmas que se dedican a envasar y comercializar el producto. De hecho, algunos supermercados aprovechan esta situaci贸n y venden la yerba con marca propia, colocando diferentes opciones de envases, a pesar de la escasa diferenciaci贸n en calidad del producto. Si de 43 pesos que paga el consumidor, m谩s del 50 por ciento se lo lleva el comercio, se comprenden los incentivos econ贸micos al envase de yerba y la proliferaci贸n de marcas.
La iniciativa parlamentaria hace 茅nfasis en los intereses corporativos y elude los problemas de fondo que afectan el inter茅s de la poblaci贸n en general. Esto es, el grado de incidencia que tiene la concentraci贸n econ贸mica (tanto en la industria como en la etapa de distribuci贸n) sobre todos los actores del encadenamiento productivo y, obviamente, sobre el p煤blico consumidor. El abuso del poder de mercado no tiene jurisdicci贸n provincial ni reconoce federalismo alguno. Por cierto, si no se encara el problema desde el conjunto de la comunidad, los extremos de la cadena seguir谩n siendo los m谩s perjudicados, pagando cada vez m谩s caro un kilo de yerba, o recibiendo proporcionalmente cada vez menos por el trabajo de cosecha.
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