Desde Rafaela
鈥淓l Festival de Teatro de Rafaela (FTR) es una experiencia 煤nica鈥, le hab铆an anticipado a esta cronista quienes manejan la prensa del evento en la Ciudad de Buenos Aires. As铆 fue. Los que dicen que es uno de los mejores festivales de teatro del pa铆s seguramente no exageran. En la novena edici贸n, que se extendi贸 desde el martes hasta el domingo, se vieron en La Perla del Oeste, capital provincial del teatro, obras de calidad y de lo m谩s variadas en contenidos y est茅ticas, para todas las edades. El p煤blico rafaelino abraz贸 la propuesta de la Secretar铆a de Cultura de la ciudad, con cogesti贸n del Instituto Nacional del Teatro y del gobierno provincial. Muchas de las m谩s de setenta funciones se hicieron con localidades agotadas. Hubo record de espectadores en comparaci贸n con ediciones anteriores: 16 mil personas asistieron a los espect谩culos que ocurr铆an al aire libre, en una carpa de circo, el Club de Autom贸viles Antiguos y teatros, en una ciudad de 100 mil habitantes.
En las apacibles calles rafaelinas, el tema de conversaci贸n era el festival de teatro. Los lugare帽os lo vienen recibiendo con mucho gusto, al punto de que hay quienes se toman vacaciones durante la semana del festival para asistir a todas las funciones. Era llamativo ver tanto entusiasmo. El p煤blico 鈥揹istinto al porte帽o, que est谩 hiperhabituado a ver teatro鈥 aplaud铆a en los apagones y se re铆a de manera contagiosa. Obras que en territorio porte帽o se han vivido 铆ntegramente como dramas, por ejemplo Todo verde, de Santiago Loza, aqu铆 adquirieron otro tipo de resonancias. Muchas funciones terminaron con aplausos de pie. Todo ello hac铆a reflexionar sobre la econom铆a del afecto y del deseo que esta disciplina pone en juego. En los espacios no convencionales que eran sede del festival, como el Club de Autom贸viles Antiguos, la gente temblaba de fr铆o (polar), pero se la bancaba y miraba hacia el escenario con la bufanda tap谩ndole la mitad del rostro.
En cuanto a los espect谩culos, hubo de todo: circo, comedias, dramas, teatro de imagen, de sombras, danza-teatro, teatro pol铆tico, de objetos, musicales... Quien est谩 a la cabeza de este festival, Marcelo Allasino, secretario de Cultura de la ciudad, es un hombre de teatro. Antes de la gesti贸n p煤blica se desempe帽贸 como actor, director y docente en La M谩scara, una de las salas que abri贸 sus puertas para el acontecimiento. La mirada de Allasino (y su equipo) sobre el teatro en particular, y sobre la cultura en general 鈥揵rind贸 un en茅rgico discurso en la inauguraci贸n, en el que propuso la creaci贸n de una escuela estatal de teatro para la ciudad鈥, tiene mucho que ver con los prop贸sitos y caracter铆sticas del FTR. En una charla que mantuvo con P谩gina/12, subray贸 que la prioridad en la selecci贸n de la programaci贸n es la calidad. Y es verdad que la mayor铆a de los espect谩culos ha dejado buenas impresiones.
El p煤blico se emocion贸 con los hermosos mon贸logos de Santiago Loza, Todo verde y La mujer puerca, dirigidos por Pablo Seijo y Lisandro Rodr铆guez, respectivamente, y con las actuaciones de Mar铆a In茅s Sancerni y Valeria Lois. Tambi茅n se recibi贸 muy bien la extraordinaria Greek, de Steven Berkoff y con notable direcci贸n de Anal铆a Fedra Garc铆a. Se present贸 tambi茅n Agamen贸n, volv铆 del supermercado y le di una paliza a mi hijo, de Rodrigo Garc铆a y con direcci贸n de Emilio Garc铆a Wehbi. El fundador de El Perif茅rico de Objetos present贸 un libro, Botella en un mensaje. Tambi茅n gustaron mucho Cachafaz, de Copi y con direcci贸n de Tatiana Santana y actuaciones destacadas de Emilio Bardi y Claudio Pazos; y la fresca Villa Arg眉ello, de la joven Celia Arg眉ello Rena, que recrea con la danza y el teatro el universo del cuarteto cordob茅s. Imposible nombrar todo, pero hubo mucho y del bueno: treinta y una obras. Tambi茅n pasaron por el festival el director Bernardo Cappa, con La verdad, obra que plantea una reflexi贸n sobre la construcci贸n de las ficciones; Rafael Spregelburd, con Ap谩trida; Paula Marull, con Vuelve; Gerardo Hochman, con Travelling; y Virginia Innocenti, quien recibi贸 una ovaci贸n con Dijeron de m铆, dirigida por Luciano Suardi, en la que la actriz encarna a la gran Tita Merello. En tiempos preelectorales, en una ciudad empapelada de afiches, el teatro pol铆tico de C贸rdoba dijo presente con Operativo Pindapoy, que versa sobre el secuestro de Aramburu y se pregunta qu茅 es la justicia.
La nota humor铆stica la dio Othelo, de Gabriel Chame Buend铆a. Emocion贸 Pan, que lleg贸 desde Temperley, del Teatro de las Nobles Bestias, con direcci贸n de Alfredo Badalamenti. Se mostr贸 tambi茅n en Suardi y en Ramona, subsedes del festival. En la programaci贸n hubo m谩s bien producciones porte帽as, aunque llegaron elencos de C贸rdoba, Mendoza (con Javiera), Mar Azul (El desastre contin煤a), Tigre (Quiz谩 quiso decir), Rosario (Las hijas del rey Lear) y Montevideo (Trinidad Guevara).
Hasta ac谩, lo que estaba al alcance de la mano, lo m谩s visible del festival, lo que estaba en la superficie: las funciones en el Lasserre, La M谩scara, el Club de Autom贸viles Antiguos y el Centro Cultural Municipal. Del teatro suele decirse que es un fen贸meno burgu茅s. En cierta medida, el FTR13 rompi贸 con tal condici贸n. No solamente porque las entradas se vend铆an a precios muy bajos (por 10 pesos se pod铆a ingresar a la carpa de circo instalada en las inmediaciones de la estaci贸n de trenes, y por 30 pesos a las salas) sino, tambi茅n, porque hab铆a funciones gratuitas en centros vecinales de distintos barrios. Ah铆, en los mal llamados 鈥渕谩rgenes鈥, pasaban otras cosas. Ah铆 el teatro no fue, de ninguna manera, un fen贸meno burgu茅s. En esos barrios gener贸 una revoluci贸n. Los chicos improvisaban una primera fila en el piso. Por otro lado, la carpa de circo, novedad de esta edici贸n, estuvo casi siempre repleta, con espect谩culos como H2Olga, Rodando a Saco, Mucho m谩s que circo y Krukivas. La llenaban ni帽os y tambi茅n adultos. 鈥淓l arte es la herramienta m谩s potente de transformaci贸n social, junto con la educaci贸n鈥, sostuvo Allasino. Por la ma帽ana, a las once, la carpa de circo ofrec铆a funciones gratuitas para instituciones que desarrollan un trabajo de corte social con ni帽os.
鈥淰i una funci贸n para escuelas, instituciones especiales, organismos espec铆ficos y otras tantas definiciones que les ponemos a los espacios ocupados por los marginados, los que nadie quiere mirar, los corridos, los desdentados, los feos, los cojos, los negros de mierda, los que estorban鈥, cont贸 el director Lisandro Rodr铆guez, due帽o del porte帽o Elefante Teatro. 鈥淟a gente se agolpaba ansiosa para entrar, casi desesperada. El circo es un espacio precioso, tantas veces olvidado. Lona, ca帽o, madera, tierra y lamparitas. Todos deber铆amos hacer funciones en esa carpa. Tuve deseos de hacer La mujer puerca ah铆. Quer铆a que esas risas fueran m铆as. Esa era la verdad, toda la verdad: la ofrenda, el rito, el trapo, el gorro, la bandera, la vincha, la grieta, el humor, la distancia, la sordidez, lo encantado鈥, relat贸 el director. Esa misma ma帽ana, Rodr铆guez vio c贸mo un nene se tapaba desesperadamente los o铆dos al comienzo de la funci贸n. Era hipoac煤sico. 鈥淟a madre o tutora lo abrazaba, lo cubr铆a con todo su cuerpo y m谩s, ofreci茅ndole amparo. Con el correr de la funci贸n, algo de ese dolor fue cediendo.鈥 El nene decidi贸 quedarse en el circo.
Es arbitrario incluir el testimonio de un solo director, considerando que hab铆a una treintena, pero Rodr铆guez tuvo la oportunidad de registrar un episodio valioso y significativo de un festival tan inabarcable, en el que suced铆an tantas cosas simult谩neamente y no bastaban dos ojos para tener una percepci贸n completa. El domingo, en el acto de cierre, Allasino celebr贸 que en esta novena edici贸n se hab铆an superado todas las expectativas.
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