隆Qu茅 prestancia ese chico!鈥, opina una se帽ora desde atr谩s, a la izquierda. Inmediatamente despu茅s, desde la derecha un se帽or mayor le dice a otro: 鈥溌縑os viste las colas que tienen estas chicas?鈥. Se suceden luego comentarios m谩s procedentes sobre las virtudes coreogr谩ficas de tal o cual pareja, los antecedentes de cada competidor y las preferencias personales. Como en la cancha, el espectador atento al audio popular puede vivir esa otra dimensi贸n del juego propuesto por el Campeonato Mundial de Baile de Tango, este a帽o en su s茅ptima edici贸n. Organizado por el Gobierno de la Ciudad, el torneo se divide en dos categor铆as: Sal贸n (el tango social, ese que a diario se cultiva en las milongas) y Escenario (el m谩s vistoso y ecl茅ctico, que se despliega en los espect谩culos), ambas con un primer premio de $15.000.
La final de Tango Sal贸n, disputada anteanoche en el Luna Park entre 45 parejas, coron贸 por primera vez a un binomio extranjero: el de los japoneses Hiroshi y Kyoko Yamao, dos caras conocidas porque ya hab铆an participado en otras cuatro ediciones del Mundial. En 2007 hab铆an llegado a ubicarse terceros en Sal贸n y sextos en Escenario. De 39 y 35 a帽os, respectivamente, los Yamao dan clases juntos desde hace tres a帽os y tienen su propio estudio de baile en Tokio. Al ser consultados sobre los docentes que los formaron, no dudaron en mencionar a Carlos y Rosa P茅rez, Fabi谩n Peralta y Valentina Villarroel. Todos nombres que hablan de un gusto por las formas m谩s tradicionales, lo mismo que las milongas que eligen para ir a bailar cuando visitan Buenos Aires: Sunderland, La Baldosa y Glorias Argentinas. 鈥淧ara nosotros el valor del tango es que permite que la gente se encuentre. Si bien dos desconocidos pueden lograr un buen baile, ser pareja en la vida permite lograr mucho m谩s鈥, dijo 茅l, int茅rprete mediante, ya en camarines luego de la euforia de la premiaci贸n. Con un estilo prolijo, musical y fluido pero m谩s austero que el de otros a帽os, los nipones se impusieron en una final relativamente chata, con bailarines que luc铆an como contenidos por los nervios o, acaso, conscientes del gusto por la sobriedad que viene mostrando el jurado en los 煤ltimos a帽os o de una pol茅mica disposici贸n que anula las notas m谩s altas y bajas de cada participante, esas que se consiguen asumiendo riesgos m谩s que cuid谩ndose.
El segundo puesto fue para los colombianos Edwin Le贸n y Jenifert Arango Agudelo, en tanto result贸 tercera la pareja italoargentina de Dami谩n Mari帽o y Sara Parnigoni. Considerando que la cuarta pareja fue la de los italianos Mauro Zompa y Sara Masi (habitu茅s de las finales, adem谩s de mimados por el p煤blico) y la quinta otra binacional, de los diez bailarines mejor ubicados, ocho fueron extranjeros. Los otros preferidos de la multitud fueron los rusos Andrey Panferov y Natalia Alyushkina, elegantes int茅rpretes de una m煤sica que mostr贸 variantes respecto de la habitual.
Los shows que amenizaron la espera del fallo tampoco tuvieron la fuerza de otros a帽os, en parte por la ausencia por razones de salud de Chico Novarro, quien en los planes figuraba como part铆cipe de un homenaje a su obra. Lo 煤nico que se escuch贸 de 茅l fue 鈥淐onvencernos鈥 en la voz una Julia Zenko que vino en frasco chico, ya que a continuaci贸n se despidi贸 con 鈥淵o soy Mar铆a鈥. La acompa帽贸 un septeto liderado por el pianista Jos茅 鈥淧epo鈥 Ojivieki que tambi茅n sirvi贸 de marco instrumental para el tramo que levant贸 el promedio emotivo de la noche: la interpretaci贸n de 鈥淏alada para un loco鈥 por Amelita Baltar en el mismo recinto en el que ella misma la hab铆a defendido como cantante en un concurso de nuevas composiciones hace 40 a帽os. El otro gran acierto de los programadores fue la exhibici贸n simult谩nea de quince parejas de milongueros mayores en una ronda que el estadio (cubierto en un 90 por ciento) supo festejar con una larga ovaci贸n. El resto de la espera la domin贸 la joven bailarina Johana Copes, eje de un grupo de cinco parejas para un ajustado trabajo colectivo.
Las 煤ltimas im谩genes de la noche volvieron a dejar un sabor agridulce. Como en otras instancias del Festival y del Mundial, el ministro de Cultura de la Ciudad, Hern谩n Lombardi, se sinti贸 obligado a intervenir para decir poco y nada sobre un evento que, si bien es verdad que se mantiene saludable, se cre贸 y consolid贸 en gestiones anteriores. A continuaci贸n, los firuletes inspirados, ya m谩s relajados, de Hiroshi y Kyoko limpiaron el paladar con una exhibici贸n de festejo en medio de la coreograf铆a preparada especialmente para la ocasi贸n por Aurora L煤biz y Johana Copes. Pero la postal m谩s elocuente de los campeones fue la del estribo, cuando ambos se acercaron al borde del escenario y, tomados de la mano, inclinaron el torso hacia delante en ese t铆pico gesto oriental de reverencia, prolongado esta vez durante medio minuto. El tango y Jap贸n tienen un nuevo motivo para seguir enamorados.
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