Desde Córdoba
Cumplida la tercera jornada del Festival Internacional del Mercosur, ya se presentaron los tres elencos extranjeros que en breve debutarán en Buenos Aires, en el marco del FIBA. La primera noche, en el imponente Teatro San MartÃn de la capital cordobesa, tuvo su primera función la compañÃa Les Ballets C de la B, procedente de Gantes, Bélgica. La obra se llama Patchagonia, último paisaje y la particularidad de este estreno para el público local es que su directora, Lisi Estaras, es cordobesa. Desde hace trece años que trabaja en esta misma compañÃa, a las órdenes de Alain Platel, con quien estrenó, entre muchos otros trabajos coreográficos, Iets op Bach y Wolf. No es la primera vez que Estaras visita el festival cordobés: dos ediciones atrás, junto a Constanza Macras (también cordobesa y residente en Alemania), participó de la programación con Cocina erótica, una suerte de performance que tuvo su mejor función cuando se presentó en la cárcel de mujeres de la ciudad.
Patchagonia... –que en Buenos Aires se presentará en el teatro Presidente Alvear mañana, el viernes y el sábado próximos– fue estrenada hace dos años y tiene casi sesenta funciones realizadas en diversos festivales internacionales. Se trata de una pieza interpretada por cinco bailarines-actores y tres músicos, todos sobresalientes. Su dramaturgia es abierta: en un espacio común los personajes desarrollan fragmentos de lo que se intuye es su historia personal, muy signada por obsesiones y fracasos. Por algunos textos se adivina entre ellos la presencia de Antoine de Tounens, el francés que en 1860 se autoproclamó rey de la Patagonia, y Billy The Kid, uno de los tantos bandidos que se refugió en la zona. El espacio solitario está sugerido con un gran árbol seco, con su tronco hendido, como partido por un rayo. El suelo, un elemento fundamental, está formado por fragmentos irregulares que dan la sensación de un salar reseco y resquebrajado.
–Se dice que usted no conoce la Patagonia. ¿Por qué la eligió como lugar de inspiración?
–Me interesó la Patagonia como lugar porque es la imagen que tengo del vacÃo total. Me puse a investigar sobre esa región nuestra que no conozco para rescatar pequeñas anécdotas que sucedieron allÃ. Además de leer, vi material fÃlmico, como La pelÃcula del Rey, de Carlos SorÃn, y varios documentales.
–¿Cuáles fueron las visiones de la Patagonia que más la ayudaron a crear su obra?
–En un documental que vi, el paisaje patagónico aparece combinado con la idea del desierto. Esto me hace pensar en que es un lugar en el que la gente debe entregarse a solucionar las cuestiones básicas de su subsistencia, como encontrar agua para vivir.
–¿Por qué la obra se llama Patchagonia, último paisaje?
–Puede ser una persona errante o anclada en el lugar, pero si alguien vive o llega hasta aquÃ, imagino, es porque huyó de algún lugar y no tiene nada que perder. A lo sumo, está buscando cosas imposibles de lograr. Por eso, los personajes de esta obra son vulnerables y están perdidos en el sentido más amplio de la palabra. Y esto los vuelve desesperados. Por eso vuelven a su naturaleza primitiva, animal. Están atrapados y la memoria los está obsesionando.
–Esta es la primera obra completa que dirige. ¿Cómo piensa su propio trabajo?
–Para mà lo más importante es la presencia del intérprete, el decorado es de una importancia menor. Sin embargo, ese carácter desértico del paisaje se ve reflejado en la escenografÃa que utilizamos, que también expresa cómo los personajes se sienten: el suelo está resquebrajado, igual que ellos lo están por dentro. Creo que ésta es una obra violenta y oscura que se relaciona con la imagen que yo tengo de la Argentina.
–¿Se siente europea?
–Yo siento que tengo una identidad múltiple: soy cordobesa y judÃa, hace diecinueve años que estoy viviendo en Alemania y debà asumir también esa identidad, aunque me sienta extranjera en muchos sentidos.
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