Jeff Buckley cant贸 鈥淗allelujah鈥, de Leonard Cohen. Rufus Wainwright, que interpret贸 esa misma canci贸n en la banda sonora del film Shrek, dedica a Buckley, que muri贸 ahogado, 鈥淢emphis Skyline鈥, una canci贸n donde, sin nombrarlo, cuenta su historia como la de Orfeo descendiendo bajo el Mississippi. Wainwright es, adem谩s, una especie de extra帽o protoyerno de Leonard Cohen, el abuelo de Viva, la hija que tuvo con Lorca Cohen y que el cantante cr铆a junto a su marido J枚rn Weisbrodt. C铆rculos, cadenas de referencias y un cierto mundo intelectual muy de la Costa Este, con el que la gran revelaci贸n del mundo pop de los 煤ltimos a帽os construye su universo.
Con una voz extraordinaria 鈥揺n el doble sentido de esa palabra: tan rara como magn铆fica鈥, timbre cristalino, un vibrato c谩lido y sumamente inusual en la canci贸n heredera del pop y el rock de los 鈥60 y con fuentes que unen a Paul McCartney, David Bowie y Elton John con Cole Porter 鈥搎ue, a su vez, es admirado por todos ellos鈥 y piezas capaces de contar breves y perfectas historias, como la de la adolescente que, ya casada con el ejecutivo de una compa帽铆a, cuenta 鈥搒e cuenta鈥 que nunca am贸 a otro que al profesor de artes de la escuela, con quien nunca se atrevi贸 a hablar, actu贸 en Buenos Aires a solas. Acompa帽谩ndose desma帽ado en el piano y, a煤n m谩s tosco, en la guitarra, recorri贸 el repertorio que va desde su fundante Rufus Wainwright, de 1998 鈥搒aludado con unanimidad como el gran desembarco de una nueva estrella鈥 hasta el reciente Out of the Game, comenzando con 鈥淭he Art Teacher鈥, incluido en Want Two, de 2004, y terminando con la bell铆sima 鈥淧retty Things鈥 seguida por 鈥淢onatauk鈥 y 鈥淐igarettes & Chocolate Milk鈥, el peque帽o himno a las peque帽as adicciones que abre el disco Poses. El primer bis, luego de la ovaci贸n que premi贸 una presentaci贸n contundente y exacta, fue la canci贸n que daba nombre a ese disco, de 2001, y, en un segundo bloque, 鈥淔oolish Love鈥 (la apertura de su primer 谩lbum y 鈥淟a complainte de la butte鈥, del film Moulin Rouge).
M谩s all谩 de la fascinaci贸n con su personaje, constre帽ir a Wainwright a su papel simb贸lico y su condici贸n de icono gay ser铆a absolutamente injusto tanto con sus condiciones como cantante como con sus canciones. Con una sencillez y falta de impostaci贸n llamativas, Wainwright no cuenta tonter铆as. Sus temas, aunque rocen la acuarela en escenas dom茅sticas aparentemente insignificantes, tienen siempre un punto de tensi贸n, a veces dado por el propio tratamiento del tema, por una frase que pone en entredicho al resto de la letra, por un matiz o por una contradicci贸n exquisita, y en ocasiones por elementos musicales: las melod铆as quebradas, casi manieristas en sus saltos de registro; los versos que rompen la simetr铆a en los momentos menos esperados, una determinada manera de interpretarlas.
鈥淢atine茅 Idol鈥, una especie de tango dedicado a River Phoenix, la espera de una llamada en 鈥淰ibrate鈥, 鈥淏eauty Mark鈥, sobre la relaci贸n de Wainwright con su madre, la cantante folk Kathy McGarrigle, o la aparentemente festiva 鈥淢artha鈥, en que deja mensajes en el contestador autom谩tico de su hermana, pidi茅ndole que visite a su madre, ya enferma, est谩n entre lo mejor de su producci贸n y estuvieron, tambi茅n, entre lo mejor de la noche. Wainwright actualiza, en todo caso, un viejo t贸pico de la canci贸n pop: el pacto autobiogr谩fico que rige la relaci贸n del artista con su obra y la de ambos con el p煤blico. A diferencia de un cantante cl谩sico (un modelo con el que Wainwright gusta medirse), aqu铆 no se trata de un profesional capaz de poner sus artificios al servicio de cualquier historia, por buena que 茅sta sea. Wainwright lleva hasta el paroxismo ese juego de identificaci贸n entre arte y artista. Aun donde el personaje es otro, de manera ostensible (la adolescente de 鈥淭he Art Teacher鈥, por ejemplo) el cantante logra imponer la sospecha de que esa joven es 鈥搊 ha sido鈥 茅l mismo. Todas las historias que canta son sus historias. O as铆 lo parece. Ese coqueteo con la desnudez y con el pudor, con la confesi贸n y la verg眉enza, alimenta gran parte del encanto de Wainwright sobre el escenario. Un encanto modelado con precisas dosis de humor y melancol铆a.
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