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Domingo, 6 de abril de 2008
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BLACK REBEL MOTORCYCLE CLUB EN LA TRASTIENDA

Una noche de alto voltaje rockero

El tr铆o de San Francisco super贸 las expectativas, que eran altas, con un show demoledor. Canciones redondas y conmovedoras marcaron el pulso de una banda ecl茅ctica que no perdi贸 su esencia.

Por Roque Casciero
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BRMC hoy a las 19 ser谩 parte de la fecha final del Quilmes Rock.

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BLACK REBEL
MOTORCYCLE CLUB

M煤sicos: Peter Hayes (voz, guitarra, bajo y arm贸nica), Robert Been (voz, bajo, guitarra y teclado) y Nick Jago (bater铆a).
Lugar: La Trastienda, viernes 4 de abril.
P煤blico: 500 personas.
Duraci贸n: 2 horas 10 minutos.

Robert Been se retuerce y se agarra del micr贸fono como si fuera un bast贸n, inclinado sobre el p煤blico mientras arrastra las consonantes y toca el bajo s贸lo con su mano derecha. Llega el estribillo y Peter Hayes toma la voz cantante: 鈥淟e entregu茅 mi alma a esta dulce sensaci贸n/ le entregu茅 mi coraz贸n a este acorde simple/ le entregu茅 mi alma a una nueva religi贸n/ 驴qu茅 pas贸 con vos?/ 驴qu茅 pas贸 con mi rock鈥檔鈥檙oll?鈥. Abajo hay un pogo que abarca casi todo el espacio de La Trastienda, mientras los tres hombres de negro se desga帽itan en la versi贸n m谩s incendiaria posible de 鈥淲hatever Happened to My Rock鈥檔鈥檙oll (Punk Song)鈥, un temazo que de por s铆 es altamente inflamable. Uno, dos chicos se suben al escenario y abrazan a Hayes justo cuando canta esos versos. No es para pasarlo por alto: el gesto es m谩s de empat铆a que de pleites铆a al 铆dolo rockero. Nick Jago, que terminar谩 la noche tocando la guitarra en la calle, sostiene como puede desde la bater铆a la descarga de electricidad de sus compa帽eros y arenga a un p煤blico que, evidentemente, no necesita de ning煤n aliciente para arder. Es un momento 煤nico, de esos en los que parece que el frenes铆 del rock puede contra todo. Un momento para ser parte de la religi贸n.

Cuando los BRMC aparecieron a principios de la d茅cada, su sonido estaba anclado en un lugar y una fecha: Londres, 1988. Esto es, la oscuridad el茅ctrica de Jesus & Mary Chain (Been todav铆a mantiene un look similar), el desenfreno de Spacemen 3, el feedback de My Bloody Valentine. Pero despu茅s de verlos en vivo hay que decir que, si no superaron a sus maestros, al menos est谩n a su altura. Las canciones del tr铆o de San Francisco 鈥搒iempre redondas, a veces conmovedoras鈥 se han impregnado de folk, country, blues y gospel, sin perder su esencia rockera. Los BRMC no tienen miedo de escribir estribillos para estadios (鈥淲eapon of Choice鈥, tan a lo Foo Fighters) o encarar algo parecido a un himno religioso (鈥淎ll You Do Is Talk鈥, con la impronta del primer U2). Y mucho menos de redoblar la apuesta con la conjunci贸n de alto voltaje m谩s cuestionamiento generacional: 鈥淓l suicidio es f谩cil, 驴qu茅 pas贸 con la revoluci贸n?鈥, escupen en 鈥淏erlin鈥.

Seguros de s铆 mismos, Hayes, Been y Jago manejaron los climas del show, con un sonido brutal y perfecto. Primero adrenalina, con 鈥淟ove Burns鈥 y 鈥淩ed Eyes And Tears鈥, m谩s tarde un intermedio ac煤stico con canciones del magn铆fico Howl (2005), y un tramo final en el que el mercurio subi贸 sin pausa hasta hacer estallar el term贸metro en 鈥淲hatever...鈥. En los 隆40 minutos! de bises, un poco de todo otra vez, como para dejar sin aliento a los fans. Prometieron volver pronto, pero no hace falta esperar tanto: hoy a las 19 ser谩n parte de la fecha final del Quilmes Rock. Las oportunidades hay que aprovecharlas, no todos los d铆as se est谩 frente a una banda de este calibre.

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