Desde Tesal贸nica
Recostada sobre las mansas aguas del Mar Egeo y protegida por esa niebla espesa y misteriosa que inmortaliz贸 Theo Angelopoulos en la mayor铆a de sus films 鈥搒obre todo en La eternidad y un d铆a (1998), con las caminatas de Bruno Ganz por su rambla poblada de fantasmas鈥, Tesal贸nica es no s贸lo, despu茅s de Atenas, la segunda ciudad en importancia de Grecia, sino tambi茅n la sede de uno de los festivales de cine m谩s antiguos de Europa, con cuarenta y nueve a帽os de existencia. Como toda ciudad-puerto, Tesal贸nica 鈥揺n la que se cruzan las culturas y tradiciones helena, romana y bizantina鈥 es abierta y cosmopolita, y 茅se es tambi茅n el esp铆ritu del festival, que re煤ne cada noviembre unos 250 films de todo el mundo.
Nacido originalmente como una ventana al cine griego (que lo sigue siendo, con muestras y retrospectivas que dan cuenta de la producci贸n local, popular en su propio territorio, pero de muy escasa difusi贸n en el exterior), Tesal贸nica, sin embargo, supo abrirse a horizontes m谩s amplios. Desde hace m谩s de una d茅cada, el festival se organiza alrededor de una competencia internacional dedicada 鈥揷omo la del Bafici鈥 a primeras y segundas pel铆culas, como una manera de estimular el cine m谩s joven y, a la vez, de confrontarlo con las realizaciones locales, para evitar su aislamiento. El otro n煤cleo duro del festival es la secci贸n 鈥淚ndependence Days鈥, un amplio panorama del cine independiente internacional, que convoca multitudes de estudiantes universitarios y que de la ma帽ana a la noche llenan las modernas salas ubicadas en un viejo muelle reciclado del puerto, una de las cuales se denomina 鈥揷on toda justicia鈥 鈥淛ohn Cassavetes鈥, en honor a uno de los fundadores del esp铆ritu del cine indie.
Como ya es costumbre en Tesal贸nica, el cine argentino tiene una presencia preponderante en ambas secciones. En 鈥淚ndependence Days鈥 est谩n los tres representantes argentinos en la 煤ltima Quincena de los Realizadores de Cannes: Liverpool, de Lisandro Alonso; Salamandra, de Pablo Ag眉ero, y Acn茅, del uruguayo Federico Veiroj, una coproducci贸n argentina de Hern谩n Musaluppi. Y en la competencia internacional ya pas贸 estos d铆as Una semana solos, el notable segundo largo de Celina Murga, producido por su marido, tambi茅n cineasta, Juan Villegas. De hecho, Murga no es una desconocida en el festival. En 2003, con su 贸pera prima Ana y los otros se llev贸 de aqu铆 el premio a la mejor direcci贸n y ahora va por m谩s con una pel铆cula de un grado de sutileza y un poder de observaci贸n excepcionales.
La premisa de su pel铆cula 鈥搎ue en Buenos Aires todav铆a no se estren贸 y tuvo apenas un par de pases en el 煤ltimo Bafici鈥 es aparentemente muy simple. Se trata de registrar la cotidianidad de una docena de chicos 鈥搎ue van de los 7 a los 14 a帽os鈥, habitantes privilegiados de un country de las afueras de Buenos Aires, en los d铆as en que sus padres se han tomado una semana de vacaciones fuera del pa铆s. En la superficie, poco y nada sucede en t茅rminos estrictamente dram谩ticos, pero por debajo de esa pl谩cida rutina a la que esos chicos parecen ya demasiado acostumbrados se van perfilando los datos de una realidad tan palpable y nociva como in茅dita hasta ahora en el cine argentino. Se dir铆a que, sin necesidad de enunciarlo en ning煤n momento, Una semana solos es uno de los mejores y m谩s profundos ejemplos de cine pol铆tico, un an谩lisis implacable de las consecuencias del menemismo en la disgregaci贸n del tejido social argentino.
El country del film, como cualquier country, es claramente un enclave, un capullo protector hecho de pulcros jardines y casas modelo. Pero alrededor de ese para铆so de piscinas, plasmas y heladeras repletas se adivina todo un ej茅rcito de guardianes y vigilantes armados, que custodian la entrada al reino del bienestar. Sin apuntar otra cosa que sus acciones m谩s banales, el film de Murga es capaz de dar cuenta del conformismo en el que han sido educados esos chicos y eventualmente la incomodidad (y hasta la violencia latente) que es capaz de surgir cuando aparece un extra帽o, el hijo de una mucama que viene a pasar unos d铆as con ellos. No har谩 falta una crisis profunda ni una eclosi贸n dram谩tica para evidenciar hasta qu茅 punto hay dos mundos antit茅ticos, en conflicto entre quienes tienen el privilegio de pertenecer y los que se han quedado del lado de afuera del confort y la modernidad.
Quiz谩 con demasiadas claves locales para un p煤blico internacional, Una semana solos se las tendr谩 que ver con otros trece t铆tulos provenientes de Corea, India, Filipinas, Ir谩n y Grecia, entre otras cinematograf铆as no convencionales. Pero en todo caso cuenta con Lita Stantic como miembro del jurado para explicarles a sus colegas 鈥揇iablo Cody, la guionista de Juno; el escritor canadiense Michael Ondatje; el cr铆tico brit谩nico David Robinson; la actriz belga Emilie Dequenne, protagonista de Rosetta, de los hermanos Dardenne鈥 las peculiaridades de un film que no deber铆a pasar inadvertido.
No es la 煤nica tarea que tiene Stantic en Tesal贸nica. En funciones especiales, fuera de concurso, se proyectan dos de sus producciones m谩s recientes: Cordero de Dios, de Luc铆a Cedr贸n, y Caf茅 de los maestros, que tambi茅n trajo a estas costas del Egeo a Gustavo Santaolalla, que ya est谩 conchabado para dar una masterclass sobre la relaci贸n entre cine y m煤sica, considerando que gan贸 dos veces consecutivas el Oscar de la Academia de Hollywood a la mejor banda de sonido original. Otras masterclasses de estos d铆as en Tesal贸nica incluyen los nombres de Takeshi Kitano (que presenta su film m谩s reciente, Aquiles y la tortuga), Oliver Stone (que trae su flamante W., sobre George W. Bush, en la misma l铆nea de JFK y Nixon, sus dos films presidenciables anteriores) y Luc Dardenne (que acompa帽a una retrospectiva integral de los films que hizo junto a su hermano Jean-Pierre, incluidos aquellos anteriores a La promesa, tan dif铆ciles de ver). Todav铆a queda mucho por decir de Tesal贸nica.
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