Imprimir|Regresar a la nota
Jueves, 2 de junio de 2011
logo espectaculos
X-Men: Primera generaci贸n, el origen de los mutantes de la mano de Matthew Vaughn

C贸mo resucitar una saga languideciente

El director responsable de Kick-Ass encontr贸 la manera de seguir contando la historia de los mutantes con un regreso al mism铆simo origen, el campo de concentraci贸n nazi donde Magneto y Xavier descubren sus poderes. Kevin Bacon se luce en su rol de villano.

Por Horacio Bernades
/fotos/espectaculos/20110602/notas_e/na32fo01.jpg
En la primera hora de X-Men hay m谩s disfrute que en un semestre entero de estrenos hollywoodenses.

Un a帽o atr谩s, en el film de culto Kick-Ass, el brit谩nico Matthew Vaughn armaba y desarmaba, con gusto de metaling眉ista pop, el mundo de sp谩ndex, disfraces y accesorios que habitan no s贸lo los superh茅roes, sino tambi茅n sus fans. La pel铆cula llam贸 la atenci贸n lo suficiente como para que, puestos a relanzar una serie que parec铆a agotada, los productores de X-Men lo pusieran a 茅l al frente del asunto. Buena decisi贸n. En X-Men: Primera generaci贸n Vaughn recupera 鈥揷omo quien repasa a toda velocidad, en un par de horas, buena parte de la cultura pop del 煤ltimo siglo鈥 las bases de la serie de Marvel Comics, jugando con la iconograf铆a del comic como lo hab铆a hecho en Kick-Ass. Aunque con algunos cientos de millones de d贸lares m谩s, claro.

De Kick-Ass, Vaughn se trajo a la coguionista, Janet Goldman, completando el equipo de escritores con el t谩ndem integrado por Ashley Miller y Zack Stentz, provenientes de las series Fringe y Terminator: The Sarah Connor Chronicles. A la hora de apretar el bot贸n de refresh, los cuatro recurren al mismo nuevo-viejo recurso de Batman inicia y Superman regresa: el regreso al origen. Claro que en este caso se trata no s贸lo de un regreso al origen de los h茅roes, sino de la propia saga en su totalidad. Primera generaci贸n se abre donde comenzaba la primera X-Men: en un campo de concentraci贸n nazi. Y transcurre casi 铆ntegramente a comienzos de los 鈥60, cuando la historieta original comenz贸 a publicarse. Ambas decisiones permiten reconectar la saga con una de las vetas m谩s distintivas del arte de su creador, Stan Lee: la fusi贸n entre lo hiperficcional a la en茅sima (el mundo de los superh茅roes, con su despliegue de dotes extraordinarias, entre disfraces y colores pop) y lo hist贸rico-real en su vertiente m谩s tr谩gica, tr谩tese del exterminio nazi o la crisis de los misiles cubanos.

En el centro mismo de la cuarta X-Men, un archivillano a quien Kevin Bacon 鈥揹e rompe y raja鈥 le saca todo el jugo posible. Oberkampf眉hrer c铆nico y refinado, el Schmidt de Bacon es capaz de jugar a una moneda la vida de una prisionera jud铆a, haci茅ndole pagar por ella a su hijo. Que no es otro que el futuro Magneto, cuando ni帽o. Es en un campo de exterminio que el futuro l铆der de los mutantes rebeldes descubre sus poderes telekin茅ticos y la raz贸n para usarlos: vengar a la madre. Si lo de Erik es la telekinesis, lo del ni帽o rico Charles Xavier 鈥損ar, amigo, socio y en el futuro, rival鈥 es la telepat铆a, tal como lo prueba en el muy british palacete de su familia. Salto a 1962. En plena paranoia nuclear de la Guerra Fr铆a, la CIA decide armar una divisi贸n mutante, poni茅ndola en manos de Xavier, por entonces un scholar menos que treinta帽ero. Mientras tanto (隆qu茅 ser铆a de la historieta sin el 鈥渕ientras tanto鈥!), ese demonio de Schmidt, transmutado bajo el alias de Sebastian Shaw, arma su propio equipo de mutantes malos, convenciendo al enemigo de instalar ojivas nucleares en... Cuba, of course.

En su primera mitad, Primera generaci贸n luce un encabalgamiento de peripecias digno de un serial, de esos de hace un siglo. Como rampas de lanzamiento, los cortes de montaje disparan la acci贸n en todas direcciones. No se trata del v茅rtigo sin cabeza con que Hollywood busca seducir todas las semanas al p煤blico adolescente, sino de verdadera bulimia narrativa, producto del placer que Vaughn & C铆a. ponen en coser y descoser la tradici贸n no s贸lo del superh茅roe, del comic, del serial, de las formas m谩s pop de la aventura. Producto de ello, durante su primera hora X-Men 4 es pura desfachatez, puro juego, puro Rocambole. Una desfachatez tan desprejuiciada, que confunde sin pudores Villa General Belgrano con Villa Gesell (s铆, una secuencia entera transcurre en una Gesell nazi, monta帽osa y lacustre). Supervisados por el primus inter pares John Dykstra (el de La guerra de las galaxias, la primera Viaje a las estrellas, la primera El hombre ara帽a), los efectos visuales no apuntan al exhibicionismo hueco sino a la m谩xima elocuencia dram谩tica: ver por ejemplo el miniapocalipsis telekin茅tico que desata Magneto ni帽o en la oficina y sala de torturas de Schmidt.

Gobernando con aire de dandy la vida y la muerte de los prisioneros del campo, piloteando en frac un yate de lujo o planeando c贸mo hacer pelota el mundo mientras toma un drink con una rubia, el Sebastian Shaw de Vaughn & Bacon parece un blend del jerarca nazi de Bastardos sin gloria con cualquier archivillano Bond, batido con granizado Jim West. A partir de la hora de proyecci贸n es posible advertir, sin embargo, que cuando Bacon deja de fre铆rse en escena, todo ese burbujeo inicial tiende a disolverse, con mutantes buenos poco desarrollados y mutantes malos poco interesantes. Pero en esa primera hora hay m谩s disfrute que en un semestre entero de estrenos hollywoodenses. Dentro de un elenco que confirma que uno de los fuertes de la saga siempre ha sido el casting, cabe destacar el hallazgo de hacer de la rubia January Jones, g茅lida versi贸n de Doris Day en la serie Mad Men, una mutante perversa, literalmente de hielo, que no pod铆a sino llamarse Emma Frost. Emma Escarcha, en castellano.

7-X鈥揗EN: PRIMERA GENERACION

X鈥揗en: First Class, EE.UU., 2011

Direcci贸n: Matthew Vaughn.

Gui贸n: Ashley Miller, Zack Stentz, Jane Goldman y Matthew Vaughn.

Fotograf铆a: John Mathieson.

Int茅rpretes: James McAvoy, Michael Fassbender, Kevin Bacon, Jennifer Lawrence, Rose Byrne, January Jones y Oliver Platt.

© 2000-2022 www.pagina12.com.ar|República Argentina|Todos los Derechos Reservados

Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.