鈥淰ivir despu茅s鈥, 鈥渟upervivencia鈥... son dos traducciones aproximadas del t茅rmino alem谩n Nachleben (tomado del historiador y te贸rico del arte Aby Warburg y retomado por el pensador franc茅s Didi Huberman) que Daniel Garc铆a (Rosario, 1958) eligi贸 como t铆tulo para la muestra que est谩 presentando en el Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti (Ccmhc).
En el campo de la teor铆a est茅tica, este concepto remite al modo en que las im谩genes y la cultura perviven, y por lo tanto reaparecen e irrumpen a trav茅s del tiempo. Pero la supervivencia anacr贸nica no es producto de un programa ni del sentido de la oportunidad, sino que, como dice Didi Huberman, al modo de un s铆ntoma, 鈥渏am谩s sobreviene en el momento oportuno, aparece siempre a destiempo, como una vieja enfermedad que vuelve a importunar nuestro presente鈥.
Precisando un poco el sentido, el propio artista aclara que 鈥渄e todos modos, el empleo de este t茅rmino como t铆tulo de mi muestra tiene un uso m谩s metaf贸rico que te贸rico. Nachleben como fantasma, algo que habiendo sufrido la muerte f铆sica se reh煤sa a sufrir una muerte simb贸lica. Quise evocar las distintas ideas relacionadas con este concepto (como supervivencia, anacronismo, s铆ntoma) y vincularlas con la siniestra historia del espacio donde la muestra tiene lugar y tambi茅n con mi propia pintura, con mi modo de trabajar y mi uso de las im谩genes鈥.
La muestra se compone de veintitr茅s obras realizadas entre 1990 y 2012, y dos de ellas, Reconstrucci贸n 1 y 2, de grandes dimensiones, son enormes retratos, uno masculino y uno femenino, dibujados in situ por el artista.
Aunque hay obras separadas en el tiempo por m谩s de veinte a帽os, la exposici贸n no puede considerarse antol贸gica porque la selecci贸n y el montaje muestran una coherencia y un recorte particulares, fuera tambi茅n de la cronolog铆a, porque justamente el tiempo es un componente al que la exhibici贸n cuestiona.
Cuando se trata de una exposici贸n art铆stica, nunca conviene eludir el contexto y las condiciones de exhibici贸n, pero especialmente en este caso, el lugar de exposici贸n, donde funcion贸 la Escuela de Mec谩nica de la Armada, que termin贸 siendo sin贸nimo de campo clandestino de detenci贸n, tortura y aniquilamiento, es un contexto no s贸lo insoslayable sino adem谩s determinante y constitutivo del sentido, de la mirada. Ese pasado ominoso todo lo ti帽e. Como escribe Rub茅n Chababo en el texto de presentaci贸n de la exposici贸n, 鈥淓n este aqu铆, que no es el de los museos tradicionales ni el de las galer铆as de arte, sus lienzos parecen resignificarse al entrar en di谩logo con el espacio amplio y vac铆o que los cobija. No hay nada en este sitio que alguna vez cobij贸 cuerpos, no hay ni sombra ni aliento de los cuerpos y las voces que lo habitaron, ni siquiera una m铆nima huella, pura atm贸sfera atrapada entre cemento y piedra en la que el pasado se ha invisibilizado, filtr谩ndose a trav茅s de estos lienzos, como si ellos fueran ventanas por las que el pret茅rito nos anuncia la fuerza inextinguible de su permanencia鈥.
Las im谩genes cautivantes, inc贸modas e inquietantes de Daniel Garc铆a, lejos de importunar con su 鈥渟upervivencia鈥 (o su 鈥渧ivir despu茅s鈥), resultan sumamente apropiadas para este lugar, porque ya tra铆an consigo una carga de sentido alrededor de lo abyecto y lo ominoso.
La muestra se abre y cierra con aquellos enormes retratos dibujados especialmente que, por su escala y realizaci贸n, lucen, desde su t铆tulo, como el efecto de rostros compuestos al modo de identikits, y all铆 tambi茅n aparece 鈥渘aturalmente鈥 inducida una interpretaci贸n seg煤n la cual se liga el presente de la muestra con el pasado del lugar en que est谩 exhibida.
Seis obras pertenecen a la serie de 鈥渃amillas鈥, que Daniel Garc铆a pint贸 durante los a帽os noventa. All铆 reflexiona sobre el arte comprometido, las ideolog铆as pol铆ticas y est茅ticas, a trav茅s de s铆mbolos y palabras fuertemente cargados. En esas camillas la pintura ocupa el sitio de lo 鈥渦rgente鈥 y al mismo tiempo el lugar p贸stumo y de museo que, en el mejor de los casos, la posteridad destina para las obras de arte.
En los cuadros de aquellos a帽os, los cuerpos, los objetos y las cabezas luc铆an anacr贸nicos a partir del tratamiento de la imagen: chorreaduras, desgarramientos, capas de pinturas, manchas, colores e im谩genes como 鈥済astados鈥 por el tiempo. Sus pinturas est谩n realizadas con un apego ir贸nico por el discurso cient铆fico del siglo XIX. En sus im谩genes se advierte la reactualizaci贸n de la historia, y tambi茅n la cr贸nica de un pasado que tiene ecos en el presente. Las cabezas y los cuerpos de los cuadros de Daniel Garc铆a siempre est谩n de vuelta del dolor, atravesando infiernos pasados, presentes y futuros. La imagen que prevalece en la exposici贸n es la de las cabezas y retratos. Cabezas sin cara; rostros como m谩scaras funerarias o identikits; evocaciones de infancias lejanas, tal vez interrumpidas. Una serie de cabezas que a lo largo del tiempo tomaron el lugar y la forma de una galer铆a de 鈥渃asos鈥, tal como lo tomar铆a el discurso cient铆fico o jur铆dico: im谩genes de la excepcionalidad, de la violaci贸n de la norma. Lucen como casos criminales, cl铆nicos o psiqui谩tricos. Como v铆ctimas.
Otra serie de pinturas de los a帽os 2000, que evocan dentaduras realistas, exhibida en lo que fue la ESMA adquiere sentidos funestos. Algunas de esas obras llevan por t铆tulo 鈥淩emordimientos鈥.
鈥淟as obras de Daniel Garc铆a 鈥揹ice Chababo en la presentaci贸n鈥 son poderosamente melanc贸licas, hablan de lo que perdura como destello en la p谩tina sensible de la memoria y de lo que a su vez ya no ser谩 como alguna vez fue y que s贸lo es posible atrapar en tiempo presente mediante el esfuerzo de trabajar la tela hasta encontrar lo que debajo de ella se oculta. John Berger dice que las im谩genes son algo m谩s que una manifestaci贸n del universo que habitamos, son su testimonio, s铆, y al mismo tiempo su interrogaci贸n, son una afirmaci贸n de lo que hemos visto alguna vez en la vida, pero tambi茅n parte de nuestra imaginaci贸n.
Daniel Garc铆a trabaja en ese l铆mite indeciso que separa lo real de lo imaginario. Hubo una vez un cuerpo, hubo un rostro, una piedra, un p谩rpado insomne, un ojo que miraba. Todo eso est谩 all铆, viniendo hacia nosotros.
Y nosotros de pie, frente a la tela, siendo testigos de lo que llega hasta casi tocar nuestra piel, para anunciar su pr贸xima evaporaci贸n.鈥 (En el Centro Cultural Haroldo Conti, Libertador 8151, hasta el 4 de noviembre).
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar|República Argentina|Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.