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Martes, 11 de noviembre de 2008
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Opini贸n

La iglesia Princeton-Plainsboro

Por Eduardo Fabregat

Hay series a las que se sigue con cierta frecuencia. Hay series que despiertan cierto fanatismo, se comentan con otros ac贸litos y, un buen d铆a, empiezan a desvanecerse, pierden encanto, pasan al abigarrado estante de lo mucho que se ha consumido en materia televisiva. Hay series que se vuelven religi贸n.

Dr. House es religi贸n.

Lo primero que sorprend铆a en 鈥淧ilot鈥, el tubo de ensayo que termin贸 dando pie a cinco temporadas (y se dice que ya hay contrato firmado para llegar a siete) era precisamente su protagonista: el inocent贸n padre de familia de Stuart Little se convert铆a en uno de los personajes-mala onda m谩s atractivos de la historia televisiva. House y su bast贸n esgrimido como estoque (el bast贸n decorado con llamas, 鈥減ara que parezca que camino m谩s r谩pido鈥), House y sus frases de puro veneno, House y su pasi贸n por las soap operas m茅dicas, House y su moto a toda velocidad, House y su adicci贸n al Vicodin y sus m茅todos sherlockianos y nada ortodoxos, se convirtieron en el centro de un fanatismo que los seguidores de la serie exhiben 鈥揺xhibimos鈥 con orgullo. Un fanatismo con una faceta algo inc贸moda, cuando uno descubre que empieza a dominar aspectos de la medicina que preferir铆a seguir ignorando. 鈥淣unca es lupus鈥, dice House, y uno ya sabe a qu茅 se refiere. 鈥淓l paciente siempre miente鈥, dispara, y no podemos menos que darle la raz贸n. Tomamos partido por las opiniones de Taub o Kutner o Thirteen (驴c贸mo no tomar partido por semejante belleza, que abre el quinto episodio de esta temporada con una caliente escena de sexo con otra chica?), como antes por las de Cameron, Foreman o Chase... sabiendo, claro, que al cabo quien se saldr谩 con la suya, aun con el diagn贸stico m谩s delirante, ser谩 el hombre del bast贸n.

Los feligreses del doctor, adem谩s, esperan esta quinta temporada con especial expectativa. Es que el final de la cuarta fue un punto de inflexi贸n: la muerte de Amber (la 鈥淧uta Manipuladora鈥 de su propio reality para seleccionar al nuevo equipo), novia del Dr. Wilson, instal贸 un abismo en la relaci贸n de los dos m茅dicos, la 煤nica amistad real de la que House pod铆a hacer gala. Semejante conflicto te帽ir谩 los nuevos episodios, tanto que el que se ver谩 este jueves incluye una escena en la que parece haber un punto de no retorno entre ambos. M谩s all谩 de las relaciones humanas, de 鈥淭rece鈥 y su Corea de Huntington, de la muerte del padre de House, el duelo de Wilson y el flirteo entre el jefe de diagn贸stico y la sugerente decana Lisa Cuddy, el centro de House MD sigue siendo el mismo: ver en funcionamiento a una mente brillante y a la vez amoral, manipuladora, jodida, punto de apoyo de una personalidad magn茅tica, capaz de seducir a una audiencia creciente a base de one liners salpicados de terminolog铆a m茅dica.

La iglesia Princeton-Plainsboro vuelve a abrir sus puertas. Gloria a Gregory House.

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