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Viernes, 24 de junio de 2016
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COSAS VEREDES

Las pioneras

Previo a que Hillary Clinton se convirtiese en la primera candidata a presidente de un partido grande en Estados Unidos, otras mujeres cimentaron el camino. Entre ellas, Shirley Chisholm, una congresista afroamericana que se anim贸 a dar pelea en las internas dem贸cratas del 72 con una intenci贸n: cambiar el futuro de la pol铆tica norteamericana.

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鈥淣o hay barrera demasiado fuerte ni techo demasiado alto para romper鈥, esgrimi贸 la triunfal Hillary Clinton los primeros d铆as de junio, cuando devino primera mujer en ser candidata a presidenta de un partido importante -el Dem贸crata- en los 240 a帽os de historia estadounidense. 鈥淓sta victoria pertenece a las mujeres y hombres que, con su sacrificio, hicieron esta noche posible鈥, agreg贸 entonces, sin dejar de se帽alar que la ocasi贸n llegaba casi un siglo despu茅s de que las norteamericanas obtuvieran el derecho al voto. M谩s espec铆ficamente, 95 a帽os, en tanto la decimonovena Enmienda de la Constituci贸n que ampliaba el sufragio al sexo femenino se ratific贸 el 18 de agosto de 1920. El actual hito, claro, tuvo correspondiente r茅plica en redes sociales, donde mujeres de toda clase, edad y oficio se deshac铆an en l谩grimas -de emoci贸n- al atestiguar semejante momento trascendental en un pa铆s donde solo el 20 por ciento del Senado est谩 conformado por damas. A la espera de una definici贸n en las venideras elecciones, empero, cabe recordar a quienes cimentaron el camino para que Hillary arribase -no sin tenacidad y voluntad- a su actual posici贸n.

鈥淭ama帽o logro no podr铆a haberse alcanzando sin los esfuerzos de mujeres anteriores a ella: Linda Jenness, por caso, obtuvo m谩s de 83 mil votos en 1972 como candidata del Partido Socialista de los Trabajadores; y se vivi贸 una aut茅ntica revoluci贸n cuando Geraldine Ferraro fue la primera candidata a vice de un partido grande, de peso, en las elecciones del 鈥84, acompa帽ando en la f贸rmula a Walter Mondale鈥, destaca el medio The Guardian, sin dejar de subrayar las loables actuaciones de Victoria Woodhull y Belva Lockwood muchas d茅cadas antes, previo a que el sufragio femenino siquiera fuera una realidad.

En efecto, antes de la l铆der sufragista Woodhull, ninguna se帽ora o se帽orita se hab铆a lanzado a la carrera presidencial en el pa铆s del norte. Ella lo hizo a trav茅s del Equal Rights Party (Partido por la Igualdad de Derechos) 隆en 1872!, y su plataforma abogaba por el voto femenino, la regulaci贸n de los monopolios, la nacionalizaci贸n de los rieles, jornadas laborales que no superasen las 8 horas, la abolici贸n de la pena de muerte, el asistencialismo a la gente de bajos recursos, entre otras cuestiones. Victoria fue adem谩s la primera en fundar una agencia de bolsa en Wall Street, tuvo un peri贸dico, militaba por el amor libre y la independencia sexual鈥 Curiosamente, el d铆a de las elecciones lo pas贸 tras las rejas en una c谩rcel de Nueva York. No tan curiosamente, se dice que sus boletas ni siquiera fueron contabilizadas, de modo que es imposible constatar si sus propuestas tuvieron alg煤n tipo de asidero en los varones de anta帽o.

Belva Lockwood fue la segunda do帽a en candidatearse a presidenta, argumentando: 鈥淵o no puedo votar, pero ustedes puede elegirme a m铆鈥. Prob贸 suerte en dos oportunidades -1884, 1888- por el National Equal Rights Party, un partido menor, sin lograr mayores resultados (se calcula que recibi贸 entre 6 mil y 7 mil votos). Su biograf铆a, sin embargo, es por dem谩s destacable: fue maestra desde los 14, obtuvo un t铆tulo universitario tras enviudar, fue pionera en la educaci贸n mixta, defendi贸 ac茅rrimamente los derechos de negros e inmigrantes, y estudi贸 Derecho, volvi茅ndose una de las primeras abogadas de Estados Unidos en montar su propia firma legal. Y despu茅s鈥 鈥淓stados Unidos esper贸 casi un siglo en tener otra candidata a la presidencia. Margaret Chase Smith luch贸 por la nominaci贸n republicana en 1964 y logr贸 227 mil votos en las primarias, donde cay贸 derrotada ante Barry Goldwater. Casi una d茅cada despu茅s, Shirley Chisholm fue la primera afroamericana en intentarlo, en 1972鈥, hace petit recuento el diario El Pa铆s en una reciente nota.

Y cap铆tulo aparte amerita la citada Shirley Chisholm, que consigui贸 lo que ninguna antes: ser potencial candidata del Partido Dem贸crata, dando pelea durante las primarias con una campa帽a que logr贸 -cierta- cobertura nacional. A diferencia de Clinton, claro, no pas贸 de las internas, siendo elegido como candidato oficial George McGovern. Genuina precursora -de Hillary y, por qu茅 no, de Barack Obama-, la dama ya se hab铆a convertido en hito nacional al consagrarse como primera congresista negra de los Estados Unidos en 1969, cargo que ocup贸 hasta la d茅cada del 80, cuando se retir贸 para retomar sus labores como maestra.

Con todo, su aspiraci贸n por llegar a la Casa Blanca en el 鈥72 fue ciertamente inspiradora. Aunque supiera que 铆nfimas eran las chances, esperaba que el mero gesto 鈥渃ambiase la cara y el futuro de la pol铆tica norteamericana鈥. De hecho, bajo un aguerrido lema -Unbossed and Unbought (en criollo, ser铆a 鈥淣i dominada ni comprada鈥, como m谩s tarde titular铆a a su libro de memorias, y como a煤n m谩s tarde fuera bautizado el festejado documental de Shola Lynch en su honor), Chisholm captur贸 la atenci贸n de las feministas, la comunidad negra y los j贸venes votantes. Y padeci贸 amenazas de muerte, denunci贸 p煤blicamente no ser incluida en los debates presidenciales, incluso se anim贸 a cuestionar el statu quo: 鈥淣uestra democracia representativa no funciona, porque el Congreso que se supone que tiene que representar a los votantes no responde a sus necesidades. Y eso sucede porque est谩 regido por un grupito de viejos鈥. Ind贸mita hija de un obrero y una costurera, quer铆a que pasar a la posteridad como 鈥渁lguien con agallas鈥, y con esas palabras celebr贸 y record贸 Obama su legado una vez muerta (falleci贸 el 1 de enero de 2005). Un legado que, como congresista, incluy贸 propuestas y leyes para beneficiar a amas de casa, garantizar el acceso a la educaci贸n, mejorar los derechos civiles de los inmigrantes, proteger al consumidor, dar alimento a las escuelas, proveer de asistencia a mujeres embarazadas, etc茅tera. Feminista y pacifista, en m谩s de una ocasi贸n expres贸 que cuando se present贸 para el Congreso y para la presidencia, 鈥渇ui m谩s discriminada por ser mujer que por ser negra鈥. Y luego: 鈥淭remenda cantidad de talento se pierde en nuestra sociedad por el mero hecho de que lleva una falda鈥. Y luego (bis): 鈥淎l final, anti-negro, anti-mujer y cualquier forma de discriminaci贸n equivale a lo mismo: anti-humanismo鈥. Por cierto: hubo otras damas que -con menos 茅xito y desde distintos espacios- aspiraron al m谩ximo cargo, pero este petit recuento finiquita aqu铆.

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