Silencio y soledad. Tan sencillo como eso y tan complejo como parir. Estas son las propuestas de Michel Odent, el obstetra francés que se hizo famoso por su revolucionaria casa de partos en donde una mujer podÃa dar a luz en una habitación similar a su casa, en una sala hospitalaria o en una bañadera según eligiera y se sintiera cómoda. Ahora fundó un Centro de Investigación en Salud Primal en Londres. Sus conclusiones son muy crÃticas sobre el proceso de nacimiento, pero es tan polémico con la hospitalización del parto como con los partos en las casas, con las teorÃas del parto respetado como con los partos medicalizados.
Fuera de los márgenes, Odent hace un análisis agudo que plantea la posibilidad de re-pensar el nacimiento en la actualidad y polemiza con casi todas las teorÃas y practicas existentes. El médico francés es un personaje singular y con varias obras publicadas en la Argentina. Por ejemplo, El bebé es un mamÃfero (Editorial Madre Selva) y El nacimiento en la era del plástico (Creavida), y muchas seguidoras lo escucharon durante su visita a Buenos Aires, fue invitado por la revista Madrehayunasola!, de Mujer Integra, durante finales de diciembre. ¿Su propuesta? Un nuevo paradigma del parto en donde la mujer no esté guiada, acompañada ni observada, sino que vuelve a parir sola, pero protegida.
–Después de la mitad del siglo XX, todas las actividades humanas han evolucionado bajo la influencia del plástico. En mi primer dÃa de estudiante, en 1949, me encontré en una sala con muchos enfermos y no habÃa ni uno que tuviera un suero. Hoy en un hospital todas las personas internadas están conectadas a tubos de plástico. Y existen ramas que nacieron a partir del plástico. Ahora hay servicios de neonatologÃa y vemos a bebitos que están en incubadoras de plástico con catetes de plástico en todos los orificios naturales y en las venas. El nacimiento actual es el nacimiento en la era del plástico. Es una situación dramática: estamos en el fondo de un abismo.
–Los cientÃficos han descubierto que todas las hormonas que las mujeres liberan durante el parto tienen tanto efectos mecánicos como sobre el comportamiento. Hablamos de la oxitocina, pero también de las endorfinas, prolactina, etcétera. Toda esta mezcla es un cóctel de hormonas de amor. Hoy estamos en la era de la oxitocina sintética –que se da con goteo– y de la cesárea. Por eso, a escala mundial, el número de mujeres que dan a luz al niño y a la placenta únicamente gracias a las hormonas del amor se está acercando a cero. Es como si pensáramos que las hormonas del amor son inútiles en el nacimiento. Es una situación completamente nueva. Por eso, los nacimientos son cada vez más difÃciles. Las dificultades para dar a luz no se pueden explicar diciendo solamente que el ambiente en el hospital es inapropiado; estas mayores dificultades son todavÃa más significativas en los nacimientos en el hogar. Un estudio británico de fines de 2011 relata que, en las madres primerizas que querÃan parir en su casa, más del 35 por ciento, finalmente, fueron transferidas a una maternidad.
–Hay varias razones. En principio existe una incomprensión cultural de la fisiologÃa del nacimiento y de las necesidades de base de la parturienta. Es una incomprensión cultural muy antigua, pero que ha sido re-impulsada últimamente bajo el efecto de teorÃas que son la base de las escuelas de los llamados partos naturales que, por ejemplo, les dicen a las mujeres que tienen que respirar de determinada manera...
–No estoy en contra ni a favor de nada. Yo observo.
–Los nacimientos no están funcionando bien porque se le da más fuerza a un condicionamiento cultural –que tiene miles de años– y que nos dice que la mujer no puede parir sola y que siempre necesita de alguien que la guÃe, que la controle, que la observe. Este condicionamiento de no poder parir sola ha sido, últimamente, reforzado, por estas teorÃas del llamado parto natural y, más recientemente, por el poder de videos que siempre muestran a una mujer que está pariendo rodeada de tres o cuatro personas.
–Es posible que la capacidad de dar a luz se esté deteriorando luego de tres o cuatro generaciones de partos controlados y medicalizados. Al no usarse las hormonas naturales no necesitamos más la oxitocina para dar a luz. Es posible que el sistema de la oxitocina se esté debilitando. Esta es otra explicación sobre por qué los partos son tan difÃciles. Pero también el amamantamiento es cada vez más difÃcil. No se puede amamantar si no hay oxitocina porque es la hormona que inyecta la leche. Hay cada vez más disfunciones sexuales. No hay acoplamiento si no hay oxitocina. Los terapeutas sexuales no dan más de trabajo y en el aspecto comercial el viagra es el remedio que más se vende. Es por eso que pienso que estamos en el fondo de un abismo.
–Quiero introducir una nota de optimismo...
Menos mal, es muy angustiante su análisis....
–Hay razones para ser optimista, y son los progresos de la fisiologÃa moderna (que estudia las funciones del cuerpo) que nos ofrece una comprensión del proceso de parto totalmente diferente a quienes dicen que para dar a luz una mujer necesita que la ayuden, la guÃen, la controlen, la apoyen. Eso es exactamente lo opuesto a lo que sabemos hoy. El nuevo paradigma se basa en que el parto es un proceso involuntario en el que se activa la parte arcaica e instintiva de una mujer. No podemos ayudar a un proceso involuntario. Sin embargo, hay situaciones que lo pueden inhibir y lo pueden hacer difÃcil. Por ejemplo, en un ambiente de mucha adrenalina las mujeres no pueden segregar oxitocina, tampoco si se estimula el intelecto.
–Que le hagan preguntas, que la hagan pensar, que la observen.
–La parturienta debe estar protegida contra estas situaciones. Hasta hace poco habÃa palabras clave: ayudar, controlar, guiar. Pero la palabra principal es protección. Proteger ese proceso involuntario no es controlarlo.
–Es un nuevo paradigma y una nueva manera de ver las cosas que es totalmente opuesta a lo que se hace actualmente. El paradigma dominante es el cuerpo médico y el parto natural.
–Hay que comprender las necesidades de base de una parturienta. La mujer necesita silencio cuando está de parto. Pero es difÃcil aceptar que el silencio es importante cuando hemos pasado miles de años socializando el nacimiento. También habrÃa que evitar la luz. Es importante que la mujer no se sienta observada, ni juzgada, pero se sienta segura. ¿Qué tipo de personas nos va a hacer sentir seguras sin ser observadas? El prototipo de persona que juega ese rol es el prototipo de mamá que protege y, en un mundo ideal, es con una madre que nos sentimos seguras sin sentirnos juzgadas ni observadas. Ese rol lo pueden cumplir las parteras. Son cambios que no se dan de un dÃa al otro. Se va a necesitar mucho tiempo. Mientras esperamos no va a haber muchas mujeres que puedan parir por sà mismas. La mayorÃa no podrá alcanzar ese equilibrio hormonal para dar a luz al niño y se va a encontrar con dolores muy fuertes, una dilatación que avanza muy lentamente o no progresa. Hay que aprender a tratar estas situaciones patológicas sin usar la farmacologÃa y desarrollar otros métodos. Eso nos llevó a proponer la inmersión en el agua a temperatura del cuerpo como una manera de reemplazar los remedios en nacimientos difÃciles. La piscina puede beneficiar cuando en la primera fase del parto la mujer sufre de dolores lumbares muy intensos y la dilatación no avanza. En ese caso el dolor hace difÃcil la dilatación porque la adrenalina inhibe la oxitocina. Este es el tipo de situación que muchas veces, hoy en dÃa, tenemos que tratar. Siempre es mejor esto que los remedios. Pero no es de un dÃa para el otro que vamos a ayudar a que las mujeres puedan parir sin luz y en silencio, aunque parezcan cosas tan sencillas. ¤
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