La muerte de la australiana Caroline Lowell dio la vuelta al mundo. Justo ella, defensora central del parto domiciliario, muri贸 luego de tener a su segunda hija en casa, lo que le vali贸 una ola medi谩tica internacional de cr铆ticas encarnizadas y no pocos giros ir贸nicos sobre el rev茅s sufrido y 鈥渃asi merecido鈥 en carne propia. La trama indigna alrededor de su muerte se teji贸 en los ataques de editorialistas velando por intereses de grandes corporaciones m茅dicas y en una falta absoluta de esclarecimiento y seriedad a la hora de informar sobre los motivos del deceso. Por complicaciones durante el alumbramiento que derivaron en un fallo card铆aco, por una hemorragia que acab贸 con su vida antes de que pudieran asistirla; por un parto autorrespetado que, sin embargo, la mat贸 al d铆a siguiente en un hospital. Opciones volcadas con desorden y torpeza al solo efecto de confundir a la opini贸n p煤blica para demonizar una vez m谩s (y van...) el derecho de las mujeres a parir c贸mo, d贸nde y con qui茅nes ellas quieran.
Lowell, de 36 a帽os, encabez贸 en 2009 una petici贸n a las autoridades de su pa铆s para que el sistema de salud facilite a las que lo deseen la posibilidad de parir en casa con parteras y personal de asistencia. Su frase recurrente, 鈥渘uestra vida est谩 en peligro sin ayuda de matronas por parte del Estado鈥, acompa帽a m谩s que nunca los informes silenciados de organizaciones voceras del parto en casa como Homebirth Australia. 鈥淟a muerte de Caroline Lowell es la primera de estas caracter铆sticas registrada en el pa铆s desde 1999鈥, declara la vocera de la instituci贸n, Michelle Meares. El n煤mero de mujeres que fallecen durante el parto en Australia es uno de los m谩s bajos del mundo, con una tasa de 8,4 por cada 100.000. En sus registros, ninguna de las 65 muertes de mujeres durante un parto entre 2003 y 2005, ocurrieron en sus casas.
鈥淯na muerte materna siempre nos pone a reflexionar porque es un hecho desgraciado en momentos que debiera celebrarse la vida. Por un lado, es parad贸jico que Lowell, que dedic贸 su vida a luchar por los derechos de mujeres, ni帽os y ni帽as a un nacimiento respetado, muera en ese mismo acto. Pero lejos de ser una advertencia, creo que es la oportunidad para poner una vez m谩s sobre el tapete todas las disquisiciones sobre parto en casa o en la instituci贸n, sobre qu茅 es m谩s o menos seguro, derechos, estad铆sticas y leyes鈥, explica la partera Myrian Viceconte, del 谩rea de obstetricia del Hospital de Escobar y que junto con otras colegas asiste a mujeres que eligen parir en sus casas.
En la Argentina, menos del uno por ciento de los partos son planificados en el domicilio y asistidos por obst茅tricas. Sin embargo, las arremetidas peri贸dicas contra una modalidad centrada en el respeto a la intimidad, al libre albedr铆o de los cuerpos, a la culminaci贸n de los embarazos en un ambiente amable y contenedor marcan la influencia inquietante de 鈥渜uienes deciden qu茅 atenci贸n recibiremos las mujeres: las corporaciones m茅dicas鈥, reflexiona Marina Lembo, referente de la Asociaci贸n Nacional de Parteras Independientes. 鈥淣uevamente, el bot铆n de los intereses econ贸micos y de control social somos las mujeres y los ciudadanos. Muy poco hemos cambiado desde la caza de brujas y la Inquisici贸n; a pesar del matrimonio igualitario y del debate de la despenalizaci贸n del aborto como evoluci贸n en la aceptaci贸n de la diversidad y acceso universal a la salud. Una vez m谩s, la medicina establece qu茅 pueden hacer otros agentes de salud eliminando 鈥榣a competencia鈥, como lo hicieron a lo largo de la historia de la humanidad.鈥
La ginec贸loga y obstetra Claudia Alonso, integrante de la organizaci贸n Dando a Luz y coordinadora de la maternidad del Hospital Municipal Nores, de Tigre, desmitifica supuestos, porque 鈥渆s mentira que parir es m谩s seguro en la instituci贸n. En la ciudad de Buenos Aires vas a un sanatorio cinco estrellas y no hay anestesista, mientras que en los hospitales p煤blicos todav铆a cont谩s con ese profesional; en cualquier cl铆nica del conurbano falta personal o no hay bancos de sangre. Ahora se muere una mujer y la noticia recorre el mundo. 隆En la Argentina mueren miles de mujeres, en treinta a帽os no disminuy贸 la mortalidad materna y nadie se escandaliza!鈥.
Habr谩 que animarse a hacer, dir谩 Alonso, cambios profundos de paradigma, replantear cuestiones arcaicas que tienen que ver 鈥渃on la sexualidad femenina y el control de la libertad para decidir sobre el propio cuerpo. Esto sucede porque se trata de mujeres y de intervenir o no el cuerpo de una mujer. Pero tambi茅n implica cuestiones que tienen que ver con intereses corporativos. Las maternidades seguras y centradas en la familia que dise帽贸 el gobierno revelan esas carencias: hasta ahora, las mujeres no tienen derechos鈥.
La Ley 25.929 de parto respetado fue aprobada el 25 de agosto de 2004 pero todav铆a no se conoce su reglamentaci贸n, por lo cual son pocas las instituciones m茅dicas que garantizan el cumplimiento de lo que la norma establece cuando plantea el derecho a la informaci贸n de la mujer en relaci贸n al embarazo, trabajo de parto, parto y posparto; a optar libremente sobre las intervenciones m茅dicas que se le practiquen, a ser tratada con respeto y que se garantice su intimidad, a ser protagonista de su propio parto, a estar acompa帽ada por una persona de su confianza y elecci贸n, y a tener junto a s铆 a su hijo o hija durante la permanencia en la instituci贸n. Alonso descree 鈥渄e la voluntad pol铆tica de reglamentar la ley. Habr铆a que designar un presupuesto para capacitaci贸n, para reformas edilicias. Hoy la ley se presta a interpretaciones tendenciosas鈥.
La OMS recomienda que en condiciones de normalidad el sistema sanitario no requiera m谩s de un 20 por ciento de episiotom铆as, 10 por ciento de utilizaci贸n de f贸rceps; 15 por ciento de ces谩reas en hospitales especializados y 10 por ciento en hospitales generales. En el pa铆s, seg煤n informes de la Asociaci贸n Obst茅trica Metropolitana (AOM), los registros de ces谩reas en los sectores p煤blico y privado ascienden a 30 y 70 por ciento, respectivamente. La Direcci贸n Nacional de Maternidad e Infancia del Ministerio de Salud, por su parte, desgrana que en los hospitales argentinos 3 de cada 10 nacimientos son por ces谩rea.
Caroline Lowell sosten铆a que la parter铆a independiente es m谩s segura en partos de bajo riesgo. Lo confirman investigaciones cient铆ficas altamente respetables. Son las profesionales obst茅tricas con una visi贸n humanitaria del parto las que evitan intervenciones innecesarias y proporcionan mayor satisfacci贸n a las parturientas. Su asistencia resulta en menor mortalidad infantil, menor mortalidad neonatal y menor 铆ndice de bajo peso en el nacimiento. Practican menos amniotom铆as, realizan menos monitorizaciones fetales electr贸nicas de rutina, utilizan menos fluidos o medicaci贸n intravenosa, narc贸ticos y anestesia, incluido el bloqueo peridural para el dolor, menos episiotom铆as, f贸rceps, extracciones por ventosas y ces谩reas. El conjunto tiene un plus divino: dice Michel Odent que al parir como desean, las mujeres recobran un saber ancestral intuitivo. Aqu茅l que la obstetricia tradicional les fue quitando para sustituir un proceso fisiol贸gico natural y para esterilizarles la dimensi贸n emocional y espiritual del nacimiento.
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