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Viernes, 20 de diciembre de 2013
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rescates

Sin glam

Joan Fontaine
1917-2013

Por Marisa Avigliano
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Las hermanas actrices no se quer铆an. No se quisieron cuando fueron chicas, tampoco cerca de los decorados que Hollywood les invent贸 y mucho menos en la alfombra roja de los Oscar. Olivia de Havilland y Joan Fontaine, las 煤nicas hermanas de la industria cinematogr谩fica ganadoras ambas de la estatuilla dorada, dejaron de hablarse cuando una no invit贸 a la otra al entierro de la madre, o cuando una no fue porque le dijo a la otra que estaba muy ocupada. Las razones var铆an seg煤n qui茅n cuente la versi贸n del desplante. La combinaci贸n de deslealtades ser谩 la clave para averiguar el secreto. Joan acaba de morir a los 96 a帽os, Olivia tiene un a帽o m谩s y vive en Par铆s. Las dos nacieron en Tokio, las dos son fina estampa del cine de los a帽os cuarenta y las dos protagonizaron emblemas de celuloide. C贸mo no recordar a Melanie Hamilton (Olivia) en Lo que el viento se llev贸, o a Lina McLaidlaw Aysgarth (Joan) en La sospecha, de Alfred Hitchcock.

Las horas de escuela y las clases de declamaci贸n compartidas quedaron en el olvido cuando llegaron los primeros contratos. Para que el mundo la conociera Joan tuvo que usar el apellido de su padrastro, porque el De Havilland de nacimiento (Joan de Beauvoir de Havilland) ya era propiedad exclusiva de Olivia, famosa antes que ella y partenaire bella de Errol Flynn en el Capit谩n Blood y Robin Hood.

Fontaine estaba dispuesta a recuperar cucardas perdidas mientras la vida le daba papeles secundarios. Como un detalle recordemos su aparici贸n en Mujeres (1939), la pel铆cula que protagonizaban Norma Shearer, Joan Crawford y Rosalind Russel y en la que no actuaba ning煤n hombre (se hizo una remake olvidable en 2008). Pero el tiempo le colg贸 aquellas cucardas todas juntas una noche de 1941, cuando subi贸 a recibir el Oscar por su Lina de La sospecha, mientras su hermana (tambi茅n nominada) se quedaba inm贸vil en la silla.

Algunos romances tambi茅n fueron disputas con Olivia. Se cas贸 cuatro veces (con un actor, un productor de cine, un guionista y periodista) y cuatro veces se divorci贸. En 1978 escribi贸 su autobiograf铆a (No Bed of Roses), donde habla mal de su hermana, por supuesto, y donde cuenta que el recuerdo de sus a帽os d茅biles (anemia infantil) fueron fundamentales para componer sus mejores roles.

La rubia de romanticismo nervioso, la protagonista amenazada, descubri贸 las mieles del 茅xito mientras el viento mov铆a apenas su c谩rdigan frente a Laurence Olivier en la primera escena que compartieron en Rebecca (1940). Joan hab铆a llegado a donde quer铆a llegar; el rol de esa mujer destruida por temores e inseguridades le regalaba la fortaleza que le exig铆a ser cara de pantalla. Fue Jane Eyre cuando Orson Welles fue Edward Rochester, recibi贸 nuevas nominaciones 鈥揻ilm贸 m谩s de cuarenta pel铆culas鈥 y muchos elogios para su Lisa Berndle en Carta de una desconocida (Max Ophuls, 1948), dos carteles en Broadway y poses de alta costura, pero sin embargo algo faltaba 鈥撀縠l glamour de la ausencia?鈥 o sobraba 鈥撀縨ala distribuci贸n del fastidio?鈥 en Joan, su fuego no siempre quemaba y su cara brit谩nica perd铆a a veces identidad. Despu茅s de verla y volverla a ver no parece dif铆cil repetir la diatriba de Cabrera Infante, que quiz谩 tambi茅n repite Olivia: 鈥淕lamour tiene Ava Gardner a pesar de que naci贸 en una choza, lo tiene Elizabeth Taylor que es una mujer vulgar. Lo tiene Vivien Leigh, pero no lo tiene Joan Fontaine鈥.

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