Queridas chicuelas! ¿Podrán ustedes, mis amigas, perdonar que devele algunas de nuestras estrategias? ¿Creen ustedes que estoy hoy trabajando por quitar misterios para suplirlos con chabacanerÃa? De ninguna manera, lindas de mi corazón, ya que ustedes saben tan bien como yo que no es tan obvio nuestro gusto y placer, y que por lo menos hay cosas que más vale tocar –palpar, sentir, apreciar– que mirar. Además, a santo de qué preocuparse, ellos suelen estar tan convencidos de sus encantos que nada de lo que aquà se diga permanecerá en su memoria más allá del dÃa. Por lo demás, queridos/as/es, abran su mente y muestren lo que tengan, que lo que hoy está bien puede haber desaparecido al dÃa siguiente.
1º Verdad: Si las chicas bajamos la mirada, ¡no es por timidez! Es, mis queridos amiguetes, porque nosotras también nos tragamos uno que otro verso –entre otras tantas y bonitas cosas– ¡y creemos que los pies dan cuenta de otras dimensiones! No se dejen engañar, mis tesoretes, que más de una vez se han visto zapatillas 44 y calzones XS en la misma persona, sólo que lo último una lo descubre demasiado tarde.
2º Verdad: Sobre la importancia de lo que hace con los dedos. ¿Tamborilea sobre la mesa a ritmo parejo y sostenido? ¿Hace girar con delicadeza y precisión la perilla del volumen, por ejemplo? ¿Suele sobar las partes convexas como si fuera con cariño? ¡Ese es nuestro hombre, amigas y por qué no amigos y amiguetes! Estas señales, más que señales son promesas, siempre y cuando los dedos no se pierdan más tarde en las concavidades del poseedor, que eso a veces impresiona.
3º Verdad, aunque relativa: SÃ, en la espalda hay un mundo de sensaciones. ¿Vieron que ahora está de moda eso de mirarles la cola a los varones? Qué sé yo, es como que queda bien, queda osado, atrevido, coolÃsimo decirlo, ¿pero es tan asÃ, chiquillas de mi corazón? ¿Acaso no da más o menos lo mismo? ¿Para qué mirar eso que ellos siempre retacean a la hora de las caricias? Personalmente, queridos/as, me quedo con la espalda, allà donde se hace una. Un sólida pared sobre la que apoyarse en casos de emergencia, un refugio para cuando sopla el viento, en fin, un hombre.
4º y última Verdad: Ese maravilloso tramo bajo la hebilla del cinturón. Y sÃ, a qué negarlo, lo que está ahà nos interesa, nos desvela, nos ilusiona y nos, cómo decirlo, da fiebre. Pero ojo, que lo importante son los detalles. A saber: ¿se acomoda con frecuencia? Cuidado, está usted frente a un hedonista. ¿Se toma bajo los fondillos cada vez que se sienta? Atención, tamaño para no despreciar. ¿Se relojea en el espejo? Alerta rojo, algo que no corresponde hay bajo su bragueta. Presten atención, chiquitas y chiquitos amantes de lo masculino, que asà y sólo asÃ, el tiempo del coqueteo será tiempo bien invertido y no habrá huidas que lamentar ya que todas serán justificadas.
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