River cocinó a Boca y calentó el campeonato con una receta sencilla: un kilo y medio de coraje, medio kilo de buen juego, unos gramos de disposición táctica y una pizquita de suerte. Boca, que llegó al partido con la tranquilidad que le daba saber que el empate le servÃa mucho más que a su rival, manejó un poco mejor la pelota en el primer tiempo y parecÃa encaminarse hacia otro domingo tranquilo, pero se desarmó con el segundo gol de River, se regaló para el contraataque y pudo perder por una diferencia mayor que el 3-1. El partido quedará grabado a fuego: primero en el corazón de los hinchas de River y después en el historial del clásico, porque fue de los mejores de los últimos tiempos, intenso, vibrante, con múltiples aciertos y errores, con gran cantidad de situaciones de gol y mucha tela para cortar.
Empujado y alentado por la multitud que cubrió el 90 por ciento del Monumental, y también por los hinchas de los demás cuadros porque sueñan con entreverarse y/o tienen la sangre en el ojo, River encaró el partido como debÃa, metiendo fuerte, al filo, sabiendo que el empate no le valÃa mucho y que si aspiraba a pelear para el tÃtulo tenÃa que ir al frente. Uno de los dinosaurios del equipo se habÃa extinguido en la semana; el otro, fue encerrado en el banco y entonces el técnico armó un equipo juvenil, le dio la responsabilidad de la capitanÃa y el timón a Belluschi y confió en lo que pudieran resolver HiguaÃn y FarÃas arriba, en la pelea que pudieran dar los volantes en el medio y en el terceto de atrás, sostenido por DomÃnguez de un lado y Ferrari del otro.
La tiza del pizarrón se borró pronto cuando DomÃnguez, lesionado en un choque con Calvo, tuvo que salir y dejó su lugar. Passarella desbarató todas las especulaciones porque no metió ni a Gallardo ni a Gerlo ni a Fernández, sino al pibe Abelairas, que casi no se habÃa entrenado con la Primera. Abelairas entró para sumarse a los del medio, Zapata se quedó como tres bis y River perdió consistencia atrás. Arriba, sin llegar con claridad, creaba alguna zozobra con la movilidad de HiguaÃn por la izquierda, pero alcanzó el gol en una jugada por la izquierda, que merece repasarse paso a paso.
1 La Volpe quiere que el arquero salga jugando, que no revolee la pelota para dividir en tres cuartos de cancha. No está mal como idea. Seguro que el DT no le dice al arquero que salga jugando, aun cuando compromete a un compañero. Y eso fue lo que hizo Bobadilla dos veces con Silvestre. En la segunda, Silvestre perdió la pelota con FarÃas y se vio obligado al foul. Amarilla y tiro libre, desde un costado.
2 Pateó Belluschi, Zapata que es zurdo la cacheteó de derecha y, casi sobre la lÃnea del arco, HiguaÃn la tocó de taco. Passarella dice que fue una jugada de pizarrón. Pregunta: ¿ensayan que Zapata le pegue de derecha?
Boca, herido, se lanzó casi obsesivamente en la búsqueda del empate y tuvo suerte porque lo encontró en seguida. Gago recibió un rebote fuera del área, la adelantó y se la dejó a Palacio que, en el mismo movimiento, se sacó de encima a Nasuti y clavó el derechazo al segundo palo. Se tranquilizó y, como manejaba la pelota con fluidez, dejó una mejor imagen cuando se fueron al descanso.
Lo mejor de River estaba por llegar. En el arranque del segundo tiempo, Belluschi, la gran figura de la cancha, metió un gran pase a HiguaÃn, los defensores de Boca mal parados no atinaron al paso al frente y el delantero de River, habilitado, gambeteó a Bobadilla y definió con el arco vacÃo. Y, sobre la mitad de esa segunda etapa, el tiro de gracia: Belluschi, siempre Belluschi, la puso en cortada y FarÃas le ganó al cruce de DÃaz y a la apurada salida de Bobadilla. En el medio de los dos goles y aun después del tercero, Boca presionó, buscó, asustó, se chocó dos veces con el travesaño de Carrizo, pero se ofreció demasiado para las contras de River, que tuvo más y mejores llegadas y pudo alcanzar una goleada espectacular. Con el 1-3, sin Silvestre (expulsado) y sin Palermo (lesionado), Boca fue una sombra deambulando en el medio de la fiesta y el ole riverplatense.
Las miradas excesivamente crÃticas sobre La Volpe apuntarán a la fragilidad de la lÃnea de 3/4 con que defiende el equipo y el cambio de sistema post-Basile. Las miradas excesivamente almibaradas sobre Passarella llevarán a decir que River ganó la pulseada táctica, pero las explicaciones son mucho más sencillas: River puso más corazón que Boca. Belluschi e HiguaÃn la rompieron, Carrizo atajó mejor que Bobadilla y esta vez a los boquenses no les alcanzó con Palacio y Gago. Ganó River merecidamente; al campeonato le viene fenómeno.
1-0 HiguaÃn ya metió el taco goleador, tras una jugada preparada que no salió del todo bien por el derechazo defectuoso de Zapata.
1-1 Palacio recibió de Gago, se sacó de encima a Nasuti y cruzó un derechazo alto, inatajable para Carrizo.
2-1 De un tiro de Palermo nació el contragolpe que manejó Belluschi y que definió HiguaÃn con una gran gambeta y toque de zurda.
3-1 Otra asistencia de Belluschi, esta vez para FarÃas, que con un solo toque desairó el cruce de DÃaz y la salida de Bobadilla.
Estadio: River Plate.
Arbitro: Horacio Elizondo.
Goles: 29m y 54m HiguaÃn (R), 32m Palacio (B) y 68m FarÃas (R).
Cambios: 9m Abelairas (5) por DomÃnguez (R), 68m Franzoia por Cardozo (B), 70m Bertolo por Calvo (B) y Delgado por Palermo (B) 90m Falcao por HiguaÃn (R).
Incidencia: 74m expulsado Silvestre (B).
Recaudación: 1.194.444 pesos.
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