Resulta difÃcil explicar la victoria de Boca ante Vélez sin fragmentar el partido. Porque si bien en el todo el triunfo del equipo de Russo termina siendo justo, no es menos cierto que tranquilamente el resultado pudo haber sido empate. Incluso la sensación que quedaba en Liniers era que si el descuento de Vélez llegaba un rato antes, el éxito boquense hubiese tambaleado. De la misma forma, si en los ratos en los que tuvo el control del juego hubiese estado más acertado en la definición, la victoria hubiese tenido cifras más holgadas y el sufrimiento de la mitad del segundo tiempo no hubiese existido.
En buena parte del primer tiempo, Boca desarrolló todo su repertorio a partir de la conducción brillante de Riquelme. Además contó con la complicidad de la defensa de Vélez para tomar dos goles de diferencia. En el primero, Pellerano falló en el cierre y permitió que Palacio le ganara la espalda para cederle el tanto a Cardozo, que amagó y resolvió con un tiro cruzado. En el segundo, el error fue de Pellegrino, que quiso salir jugando ante Palermo y Palacio, pero el delantero bahiense se la robó, eludió a Sessa y definió con el arco vacÃo.
Pero, más allá de los errores puntuales del rival en los goles, Boca justificó la diferencia con su fútbol. Todo nacÃa en la inteligencia de Riquelme para hacer jugar al resto de sus compañeros y para que el traslado de Boca tuviera fluidez pese a la incesante presión de Vélez. La otra clave del desarrollo pasaba por la derecha, donde Palacio era incontenible para Pellerano. Entonces las situaciones de gol se sucedieron ante el arco de Sessa: un mano a mano que el arquero le tapó a Cardozo, una tijera de Palermo que Sessa desvió al corner, un tiro picado del goleador que se fue apenas desviado, un derechazo de Palacio que salió cerquita del palo izquierdo y un remate de Riquelme trabado por un defensor cuando dos compañeros llegaban solos por el otro lado.
Claro que, por más que era superado, Vélez no se mostraba como un rival sumiso. Volcando el juego por izquierda y provocando superioridad numérica sobre Ibarra, conseguÃa arrimar peligro, aunque sin generar situaciones concretas. Apenas sumó un cabezazo de BalvorÃn desviado de manera increÃble tras un buen centro de Escudero. Pero estaba claro que, pese a que Boca era mejor, el trámite veloz y dinámico con que se jugaba el partido era el que proponÃa Vélez.
Con el cansancio encima del partido ante Cienciano y con el desgaste al que lo sometió el equipo de La Volpe en la primera mitad, Boca ya no fue el mismo. Entonces, el desarrollo ya fue otro, muy diferente. Con el ingreso de Ocampo, Vélez encontró más fútbol. Además, también crecieron Escudero y Moreno y Fabianesi. Con esos argumentos, el local lo arrinconó a Boca contra su arco y le empezó a generar chances de riesgo. Pero allà apareció Caranta para sostener a su equipo con tres atajadas clave. Primero le tapó un mano a mano a Moreno y Fabianesi, luego le sacó una media vuelta con un manotazo a Ocampo y por último desvió al corner un remate bombeado del volante.
Tanto fue Vélez a buscar el descuento que tuvo su premio con un cabezazo de Pellegrino en el segundo palo tras una peinada de Cabral. Estaba todo planteado para que los de La Volpe igualaran, y ésa era la sensación generalizada. Pero los dos mejores de Boca se combinaron para sacar al equipo del pozo. Riquelme aguantó la pelota y le puso un pase perfecto a Palacio para sentenciar el partido. Por más que quedaban varios minutos, el juego quedó terminado allÃ. Por un lado, porque Boca recuperó la tranquilidad y volvió a crecer su conductor para manejar los tiempos. Y por otro, porque Vélez ya no tuvo suficiente ánimo ni fuerzas para sobreponerse del golpe. AsÃ, Boca se llevó un triunfo clave para llegar a la punta y esperar de la mejor manera el superclásico del domingo.
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