El recuento de bajas después de los últimos diez dÃas de fútbol llama la atención. Se lesionaron José Sand, Diego Valeri, Ariel Ortega, Augusto Fernández, Juan Sebastián Verón, Juan Román Riquelme y Gabriel Paletta. Salvo Sand y Paletta, se trata de jugadores de muy buen pie, los conductores de sus respectivos equipos. Todos sufrieron lesiones musculares. Y no es casual que todos integran equipos que están jugando Copa y campeonato al mismo tiempo.
En 49 dÃas, Boca, River, San Lorenzo y Estudiantes, cuatro de los seis conjuntos argentinos que afrontan simultáneamente las dos competencias, jugaron once encuentros: siete por el Clausura y cuatro por la Copa. Arsenal y Lanús suman dos más, por haber participado de la primera fase clasificatoria desde el 29 y el 31 de enero, respectivamente. O sea, los plazos de recuperación son Ãnfimos, casi inexistentes. Pero, además, la mayorÃa de estos jugadores quiso estar presente siempre: en todo este tiempo, Riquelme y Valeri disputaron 10 partidos, Ortega nueve, y Verón y Augusto Fernández, ocho. No ha habido rotación. Y el desgaste lo están pagando ahora mismo. A precio alto.
El talento no les da tregua. Para ser lo que son tienen que correr y moverse muchÃsimo, sin descanso. Los preparadores fÃsicos dicen que, diez años atrás, un jugador corrÃa el equivalente de siete kilómetros en 90 minutos de juego. Y que hoy debe correr no menos de doce, si quiere tener una participación importante. Eso, dos veces por semana.
Pero, además, la Libertadores se gana y se pierde en los aeropuertos y en los aviones. Y no puede compararse el esfuerzo de altÃsima intensidad que demanda el máximo torneo continental a nivel de clubes, con sus 16 partidos condensados en menos de cinco meses de viajes a lo largo y a lo ancho de la América del Sur, con las exigencias de la glamorosa Liga de Campeones de Europa, que reúne sus 15 partidos en ocho meses, de septiembre a mayo, con traslados más cortos.
Tanto estrés acumulado en un momento empieza a pasar factura. Y ese momento ha llegado. Cuando la Copa entra en etapa de definiciones y el Clausura atraviesa su primera mitad, ya hay un tendal de vÃctimas. Y no son jugadores cualquiera. Son los mejores, los que marcan la diferencia quienes se están quedando al costado del camino, con sus músculos desflecados.
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