Hay que hacer mucha memoria para encontrar un partido en el que Boca se colgara del travesaño durante tanto tiempo, como en toda la segunda etapa del partido de ayer ante Vélez. Aparece difusa una final de la Copa Libertadores contra Palmeiras que después se definió por penales o el 2-1 contra Real Madrid en la final Intercontinental, pero eran otras circunstancias. Boca, que como se sabe es uno de los dos más grandes del fútbol argentino, normalmente se planta como ganador en los torneos locales. Va al frente. Propone. Intenta. O al menos divide la pelota. Puede jugar muy bien, regular o muy mal, pero siempre buscando. Ayer, en todo el segundo tiempo se movió como un equipo chico. Con dos lÃneas de cuatro, encajonado en el área, pegándole a la pelota de punta para arriba sin ningún pudor, rezando para que diera el milagro y el rival no concretara ninguna de las situaciones de gol que fue generando. Decenas de veces se ha dado que, en la Bombonera, Boca atacara tozudamente contra un rival técnicamente inferior, que medio de chiripa terminaba llevándose el triunfo. Ayer pasó al revés: Vélez tuvo la pelota, el dominio del terreno, fue paciente para elaborar sus llegadas y sin embargo se quedó con las manos vacÃas. ¿Se puede hablar de injusticia? Claro que sÃ. Si se comenta el juego, y no el resultado, está clarÃsimo que los de Gareca merecieron mejor suerte y que los de Falcioni se llevaron de Liniers un premio excesivo.
A modo de atenuante hay que marcar que Boca venÃa medio palmado luego del partido del jueves contra Newell’s (Vélez tuvo un dÃa más de descanso) y que, en el primer tiempo, produjo pantallazos de fútbol. El uruguayo Silva (abucheado por todos los velezanos) jugó su mejor partido desde que está en Boca. En los tiempos en que el dominio local no era tan abrumador, fue el gestor de algunos interesantes contraataques, defendió muy bien la pelota y aprovechó la oportunidad tras un rechazo de flipper para clavar el zurdazo entre un montón de piernas. Que Boca se pusiera en ventaja en ese momento no parecÃa tan raro. Lo más sorprendente vino después, en ese segundo tiempo de la cancha inclinada y los goles perdidos.
Vélez pudo empatarlo en un cabezazo de Pratto, pero la pelota que habÃa superado a Orion dio en el poste. El milagro se extendió en el rebote, con una pelota que cruzó todo el arco.
Vélez pudo empatarlo cuando Rescaldani pateó de media distancia, Orion dio rebote y Facundo Ferreyra, el goleador del equipo, el que viene dándole tantas satisfacciones al club, en lugar de levantar la pelota por sobre el cuerpo del arquero caÃdo, abrió bien el pie y pateó contra el palo, pero del lado de afuera. IncreÃble. Un blooper que se repetirá una y otra vez en los programas deportivos de hoy.
Vélez pudo empatarlo en un remate del mismo Ferreyra que habÃa entrado muy libre sobre la derecha, pero le dio mal, y en otra jugada muy parecida de Peruzzi.
Vélez pudo empatarlo en un remate de media distancia de Romero que desvió muy bien Orion.
Vélez pudo empatarlo en varias jugadas de rebotes en el área que casi siempre terminaban salvadas por el Flaco Schiavi, quien sostuvo toda la estanterÃa ya resquebrajada. Pero Vélez no pudo, no supo empatar y malogró la oportunidad de distanciarse en la punta de la tabla y encaminarse asà hacia el tÃtulo. Sintió las ausencias de Cubero y DomÃnguez y dio algunas ventajas en el fondo, pero en general cumplió una buena actuación, cuidando la pelota, presionando, eslabonando juego. Fue raro que no ganara o al menos no empatara. Tan raro como ver a Boca aguantando del modo que lo hizo y festejando sin ponerse colorado.
Estadio: Vélez.
Arbitro: Néstor Pitana.
Goles: 30m. Santiago Silva.
Cambios: 59m. Colazo(5) por Paredes (B), 60m.(5) Allione por Bella (V), 73m. Rescaldani por Insúa (V), 76m. Romero por Cerro (V), 79m. Blandi por Acosta (B), 83m. Somoza por Erbes (B).
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