El de ayer no fue un domingo más. Fue, sin dudas, el más atractivo y dramático del año, con dos horas de fútbol pletórico de emociones, suspenso, goles y festejos. Fue un domingo feliz. Durante la previa, que se extendió con igual intensidad toda la semana, los protagonistas trabajaron para que la jornada de ayer, que concluyó con los tres punteros clasificados para el triangular en el que se definirá el tÃtulo del Apertura, fuera realmente extraordinaria, cargada de color, de sueños y también de suspicacias, siempre presentes en los momentos de definición. Pero lo que se vivió ayer en los cuatro estadios en los que se jugaba la definición fue fútbol en estado puro. Cuatro equipos que necesitaban ganar para tener chances de llevarse el tÃtulo, ya fuera directamente o clasificándose para alguna de las posibles instancias de desempate, cuatro equipos que ganaron con los justo, por la mÃnima diferencia, y que sufrieron hasta el último minuto, hasta el pitazo final.
Los árbitros que debÃan custodiar la hora de arranque de los partidos, para evitar las especulaciones, se olvidaron de sincronizar sus cronómetros y los partidos comenzaron con diferencias que llegaron a los tres minutos en la primera parte y a los diez minutos en los tiempos complementarios. Sin embargo, nada de eso influyó en los desarrollos, salvo por el dramatismo que le agregó al partido de Boca ante Colón, el último de los finalistas en aflojar tensiones.
Pero la arbitrariedad de los relojes quedó rápidamente atrás cuando San Lorenzo, luego del gol de Gonzalo Bergessio, a los 7 minutos, abriera la cuenta en La Paternal para que los de Boedo se sintieran campeones, al menos por unos minutos. Ciertamente, esa sensación de fortuna, ese sueño que comenzaba a tomar forma y permitÃa soñar a los hinchas, duró poco. Es que dos minutos más tarde Figueroa iba a poner a Boca en ventaja, y con eso San Lorenzo ya no pudo sentirse campeón. Para colmo, cuando Juan Román Riquelme anotó, a los 13, el segundo de Boca, la atención volvió al estadio Diego Maradona, ya que un hipotético gol de Argentinos podÃa darles el tÃtulo a los boquenses.
En Victoria, Tigre luchaba con los nervios –sus competidores ganaban y eso los dejaba afuera de la lucha– y con un Banfield que salió decidido a arruinarle la fiesta. Obligado a ganar, arriesgaba más de la cuenta y sufrÃa las arremetidas del conjunto sureño, mientras por la radio se escuchaba que Figueroa les daba el tercer gol a los boquenses, con el que parecÃa que el conjunto dirigido por Carlos Ischia liquidaba el trámite y dejaba fuera de carrera a Lanús, cuya chance estaba atada a que los tres punteros del campeonato perdieran o empataran.
La posibilidad de una definición en un triangular entre los punteros llegó recién a los 38 minutos del partido jugado en Victoria, cuando MartÃn Morel, el jugador revelación del torneo, puso en ventaja a Tigre. Poco después, el jefe de Gabinete del gobierno nacional, Sergio Massa, presente en el estadio de Tigre –club del que fue presidente– se lamentaba de una oportunidad desperdiciada por Carlos Luna, que venÃa de marcar cinco goles en tres partidos pero ayer no parecÃa estar a sus anchas.
El descuento de Colón sobre el final de la primera parte prendió una luz de esperanza en los estadios de La Paternal y de Victoria. Pero Boca todavÃa tenÃa un margen mayor con respecto a sus competidores.
El primero en volver a jugar fue Tigre. Dos minutos más tarde arrancaron San Lorenzo y Lanús. El partido de Boca, en cambio, con la indolencia de Saúl Laverni que no iba a buscar a Colón, que retrasó su salida al campo de juego, arrancó diez minutos más tarde que el de Tigre.
Cuando Colón volvió a descontar, los tres punteros quedaron en iguales condiciones: con un gol de cualquiera de sus rivales se habrÃan quedado sin triangular. Pudo ser San Lorenzo el eliminado, cuando Hauche metió una chilena de zurda dentro del área que pasó muy cerca del travesaño o pudo ser Boca, cuando ValdemarÃn pateó para el tercero de los santafesinos, que no fue gol por acierto del arquero Javier GarcÃa, que atinó a desviar de un manotazo.
El agónico gol de Lanús no cambiaba nada en la definición del torneo, pero al menos les permitÃa a los de Luis ZubeldÃa terminar el año con otra victoria y dejando bien alta su imagen de equipo vistoso y consolidado.
Lo que era sufrimiento resultó propiedad de Boca. Es que la avivada de arrancar más tarde el complemento le terminó jugando en contra, porque con los partidos de Tigre y San Lorenzo concluidos, y mientras estos equipos festejaban sus pasajes a un desempate, Boca sufrÃa los contraataques de su rival, lanzado a aguarle la fiesta. El encuentro terminó con Ischia pidiendo la hora insistentemente hasta que Laverni pitó y desató la euforia de los locales.
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