Marcos René Maidana recuperó en Las Vegas el tÃtulo interino welter junior de la Asociación Mundial de Boxeo. Pero detrás de la satisfacción del logro deportivo se esconde una comprobación: Maidana cada vez pelea peor y parece involucionar, cuando en realidad deberÃa suceder lo contrario.
La victoria del domingo a la madrugada en fallo no unánime ante el mexicano Erik Morales sembró dudas que desconocieron las tarjetas exageradamente benévolas de los jueces Adelaide Byrd y Jerry Roth, que fallaron 116-112 a favor del santafesino y que sólo el empate en 114 al que arribó Dick Houck, el jurado restante, en coincidencia con la visión de LÃbero, reflejó de modo parcial. Maidana tuvo enfrente a un boxeador veterano, gastado por el fragor de cruentas batallas, que peleó dos categorÃas por encima de las que lo hicieron grande (Morales fue campeón del mundo supergallo, pluma y superpluma entre 1997 y 2004, con un peso que fue entre los 55 y los 59 kilos), que estuvo inactivo entre agosto de 2007 y marzo de 2010, que en su retorno a los rings venÃa de ganar tres peleas ante rivales de segundo orden y que además, peleó con su ojo derecho cerrado desde el primer asalto. Y ante ese rival en apariencia accesible, del cual desconfiaba toda la cátedra, Maidana (favorito 7 a 1 en las apuestas) ofreció una actuación deshilvanada, inconvincente, con escasos Ãtem para el elogio.
Sólo en los tres primeros rounds, Maidana (63,500 kg) pudo ser Maidana. Sin desbocarse ni dejarse llevar por la ansiedad de meter una mano para noquear con rapidez, el santafesino impuso rápidamente condiciones ante un Morales (63,500 kg) lento y sin determinación para contenerlo. La limpieza con la que llegaban la izquierda cruzada y en uppercut y la derecha también cruzada a la cabeza del mexicano, sumados a su ojo derecho tumefacto, recortaban la inminencia de una definición categórica en el horizonte del combate.
Sin embargo, todo ese escenario favorable a las pretensiones del santafesino se diluyó como una pompa de jabón. Del quinto round en adelante, Morales se puso en marcha al mismo tiempo que Maidana empezó a ofrecer su peor versión. Lento como de costumbre, y más impreciso que de costumbre, el Chino fue perdiendo presencia sobre el ring, eficacia, y hasta aquella energÃa mental que le habÃa posibilitado gobernar el pleito en sus nueve minutos iniciales. Como si lo hubiera bloqueado la comprobación de que Morales le habÃa soportado el vigor de sus golpes y, pasado el peor momento, también se atrevÃa a atacarlo.
Sin convicción ni potencia, Maidana no fue nada. Entonces, desde esa cuarta vuelta en adelante, la pelea se le transformó en un suplicio. Morales lo anticipó con su izquierda en punta y le hizo sentir el rigor de esa misma mano cruzada a la cabeza. Y no sólo eso: también puso sobre el ring del MGM Hotel & Casino de Las Vegas su inagotable corazón de guerrero azteca y su oficio de peleador de grandes ligas, con 20 peleas por tÃtulos del mundo sobre sus espaldas. En el 8º round, Morales habÃa igualado los cómputos y la tendencia general lo favorecÃa sin disimulos.
No obstante, no pudo dar el paso al frente para capturar la porción de ese tÃtulo inventado sin pruritos por la AMB sólo con el propósito de satisfacer su voracidad recaudatoria. En el 10º asalto, con su ojo derecho cerrado por una inflamación impresionante y otro corte en su párpado izquierdo, el mexicano dejó la última gota de energÃa que le quedaba y se quedó sin resto como para ceñirse la corona. Recién ahÃ, Maidana reapareció en la pelea. Y un poco menos cansado que su rival, se lo llevó por delante y ganó los dos últimos parciales en medio del bramido de la multitud por la bravura y el coraje que los dos peleadores distribuyeron a manos llenas. Daba la impresión de que los jurados terminarÃan volcándose por Morales. Pero esta vez, y contra todos los pronósticos, el beneficiado fue Maidana. Morales no perdió y habrÃa que hacer un gran esfuerzo de análisis para explicar por qué ganó el santafesino.
No obstante, al Chino le dieron la pelea. Pero no deberÃa sacar conclusiones erróneas de la victoria. No superó uno solo de sus defectos, más bien los reiteró a todos. Lento, sin creatividad ni justeza en los envÃos, y con un modo preocupante de lanzar los golpes con los dos pies en una misma lÃnea (por eso erró tanto), hasta dio la impresión de no haber llegado bien puesto en lo fÃsico. Del 8º round en adelante se lo vio ahogado y sin recuperación. Además, su rincón, liderado esta vez por el mexicano Rudy Pérez en reemplazo del argentino Miguel DÃaz, fue parte del problema. No le aportó soluciones estratégicas entre round y round, y abundó en griterÃos e indicaciones motivacionales que sonaron huecas e inútiles.
Aun asÃ, Maidana es otra vez campeón. Y lo seguirá siendo mientras consiga que su fortaleza fÃsica pueda estar por encima de todo. Tiene algo a favor: es uno de los predilectos de los jefazos de la HBO y de su promotor Oscar de la Hoya por su boxeo furioso y a todo o nada, y eso le asegura presencia en futuras grandes carteleras. Pero tiene mucho en contra: sabe poco, no mejora y eso lo arrima a una derrota en cualquier momento, no bien le pongan enfrente a alguien tan fuerte como él y más inteligente que él.
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