Domingo, 5 de diciembre de 2004
Como contracaras perfectas, el humor y la crueldad se funden en la tercera novela de Gustavo Nielsen, un intento provocador y audaz de responder a la pregunta sobre la posibilidad de escribir literatura despu茅s de Auschwitz.
El odio
Auschwitz
Gustavo Nielsen
Alfaguara.
190 p谩ginas.

Por Osvaldo Aguirre
Auschwitz no designa s贸lo la localizaci贸n del peor campo de concentraci贸n dise帽ado por el nazismo. Funciona, sobre todo, como una condensaci贸n del horror. En ese sentido, lo entendi贸 Theodor Adorno, al sentenciar que 鈥渘o puede haber poes铆a despu茅s de Auschwitz鈥. Pese a que la frase aparece como ep铆grafe en su libro, Gustavo Nielsen le da otro sentido al t茅rmino: Auschwitz se convierte en el apellido de un personaje. Algo que suena como un estornudo, dice Berto, el protagonista, en lo que no es sino una de las muchas provocaciones que contiene esta novela.
Berto, un contador de 37 a帽os que vive en Palermo y se considera 鈥渦n porte帽o normal鈥, tiene caracter铆sticas que recuerdan a Fabio, el personaje principal de La flor azteca (1997), la primera novela de Nielsen: se regodea con fantas铆as sexuales c贸micamente desfasadas de la pr谩ctica y tiende a interpretar de manera equ铆voca los signos de la realidad. Tambi茅n reconoce un parentesco con Saravia, el personaje de El amor enfermo (2000), la novela anterior: ambos entablan relaciones persecutorias con los dem谩s, como si lo que los rodea fuera capaz de agredirlos de una forma que no podr铆an prever; ambos descubren o alucinan que son manipulados por otros y que est谩n metidos en una pesadilla de la que parece dif铆cil escapar. Esos rasgos son llevados aqu铆 al extremo: Berto vendr铆a a mostrar, al desnudo y sin ret贸rica como en las novelas anteriores, la esencia de esa patolog铆a familiar.
En El amor enfermo la percepci贸n distorsionada de la realidad comenzaba por ser el efecto de una pena de amor; en el principio de Auschwitz se encuentra, en cambio, el odio. Berto es un nazi consecuente, que exaspera el pensamiento fascista. Odia a los jud铆os, pero no es s贸lo antisemita: tambi茅n desprecia a los discapacitados, los inmigrantes, los provincianos, los fumadores, los gordos, las mujeres en general y las madres en particular, los beb茅s, los mendigos, las travestis, los gays y en definitiva los que son diferentes. Parece una expresi贸n de manual 鈥搖na caricatura鈥 de la l贸gica autoritaria, que ordena el mundo en campos enfrentados, constata la presencia del otro, lo observa como una amenaza y concluye que debe ser eliminado. Pero eso mismo que le provoca repugnancia lo atrae: le gustan, sobre todo, las mujeres jud铆as.
Berto comparte una noche con Rosana Auschwitz, despu茅s de conocerla en un baile del Club Israelita, y descubre que ella guard贸 su semen en el congelador de la heladera. Lo que en principio parec铆a como una conquista amorosa parece desplegarse como una trampa. Los hechos vendr铆an a demostrar una teor铆a formulada por Fabio Zerpa para demostrar la existencia de extraterrestres. Se trata de una variante del tema de la invasi贸n, tal como se conoce a trav茅s del cine de ciencia ficci贸n de los a帽os 鈥50 y 鈥60: los alien铆genas no irrumpir谩n al modo de una guerra convencional sino de forma solapada, desde el interior mismo de los cuerpos humanos por 鈥渢ransmutaci贸n gen茅tica鈥. Berto acepta este delirio que traduce as铆: los ET 鈥渟on como los chinos en el barrio de Belgrano鈥.
Nielsen exhibe una vez m谩s su notable capacidad para lograr registros tan diversos como el humor y la crueldad. Lo particular no consiste en que est茅n asociados en el relato de los mismos hechos sino en el modo en que se despliegan: son como dos caras de una moneda, que el narrador manipula con el oficio de esos magos capaces de acreditar en un mismo acto la realidad de la ficci贸n y lo ilusorio de la realidad. Esa es la dimensi贸n inquietante de esta novela: lo que es gracioso, lo que provoca la carcajada, parece ser tambi茅n lo espantoso, lo repulsivo. El centro de la historia gira precisamente en torno de una larga sesi贸n de torturas yvejaciones que Berto le inflige a ese ni帽o extra帽o que ha visto en la casa de su amante.
En la antolog铆a de cuentos La selecci贸n argentina (2000), Nielsen se帽al贸 a Osvaldo Lamborghini como uno de los pocos escritores que admiraba y es inevitable pensar en aquel pasaje como en una reescritura de 鈥淓l ni帽o proletario鈥, texto que sostiene la obra de Lamborghini. Tambi茅n dijo entonces que el Proceso 鈥搕茅rmino con que los militares trataron de borrar la dictadura鈥 era de uno de los hechos sociales que m谩s lo hab铆a influenciado. Las dos referencias est谩n en la base del episodio en cuesti贸n, el momento m谩s complejo e intenso del relato. Berto, que lee Mein Kampf como una novela y una colecci贸n de aforismos, aborda el Nunca M谩s como un libro de recetas, 鈥渦n manual de sadismo explicado a los amateurs鈥. Los redactores de la Conadep se preguntaron c贸mo era posible narrar el horror; Auschwitz responde a ese interrogante con el grotesco. En los tramos finales, Berto experimenta una revelaci贸n: el personaje al que hemos visto decir y cometer atrocidades no constituye su verdadera personalidad sino la de otro, que vendr铆a a ser el verdadero invasor; ante el espejo constata que, en vez de un ario, es un criollo hijo de inmigrantes. Aunque incluye un sesgo disparatado, ese brusco cambio es un poco inveros铆mil.
Las novelas anteriores de Nielsen no parecieron tan logradas como los cuentos que public贸 en Playa quemada (1994) y Marvin (2003). A diferencia de ellas, Auschwitz propone una historia m谩s ajustada, una escritura menos complacida consigo misma y que en consecuencia potencia sus aristas revulsivas.
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