El terremoto de 8,9 grados de la escala Richter que sacudi贸 a Jap贸n el 11 de marzo parece seguir temblando. Como si hubiera sido la primera ficha de un efecto domin贸 tr谩gico, lo sigui贸 un tsunami que arras贸 con todo, explosiones en la central at贸mica de Fukushima y un p谩nico nuclear que contin煤a radiando nuestras subjetividades. Sin embargo, no todas las consecuencias se corresponden estrictamente con la desgracia. En el lado B (de bueno) de las fichas que cayeron est谩 la de la memoria. Y le bast贸 con mostrarnos el siglo que acabamos de embalar, para que nos acordemos de Hiroshima, Nagasaki y Chernobyl, ciudades que aprehendimos como sin贸nimos de bombardeos nucleares. Charles Pellegrino 鈥揾ombre formado en las ciencias duras y deformado por su coraz贸n blando鈥 se ocup贸 de documentar las historias de vida (y de muerte) de los sobrevivientes de las bombas at贸micas lanzadas por Estados Unidos en Jap贸n, al finalizar la Segunda Guerra Mundial. Y, desde la primera l铆nea, nos advierte que cerrar los ojos no alcanza para borrar la historia ni 鈥搈enos鈥 para que no vuelva a ocurrir.
Pellegrino cuenta en el prefacio que el disparador de El 煤ltimo tren de Hiroshima fueron las ense帽anzas del poeta Tsutomu Yamaguchi, doble sobreviviente de Hiroshima y Nagasaki. En los breves encuentros que mantuvo, le transmiti贸 su preocupaci贸n por el incipiente desarrollo at贸mico, por la amnesia de la civilizaci贸n moderna y por la banalidad con que se usan ciertas palabras como 鈥渕uerte鈥, 鈥渁niquilaci贸n鈥 y 鈥渂ombardeos鈥. Seg煤n el autor, su m谩xima sabidur铆a fue comprender 鈥揺scuchando el lenguaje cotidiano鈥 鈥渜ue si la humanidad no recordaba pronto, si no comprend铆a 鈥損or ejemplo鈥 que nuke them (鈥榖ombard茅enlos鈥) era la peor maldici贸n que un ser humano puede usar contra otro grupo de personas, entonces quiz谩 toda la civilizaci贸n se encontrara ya en el tren en que 茅l hab铆a viajado: de Hiroshima hacia algo mucho peor鈥.
Como si fuese el recorrido de un tren fantasma, los diez cap铆tulos en que est谩 estructurado el libro narran 鈥揻igurativamente鈥 el viaje que hizo Yamaguchi en agosto de 1945. Con una prosa t茅cnica y para nada condescendiente, Pellegrino escucha y reescribe las historias con la frialdad de un m茅dico que decide amputar una pierna para salvar la vida del paciente (en este caso, el que necesita ser salvado es el mundo). As铆, se detiene en los 煤ltimos minutos de hombres y mujeres antes de ser convertidos en gas y en carb贸n disecado, cuando cae 鈥渓a estrella asesina鈥; en los 鈥渓agartos andantes鈥 que deambulaban por la calle, ciegos y sin caras, con un agujero rojo en el lugar de la boca; en los ni帽os a los que les qued贸 en la piel el dibujo de la estampa de sus remeras como si fuera un tatuaje; y en el aroma 鈥搎ue recuerdan los sobrevivientes鈥 de la carne quemada 鈥渟imilar al olor del calamar cuando se asaba a la parrilla鈥.
El 煤ltimo tren de Hiroshima, sobre todo, es una m谩quina de enumerar historias (tal es el caso, que capt贸 la atenci贸n de James Cameron, quien ya compr贸 los derechos para un futuro film). Entre ellas, se destaca la de Setsuko Hirata con su esposo Kenshi, quien afirma que al momento de la explosi贸n escuch贸 la voz de su mujer 鈥損ese a estar a tres kil贸metros de distancia鈥 grit谩ndole 鈥淧rot茅gete鈥, siendo su 煤ltima palabra previo a sufrir en su cuerpo el uranio que cargaba la bomba. Tambi茅n sobresale la visi贸n de un aviador que pilote贸 el Necessary Evil (mal necesario). Un testimonio valioso, destaca Pellegrino, por ser testigo, part铆cipe y, a la vez, por saldar un error de la primera edici贸n del libro, donde se tom贸 por cierto la f谩bula de un falso tripulante de la misi贸n Hiroshima.
Los relatos, acompa帽ados con dibujos y mapas para ajustar la imaginaci贸n del lector, son una prueba s贸lida, hist贸rica, de lo que fue (y es) capaz el hombre. Charles Pellegrino los escribe con urgencia, como si estuviera haciendo una especie de justicia po茅tica con las v铆ctimas y sobrevivientes; como si su libro sirviera para pedir disculpas 鈥揺n nombre de la humanidad entera鈥 por la creaci贸n de armas de destrucci贸n masiva, elaboradas gracias al desarrollo y la 鈥渆voluci贸n鈥 de nuestra civilizaci贸n.
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