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Sábado, 10 de enero de 2009
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El Segurola est谩 a salvo

La Ciudad les comunic贸 por nota a los vecinos que no se hace el proyecto de peatonalizaci贸n. Un caso ejemplar de hacerse escuchar y de terminar escuchando.

Por Sergio Kiernan
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Si 2008 es recordado como el a帽o en que los vecinos ganaron la batalla para que les hagan caso, la etiqueta ser谩 simple justicia. Result贸 que las ONG y grupos que se movilizaron para preservar el patrimonio y cuidar el espacio urbano aprendieron a tocar las cuerdas correspondientes. Fue una mezcla de asistencia a audiencias p煤blicas, di谩logo con funcionarios y legisladores, presencia en los barrios y amparos judiciales. El actual gobierno porte帽o, a su vez, result贸 menos sordo, mudo y presumido que el supuestamente progresista de Ibarra-Telerman, y aprendi贸 a aflojar. Ya es evidente que si los vecinos se alzan, el macrismo no va a forzar un enfrentamiento. O al menos no lo va a hacer por un tema de patrimonio.

El 煤ltimo d铆a laboral de diciembre esto qued贸 tan claro que hasta qued贸 por escrito. El 30 de diciembre uno de los vecinos del barrio Segurola recibi贸 una c茅dula de notificaci贸n de la Ciudad en la que le avisaban en negro sobre blanco que iban a dejar al barrio en paz.

La historia de esta c茅dula que lleg贸 a la calle Mataco, all谩 por donde termina Floresta, empez贸 el a帽o pasado en la otra punta de la ciudad. Fue con el tont贸n proyecto de peatonalizar la calle Defensa, la clase de cosa que s贸lo se le ocurre a un funcionario nuevito con demasiados libros de urbanismo en la cabeza. El proyecto consist铆a en crear un largo 鈥渓iving urbano鈥 en Defensa, de Plaza de Mayo a Parque Lezama, ved谩ndolo al tr谩nsito excepto para los residentes con garaje. La cosa ven铆a con bolardos, farolitos nuevos, bancos, alg煤n 谩rbol y, lo que irrit贸 como nada, la nivelaci贸n entre calzada y veredas, que pasar铆an a distinguirse por sus texturas, nada m谩s.

El proyecto era una tonter铆a, pero lo que deton贸 la protesta fue que era una tontera inconsulta: los vecinos de San Telmo se enteraron por los diarios. Ahora parece de una ingenuidad palmaria, pero los autores del bodrio posaban con cara de quien espera que lo feliciten y aplaudan. En el curso r谩pido de realidad que es la pol铆tica municipal, r谩pidamente se encontraron enfrentando vecinos enojad铆simos, amparos y protestas, y se desayunaron con que tendr铆an que haber consultado a sus abogados antes: el gobierno porte帽o no puede peatonalizar nada por decreto. Mientras contaban votos 鈥搚 se enteraban de que los propios no quer铆an votar algo tan impopular y los dem谩s ni quer铆an hablar del tema鈥, los funcionarios ten铆an que salvar el proyecto, que ya estaba preadjudicado. Ah铆 entra el barrio Segurola.

Un buen d铆a de primavera, los vecinos de esa zona de agradables pasajes, tranquila y bien barrial, se encontraron con que les llegaron unos volantes anunciando obras. El Segurola es lo que se lleg贸 a construir de un brillante proyecto de vivienda popular de la d茅cada del veinte, de los que cortaban el ejido tradicional en manzanas m谩s chicas y creaban casas regulares, de baja altura. El resultado, y hay varios en esta ciudad, es una cuadr铆cula de callecitas mansas, de circulaci贸n m谩s vale lenta y que gritan 鈥溌esidencial!鈥 sin necesidad de carteles. Los vecinos leyeron los volantitos y r谩pidamente entendieron que les estaban encajando el proyecto de la calle Defensa.

Despu茅s de una primera asamblea en la plaza Bander铆n, los vecinos volaron a la Legislatura a hablar con la diputada Teresa de Anchorena, que ya estaba ayudando a los vecinos de San Telmo. Las semanas siguientes se pasaron en audiencias, reuniones y asambleas.

Lo que terminaron entendiendo los funcionarios, con el ministro de Desarrollo Urbano a la cabeza, es que estaban fabricando opositores donde no los hab铆a. El barrio Segurola s煤bitamente ten铆a una asamblea para oponerse al 鈥減rogreso鈥 que les tra铆a el gobierno, asamblea que le dec铆a en todos los tonos a los funcionarios que los vecinos se consideraban damnificados e iban a pelear contra las obras.

El 30 de diciembre, uno de los vecinos de la asamblea recibi贸 la notificaci贸n que acompa帽aba una nota enviada por el director general de Proyectos Urbanos de Aquitectura, Miguel Ortemberg, a la Direcci贸n General de Coordinaci贸n Institucional y Comunitaria. Ortemberg le comunicaba a su colega, el tambi茅n arquitecto Vela, que se bajaba del caballo, y Vela les giraba copia a los vecinos del Segurola para que se dieran por enterados. La nota es ejemplar por su claridad y comienza explicando que fue Proyectos Urbanos de Arquitectura que cre贸 el proyecto 鈥渄e mejora del Barrio Segurola鈥. Luego, Ortemberg escribe que 鈥渄铆as atr谩s se realiz贸 una reuni贸n con personal de la Direcci贸n General de Coordinaci贸n Institucional y Comunitaria y vecinos del barrio. En la misma se expuso el proyecto y la amplia mayor铆a de los all铆 presentes se manifestaron en contra de la realizaci贸n de dicha obra鈥. Y la conclusi贸n es palmaria: 鈥淧or lo tanto, esta direcci贸n informa que el proyecto pensado para el Barrio Segurola queda sin efecto鈥.

驴Hace falta ser m谩s claros? La peatonalizaci贸n de espacios p煤blicos con esos farolitos chinos 鈥搇iteralmente鈥 se banca en los no-lugares de la ciudad. Nadie se opuso a la cortada Tres Sargentos, al fragmento de Reconquista o al pasaje Disc茅polo, partes del centro de la ciudad que se caracterizan por tener tanta o m谩s poblaci贸n de paso que permanente. Se puede cuestionar el patente mal gusto de los mobiliarios elegidos, pero la idea de crear espacios de pausa en la sobresaturaci贸n del centro no es mala en s铆. Pero San Telmo o el Segurola son otra cosa, barrios con realidades distintas y vecinos permanentes que tienen otras agendas.

Y hablando de San Telmo: 驴podr谩 el Ministerio de Espacio P煤blico dejarse de macanear hablando de l煤menes y entender de una buena vez que infringe la ley poniendo columnas de alumbrado en la APH 1?

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