Página/12 :: m2 :: Catalogaciones en Uruguay

Los uruguayos festejaron el pico de actividad de su Comisión del Patrimonio Cultural de la Nación, que en 2014 catalogó veinte lugares y edificios como monumentos históricos, un aumento considerable sobre los doce que se preservaron en 2013. La lista incluye dos menciones no muy usuales al oriente del Plata por su vinculación con el pasado de violaciones a los derechos humanos de la dictadura uruguaya. El presidente de la Comisión, Alberto Quintela, explicó que en el año recién terminado el Día del Patrimonio tuvo como tema el espacio público y se pidió al público que se hicieran propuestas de catalogación.

Uno de los sitios que marcan delitos de los militares es la seccional número 20 del Partido Comunista, en Paso Molino, que fue escena de una masacre de militantes en los años ’70. También se incluye en la lista un terreno rural dentro del Batallón 14 de Artillería en Toledo, lugar donde se encontraron e identificaron los restos de dos desaparecidos, el docente Julio Castro y el militante social Ricardo Blanco.

El resto de la lista incluye la iglesia de Soca, en Canelones, creada a comienzos de los años ’60 en memoria de la poetisa Susana Soca, muerta en Brasil en 1959. Icono modernista local, el edificio fue creado por el español Antonio Bonet. También modernista, y bastante más excéntrico, se incluyó el “Monumento al hongo” construido por el uruguayo Walter Domingo para el Centro de Barrio 3, en el acceso noroeste de Tacuarembó. En la misma localidad se preservaron dos murales de Jonio Montiel en el Centro de Barrio 1.

La lista sigue con el Club Ansina de Castillos, Rocha, fundado por descendientes de esclavos africanos; la casa de Francisco Soca, el padre de la poetisa Susana, en Montevideo, donde funcionaba la revista Entregas de la Licorne; el sitio paleontológico en la Ruta 26, km 262, en Tacuarembó; y el sitio arqueológico Cerro de los Burros, en Playa Hermosa, Maldonado. Nuestra vecina Fray Bentos tuvo dos catalogaciones: una del sistema ferroviario complementario del muy bien preservado frigorífico local y otra de la plaza Hargain. En Canelones se catalogó el notable hotel La Floresta, un bello ejemplo del racionalismo de inspiración naval que tan bien se de-sarrolló en Uruguay.

Y en estos días se va a festejar en particular el “ascenso” a monumento histórico nacional de un lugar muy querido por los patrimonialistas: el Museo del Azulejo, fundado en Montevideo en 1997 por el arquitecto Alejandro Artucio Urioste sobre la base de su formidable colección privada. El museo en Yi 1444 es un feliz encuentro entre la pasión del coleccionista –e investigador del tema, escritor y docente– y la cordura del gobierno, que hizo posible el museo.