Si se pensara genéricamente en una banda joven que busca hacer rock, que nació previo a Cromañón, pero sufrió el golpe de crecer al costado marginal del under porteño en la era post y en la que sus integrantes hablan de “ideologÃa†y “autogestiónâ€, se pensarÃa inevitablemente en una banda combativa. Quizá de punk rock –o de rock barrial– y anclados en la crÃtica como emblema. En la denuncia como oración.
Si se pensara eso de Huestes del Baco, serÃa en forma errónea. No porque no tengan su postura, como dirá Jerónimo Argamasilla, el guitarrista, o porque no sepan qué buscan con “que el mensaje llegueâ€, según Jorge BeguerÃ, el cantante, sino por la forma de decirlo. Una versión endulzada de rock contracultural, con letras que invitan al optimismo y a la esperanza. Una banda que quiere hacer rock, pero no le sale, “sale ska, reggae, mezcla, jamás rock puroâ€, rÃen y que desde hace unos meses está presentando Mientras viva una ilusión, su primer disco.
Jerónimo: –Tocar en Capital es un garrón. Es injusta la movida. Tenés que conseguir la fecha, pagar por el alquiler, sonidista, iluminador, el de la puerta, Sadaic y, además, un porcentaje de entradas.
Jorge: –Y tenés que anticiparte un año para conseguir una fecha.
Carlos Balaguer (baterÃa): –Después de Cromañón surgieron los llamados productores. Hay mucha gente que se agarró de esa figura para sacar beneficio y no te tiran ni una mano. Es gente que ya la pasó, que tiene bandas más grandes y saben lo que cuesta hacerse lugar.
Jerónimo: –Es más: varios de ellos te pisan la cabeza.
Jorge: –Si ponés la plata, ya sabés que podés tocar con cualquiera y en cualquier lugar. Se puso todo bien comercial.
Cecilia Garbellotto (bajista): –Claro. Antes, llegar a Obras era para pocos, toda una hazaña. Ahora pagás y llegás. Es más ficticio, se perdió la mÃstica, la magia de llegar.
Jorge: –(Risas) Queremos... pero si viene la gente porque le gusta.
La botella de cerveza transpira en la mesa y estos “seguidores del vinoâ€, el asado y cultores de la amistad –algunos se conocen desde la primera infancia– repasan vaivenes a la hora de cosechar los primeros frutos. Lo costoso de las primeras fechas, el gozo del primer seguidor que viajaba desde Escobar sin que tuvieran siquiera un demo y, acaso como exorcismo, de las pálidas. Reina, sin embargo, un espÃritu alegre. Una tibia satisfacción. “Presentamos el disco en abril en The Roxy ante 400 personas, fue increÃbleâ€, dicen a coro. En el futuro próximo está la grabación, a fin de mes, del primer videoclip de la banda, con el tema Por algo será y la preparación de cara al segundo disco, que tienen en mente para 2012. La banda se completa con Nicolás Cristilli en percusión, que está ausente por trabajo. Cada uno labura para subsistir. Cecilia es musicoterapeuta en una institución para chicos con necesidades especiales. AllÃ, cuentan, tuvieron “la mejor fecha de la banda, celebrando el Fin de Añoâ€. Uno vende insumos de computación. Otro es bancario y un tercero es empleado público.
Jorge: –Si entra, mejor: queremos vivir de esto, equiparnos, crecer, pero sobre todo tocar.
La tarde se descomprime en la noche, que al fin llega. Huestes del Baco vuelve a ser una banda. De música y de amigos. Una banda que escribe en una de sus canciones que “donde mueren las promesas, nace la desesperaciónâ€. Y que promete, pero que no quiere defraudar, ni defraudarse.
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