
El grito (Edvard Munch, 1893)
Oleo, temple y pastel sobre cart贸n, 89 cm. X 73,5 cm., Galer铆a Nacional de Oslo
El grito (Skrik, en su original noruego) fue pintado varias veces por Munch (1863-1944). Expuesto por primera vez en 1893 como parte de un conjunto de seis piezas titulado Amor (donde El grito vendr铆a a representar la fase final, angustiante, de una relaci贸n amorosa), suele decirse que estuvo inspirado por la atormentada vida de su autor, quien perdi贸 a su madre y a una hermana durante su infancia y qued贸 bajo el cuidado de un padre muy severo. En su diario, Munch escribi贸: 鈥淧aseaba por un camino con dos amigos; cuando el sol se puso, de repente el cielo se ti帽贸 de rojo sangre. Me detuve y me apoy茅 en una valla muerto de cansancio: sangre y lenguas de fuego acechaban sobre el azul oscuro del fiordo y de la ciudad. Mis amigos continuaron y yo me qued茅 quieto, temblando de ansiedad, sintiendo un grito infinito que atravesaba la naturaleza鈥. La angustia que describen estas palabras fue plasmada luego en un cuadro, La desesperaci贸n, que anticipar铆a a El grito.
Dos de las versiones del cuadro fueron robadas varias veces. El 12 de febrero de 1994 fue tomado en pleno d铆a de la Galer铆a Nacional de Oslo. Los ladrones dejaron una nota que dec铆a: 鈥淕racias por la falta de seguridad鈥. A los tres meses, le pidieron al gobierno noruego un rescate de un mill贸n de d贸lares, pero finalmente fue recuperado por las polic铆as noruega y brit谩nica en una acci贸n conjunta. Diez a帽os despu茅s, el 22 de agosto de 2004, la versi贸n expuesta en el Museo Munch fue robada a mano armada por dos hombres, que nunca pidieron rescate ni respondieron a la recompensa ofrecida de 97 millones de euros. Nuevamente, fue recuperado el 31 de agosto de este a帽o por la polic铆a noruega.
鈥淣osotros los supervivientes, no somos solo una minor铆a peque帽a sino tambi茅n an贸mala. Formamos parte de aquellos que, gracias a la prevaricaci贸n, la habilidad o la suerte, no llegamos a tocar fondo. Quienes lo hicieron y vieron el rostro de la Gorgona, no regresaron, o regresaron sin palabras.鈥
Primo Levi
Este tremendo ac谩pite del escritor italiano fue escrito sesenta a帽os despu茅s de que Munch pintara en la Pen铆nsula Escandinava su c茅lebre pintura El grito.
Vi por primera vez una mediocre reproducci贸n de ese cuadro, sobre finales de los a帽os 鈥40, en la Escuela preparatoria de Bellas Artes que funcionaba en una se帽orial mansi贸n sobre la calle Cerrito, a pocos metros de Arroyo.
No me pregunten nada. Yo era un jovencito imberbe que todas las noches llegaba desde un barrio del suburbio. No me habr谩 resultado f谩cil pasar del m谩s abyecto naturalismo al 鈥渞esultado鈥 de varios siglos de desarrollo pict贸rico.
Por supuesto, lo mismo me ocurrir铆a al enfrentar la obra de Picasso, Matisse, Braque... A帽os m谩s tarde vi distintas pinturas de Munch en museos de Am茅rica o Europa.
En 1994 pinto un cuadro que titulo: Recuerdos del siglo XX. Con 茅l intentaba expresar algo de mi siglo convulsionado, siempre amenazado por las luchas religiosas y pol铆ticas. En este cuadro, entre otras cosas, desnudos, espejos, banderas rojas, emerg铆a la imagen de El grito de Munch.
En 1999, junto a Jorge Demirgian y Luis Felipe No茅, expuse en el Byrggens Museum de Bergen, Noruega. Luego, por invitaci贸n de nuestro embajador Federico Mirr茅, fuimos a Oslo. All铆, en la Galer铆a Nacional, por primera vez en mi vida, vi la pintura cuya imagen me hab铆a perseguido por m谩s de cincuenta a帽os.
En este momento estoy mirando un magn铆fico afiche que reproduce el cuadro en cuesti贸n y que yo compr茅 en el 鈥渂azar鈥 del museo junto a la inflable figura del hombre que grita.
Nosotros, los pintores, solemos ser, ante una obra, mucho menos expresivos que un cr铆tico o un gustador de arte. Ocurre que lo que se ve lo puede explicar cualquiera. 驴De qu茅 vamos a hablar? 驴Del hombre que grita y se lleva las manos al rostro...? 驴Del puente, de la playa, del poniente, del mar? (驴Y esto es todo?...)
Prefiero (en este caso) atrapar la opini贸n de un artista hablando sobre 茅l mismo: 鈥...pinto para matar la palabra. La vida es constantemente falsificada. El artista vive un secreto que debe manifestar. La pintura no viene de la cabeza sino de la vida. La tela no tiene nada que ver con la raz贸n razonante. Pintar es un intento de alcanzar lo verdadero. En buscar el rostro de aquello que no tiene rostro. 隆Es tan extra帽a esa necesidad de ver y de hacer ver!鈥 (Bram van Velde, pintor holand茅s del siglo XX).
Yo creo que El grito est谩 significando un momento en que la subjetividad act煤a como un f贸rceps que ayuda a parir una realidad tan siniestra e ins贸lita como la que se avecina. Para m铆 Munch es un gigante que aunque de un modo distinto, como Visen, no se deja aletargar por el ritmo de los valses vieneses. Un antiguo adagio dice: La luz come el color, como el color come la l铆nea. Podemos agregar (en el caso Munch) que tambi茅n la materia come la l铆nea. Y que Munch es uno de los m谩s grandes coloristas de la historia.
Pict贸ricamente, El grito lo trastrueca todo: el puente indica la existencia de una perspectiva geom茅trica, pero la perspectiva a茅rea dice todo lo contrario. Adelante, cercanos al espectador, est谩n los grises coloreados y atr谩s en el horizonte la m谩xima violencia color铆stica de los amarillos y los rojos.
Estamos ante una 鈥渞ealidad鈥 parad贸jica. Comienzan, dentro del mismo sistema pict贸rico, a convivir los enemigos.
Esto se ampl铆a cuando el mar (que es una siniestra mancha abstracta) se convierte en mar por contraste con la figuraci贸n (peque帽os barquitos). Y as铆 de seguido. Plano y volumen. Y un ritmo enloquecedor que transforma todo en una sola cosa. Se trata (en resumen) de la negaci贸n del mundo fenom茅nico.
Y ahora me sorprendo haciendo un an谩lisis formal. Importa lo que Munch dice, y esto es imposible de transmitir con palabras. Porque lo esc贸pico se impone sobre lo 贸ptico.
Ni la mugre ni el tiempo han aminorado esta expresi贸n que no se puede narrar. Esta gran pintura es, como algunas pocas otras, una consecuencia de una relaci贸n maravillosa de forma, espacio, materia y color, nada m谩s.
Seguramente Edgard Munch hubiera cerrado la boca frente a su obra.
Muchos a帽os despu茅s, cuando un previsible comprador, refiri茅ndose a una obra de Picasso pregunt贸: 鈥溌縔 eso qu茅 es?鈥, el malague帽o contest贸: Eso es eso.
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar|República Argentina|Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.