En Letonia, durante una función de la pelÃcula El cisne negro, habÃa un señor de 42 años que comÃa pochoclo haciendo mucho ruido. Resulta difÃcil, por no decir imposible, meterse por completo en la atmósfera del cine cuando los sonidos foráneos una y otra vez hacen reaparecer la realidad.
La pelÃcula, para resumirla de alguna manera, cuenta la historia de una bailarina que se ve sometida a intensas presiones y recorre un sinuoso camino hacia la locura.
Al terminar la pelÃcula, otro espectador le disparó al masticador de pochoclo. Aparentemente, consideró que una persona capaz de hacer tanto ruido durante la función no merecÃa seguir viviendo. El tirador quizá traÃa la locura de casa o quizá la pelÃcula, a pesar de los distractivos ruidos, lo llevó hasta allÃ. El señor de 42 años se quedó congelado para siempre en esa edad: no sobrevivió a las heridas. Su asesino, un joven de 27 años, fue arrestado y tiene varios testigos en su contra. Irá preso, merecidamente preso; mientras tanto, sufre la industria del pochoclo en Letonia porque ahora ¿quién se anima a comer pochoclo en el cine?
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