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Domingo, 22 de diciembre de 2002
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Pl谩stica

Chica material

En su primera aventura tridimensional,
Silvana Lacarra explora la abstracci贸n con catorce piezas de madera y f贸rmica que limpian el mundo y
rejuvenecen la mirada del espectador. Ligada a sus
materiales por una pasi贸n casi amorosa, la artista de Bragado cuenta c贸mo hace para producir una belleza
zen con planchas de tres metros por dos y una caladora.

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Catorce unidades mixtas,
de Silvana Lacarra.
Hasta el 10 de enero en
Dabbah-Torrej贸n,
S谩nchez de Bustamante 1187.
Informes al 4963-2581.
POR SANTIAGO RIAL UNGARO
Algo sucede en la muestra de Silvana Lacarra. O mejor dicho: la nada se instala en la galer铆a Dabbah-Torrej贸n, donde sus Catorce unidades mixtas se exhiben hasta el 10 de Enero. Las piezas de madera y f贸rmica imponen un silencio y hasta una distancia. En la sala contigua, la gente entrechoca sus copas, saluda y picotea alg煤n que otro man铆, alguna pasa de uva. A nadie se le ocurrir铆a hacer nada de eso en presencia de las 14 piezas, que parecen llamar a la soledad, la interioridad o la reflexi贸n. A medida que van llegando, los invitados entran, observan y salen. De hecho, el mejor lugar para hacer la entrevista termina siendo la misma sala: el 煤nico lugar vac铆o.
Desde su mismo t铆tulo, la instalaci贸n borra cualquier referencia a todo lo que no sea su propia existencia de formas primarias y elegantes. Estas 鈥渦nidades mixtas鈥 鈥撯漰iezas鈥 seg煤n las define Silvana Lacarra鈥 son abstracciones geom茅tricas. Si en su teor铆a de la relatividad, Albert Einstein se帽alaba que 鈥渓a geometr铆a no se ocupa de la relaci贸n entre las nociones y los objetos de la experiencia, sino s贸lo de la relaci贸n l贸gica de dichas nociones entre ellas鈥, esta instalaci贸n construye un mundo despojado y atractivo, cuyas relaciones l贸gicas seducen por su econom铆a y su rigor formal. Dice Lacarra, mimetiz谩ndose con la elegancia austera de sus obras: 鈥淓n una 茅poca como la que estamos viviendo, me parece que necesitamos bajar un poco鈥. Y en efecto, en su primera exploraci贸n de la tridimensionalidad, Silvana Lacarra aporta una mirada que despeja, que limpia y atrae tanto desde el vac铆o como desde la materia.
Dice Lacarra la Caladora: 鈥淎 m铆 la f贸rmica realmente me atrae. Me gusta lidiar con estos materiales. Voy a buscar las f贸rmicas a Avellaneda y las planchas son de 3 por 2,10 metros, as铆 que hay que manipularlas con m谩quinas industriales鈥. Pero si la est茅tica es industrial (por la precisi贸n de sus terminaciones y la elecci贸n de los materiales), el trazo de Lacarra est谩 presente en las l铆neas de los contornos de cada una de las unidades. Con su caladora, Silvana Lacarra se las ingenia para 鈥渃ivilizar鈥 estos materiales, al ir calando cada pieza en forma individual. 鈥淪铆: se puede decir que dibujo con la caladora, ya que la l铆nea est谩 hecha con la caladora. Pero lo que m谩s me interesa es la atracci贸n f铆sica que siento por los materiales. Me gusta su corporeidad, su inserci贸n en el espacio, su expansi贸n. Me pasa con la f贸rmica, y tambi茅n me pas贸 con la membrana asf谩ltica, con las chapas de zinc y con la madera鈥.
El proceso de trabajo de Lacarra es muy preciso, y el refinamiento formal de sus piezas es producto de una atenci贸n a los accidentes m谩s sutiles de sus queridos materiales: 鈥淭rabajo desde el dibujo; despu茅s le paso un molde de arcilla y despu茅s, en algunos casos, va a la carpinter铆a鈥. All铆 fue donde empezaron a conectarse la madera y la f贸rmica. No del todo satisfecha con la pintura, Lacarra empez贸 a trabajar con la madera porque 鈥渆ra un material que me parec铆a que pod铆a comprar... y que me gustaba. All铆 mismo, en la carpinter铆a, empec茅 a utilizar todos los retazos de f贸rmica que quedaban tirados, que no serv铆an para nada. As铆, de a poco, empec茅 a cortarlos y a aprender a manipularlos鈥.
Muchacha solitaria y campestre (naci贸 en Bragado, va y viene del campo a la ciudad y de la ciudad al campo), Lacarra habla de su relaci贸n con la f贸rmica como de un romance que evoluciona hacia la plenitud: 鈥淐ada vez nos llevamos mejor鈥, dice. Figuras volum茅tricas y aerodin谩micas, estas Catorce unidades mixtas interact煤an en y por el espacio y sugieren una sensibilidad singular, expresada en forma as茅ptica y precisa, pero no por ello menos personal. Si hay algo que cautiva de esta muestra es esa relaci贸n secreta que la artista mantiene con los materiales, con sus formas y sus vac铆os. De hecho, en los 煤ltimos tiempos, una de las lecturas preferidas de Lacarra fue una serie de teoremas de Ren茅 Descartes que hacen del vac铆o uno de sus t贸picos principales. 鈥淢e fijo mucho en la econom铆a鈥, dice Lacarra, 鈥減ero no s贸lo en la econom铆a de la imagen. Yocreo mi propia econom铆a: nunca gasto m谩s de lo que puedo, aprovecho cada pedacito de f贸rmica, cada maderita鈥. Tal vez de esa concentraci贸n nazca la idea de seriedad que rescata la muestra. 鈥淪铆, la muestra es seria, pero no veo que sea intimidante, porque pr谩cticamente todos se acercaron a contarme sus impresiones鈥, comenta Lacarra. Durante la charla, de hecho, un ni帽o se sube a una de las piezas ante el benepl谩cito y las risas de Silvana.
Quiz谩s la terminaci贸n de las obras tenga algo quir煤rgico, pero su rigor formal, ese minimalismo radical que ya hab铆a exhibido en su muestra de 1999 en el Centro Borges (una serie de placas de f贸rmica caladas y luego recolocadas en su lugar de original), nos ofrece, desde sus peque帽os vol煤menes, un espacio: un espacio vac铆o. Un detalle revelador: las l铆neas que vemos en los contornos de estas 鈥渦nidades mixtas鈥 son producto de la ausencia del material, cortado por el dibujo de la caladora de Lacarra. Las interpretaciones 鈥搇as maneras de llenar ese espacio鈥 corren por cuenta del observador. 鈥淣ada hay m谩s vasto que las cosas vac铆as鈥, escribi贸 Francis Bacon. La reflexi贸n, que Paul Virilio rescata para enfatizar la hiperconductividad del vac铆o, se aplica a esta instalaci贸n de Lacarra.
El aire de la sala, el espacio vac铆o de las l铆neas, las sutiles diferencias generadas por la luz natural y la luz artificial y el silencio de Lacarra (el mismo nombre de la exposici贸n s贸lo hace menci贸n a la unidad de cada pieza y a su interacci贸n grupal) terminan envolvi茅ndonos en un ambiente de armon铆a y formas elegantes, con sus declives y sus matices de color. Lacarra: 鈥淵o no pienso en la armon铆a ni en la energ铆a cuando estoy trabajando, pero es cierto que necesito tener todo controlado. Trabajar con m谩quinas industriales me permiti贸 tener un menor destrozo del material: cuando pas谩s la f贸rmica sobre una cepilladora de borde, a veces se resquebraja. Ahora, en cambio, aprovecho mucho m谩s los materiales. Hay cero descarte. Adem谩s de querer respetar el peso y el grosor del material, a m铆 me interesa mucho conservar el color de la f贸rmica. El color es la personalidad de cada f贸rmica; es algo que no admite ninguna modificaci贸n. Y lo mismo pasa con la homogeneidad de los materiales. Me interesa mucho otorgarle a eso el peso que tiene: esa autoridad que tiene lo uniforme y homog茅neo. Y eso me lo da la f贸rmica鈥. En tiempos en los que una avalancha de informaci贸n impacta contra nosotros en forma constante, esta exhibici贸n ofrece una experiencia espacial, la posibilidad de apreciar la serenidad de lo uniforme. Como al pasar, Silvana Lacarra comenta que acaban de saquearle la casa, y que entre otras cosas le robaron la computadora. Pero fue una desgracia con suerte: 鈥淣o me robaron la caladora, que es mi herramienta preferida鈥, comenta.

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