Desde Santa Fe
Durante la dictadura, Victor Manuel Montti era secretario del juez federal Fernando Mántaras, un activo colaborador de la represión. En 1983, un ex preso polÃtico, Orlando BarquÃn lo acusó por haberlo presionado para que firme una declaración arrancada bajo torturas en la comisarÃa 4ª, en 1977. Pero otro juez al que secundaba en la reapertura democrática, Héctor Tripicchio, lo sobreseyó y archivó la causa el 4 de abril de 1984. Casi un cuarto de siglo después, el 9 de mayo de 2008, un tercer magistrado, Ricardo Lazzarini, desarchivó el expediente y anuló el sobreseimiento porque descubrió que Montti nunca habÃa sido investigado y ni siquiera indagado por lo que consideró un delito de lesa humanidad. Tuvieron que pasar otros quince meses para que la Cámara Federal de Rosario ratifique que no habÃa cosa juzgada. La serie seguirá el jueves, a las 9 de la mañana, cuando Lazzarini amplÃe la indagatoria de Montti y le pida explicaciones por esa denuncia que pesa en su contra desde hace 26 años y por la que nunca fue molestado. Hasta ahora.
Montti ya habÃa sido indagado en la causa que instruye Lazzarini hace dos años, cuando actuaba como conjuez el abogado Leandro Corti, quien lo acusó por no dejar constancia en un acta judicial de las torturas que habÃa denunciado otro ex detenido polÃtico, Roberto Cepeda y no requerir asistencia médico. Fue el 18 de octubre de 2007, cuando el ex secretario de Mántaras ingresó al Juzgado Federal por una puerta y salió por la otra.
El jueves, Lazzarini lo interrogará por la denuncia de BarquÃn, pero también por dos hechos que denunciaron otros ex presos polÃticos: Francisco Klaric y José Villarreal.
La investigación de Lazzarini es un desprendimiento del juicio a los represores santafesinos, en la que ya procesó por "asociación ilÃcita" a siete acusados: los seis que juzga el Tribunal Oral (VÃctor Brusa, los comisarios Juan Calixto Perizzotti, Héctor Romero Colombini y Mario Facino, la ex carcelera MarÃa Eva Aebi y el ex oficial de inteligencia de la PolicÃa, Eduardo Ramos), más el ex jefe del Destacamento de Inteligencia Militar 122, coronel Domingo Manuel Marcellini, que zafó del juicio por problemas de salud. El octavo imputado en la causa es Montti, pero sobre él no pesan los cargos de los demás.
El nombre de Montti comenzó a sonar en el juicio a Brusa y compañÃa ya desde el arranque, el 14 de setiembre, cuando declararon BarquÃn y Klaric. Un mes después, el 14 de octubre, lo señalaron Cepeda y José Villarreal.
BarquÃn ratificó que Montti lo presionó para que firme una declaración que le habÃan arrancado en una sala de tormentos en la comisarÃa 4ª. "Me dijo: 'ya viste que mal la pasaste, si no ratificas esto ante mi presencia, volvés y te va a pasar exactamente lo mismo", contó ante el Tribunal. Mientras que Klaric lo definió como un integrante de la "patota judicial". "SabÃamos quiénes eran Mántaras, Montti, Brusa y (el ex juez federal ya fallecido Miguel Angel) Quirelli. Era la patota judicial", precisó.
Cepeda dijo que el 14 de junio de 1977, cuando estaba detenido en la comisarÃa 4ª. denunció ante Mántaras, Montti y Brusa las torturas que habÃa sufrido en dos centros clandestinos de Córdoba: La Perla y La Rivera, de donde lo habÃan trasladado a Santa Fe. "TenÃa olor a muerto. Estaba muy mal, con cicatrices, golpeado, con una perforación en el pie que me habÃan hecho con un soplete. Me faltaba una parte del cuero cabelludo. Estaba podrido en vida", dijo. Entonces, preguntó cómo le podÃan tomar una declaración judicial en ese estado. "Mántaras y Montti se chocaron para decirme que tenÃa suerte, que otros no habÃan tenido esa oportunidad. Que la habÃa sacado barata", recordó.
Villareal también relató un interrogatorio de Montti y Brusa. Estaba con otros detenidos. "Fuimos pasando de a uno. Montti estaba con Brusa y un escribiente, no muy alto, peinado para atrás. Tuvimos una discusión con Montti por los términos de la declaración. Intervino Brusa, que dijo: 'Si se pone en duro lo bajamos/matamos y ya'. Después, nos llevaron de nuevo a la 4ª, donde habÃa un régimen de abandono, no nos daban de comer, ni nos sacaban para ir al baño", dijo.
La jueza Lidia Carnero le preguntó entonces cuál habÃa sido la reacción de Montti. "En todos los interrogatorios habÃa una complicidad entre los que nos golpeaban y los jueces", respondió Villarreal.
Uno de los laderos de Mántaras en la dictadura era Montti. El otro, Brusa. Los dos se reciclaron en la democracia. Brusa ocupó el mismo cargo de Mántaras hasta su remoción, en marzo de 2000. Mientras que Montti se desempeñó como juez federal Nº 2 de Santa Fe durante un año -desde setiembre de 1983 hasta octubre de 1984 , después se radicó en la provincia de Santa Cruz, donde ocupó altos cargos judiciales en el gobierno de Arturo Puricelli. Y finalmente, se instaló en Mar del Plata, donde se retiró como fiscal general, en 2002.
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