Desde Santa Fe
La justicia logró devolverle el nombre al cuarto desaparecido de los ocho encontrados en una tumba clandestina en el campo San Pedro, de propiedad del Ejército, cerca de Laguna Paiva. Se trata de Carlos Alberto Bosso, un militante del peronismo revolucionario que cayó en Rosario en setiembre de 1977, junto a su esposa, MarÃa Isabel Salinas, quien ya habÃa sido identificada a principios de febrero último. Los otros dos son: MarÃa Esther Ravelo y Gustavo Pon, desaparecidos también en Rosario, en la misma época, por lo que ahora faltan identificar otros a cuatro: tres hombres y una mujer. Una de la hipótesis de la investigación judicial es que todos ellos pasaron por el centro clandestino La Calamita antes de ser ejecutados. "Después de tantos años de búsqueda y lucha por la verdad, hemos podido reencontrarnos con ellos, saber dónde estaban y comenzar a reconstruir que pasó en estos años tan horribles y tremendos para nuestra sociedad. Ahora reclamamos justicia", dijo Liliana Salinas, hermana de MarÃa Isabel y cuñada de Bosso, en un diálogo con Rosario/12.
La fosa común fue hallada el 9 de junio de 2010 por el Equipo Argentino de AntropologÃa Forense. Es la primera en la Argentina que apareció en un predio militar, lo que prueba la responsabilidad directa del Ejército en el genocidio. Y desde entonces los análisis genéticos lograron identificar a cuatro desaparecidos en Rosario: Gustavo Pon (secuestrado en agosto de 1977), MarÃa Esther Ravelo (detenida junto a su marido, Emilio Etelvino Vega, el mismo dÃa que los Bosso, el 17 de setiembre de 1977, en su casa de Santiago 2815, conocida como la Casita de los Ciegos). Y ahora, a los esposos Bosso y Salinas, que militaron en la ciudad de Santa Fe hasta fines de 1975 cuando se mudaron a Rosario.
El juez federal Nº 2, Francisco Miño, que instruye la causa del campo San Pedro, espera tener en las próximas semanas el resultado de los cruces genéticos que ordenó en su momento para identificar a los otros cuatro desaparecidos: tres hombres y una mujer.
Bosso tenÃa 25 años y su esposa "Mary", 22, cuando un grupo de tareas de la dictadura los secuestró el 17 de setiembre de 1977, en Rosario. VivÃan en un departamento con su hija de un año, Mariana Bosso. "Eran muy jóvenes. A él le faltaba una materia para recibirse de ingeniero quÃmico y ella, estudiaba bioquÃmica", recordó Liliana, dos años menor que su hermana.
Al dÃa siguiente, el domingo 18 de setiembre, un hermano de Carlos Bosso, que también vivÃa en Rosario, escuchó el timbre de su casa, abrió la puerta y se encontró con su sobrina. "Dos hombres de aproximadamente 35 años le entregaron la nena y algunas ropitas", denunció ante la Conadep, en 1984, el abogado Enrique Héctor Cabreriso, primo de los Bosso y defensor de los derechos humanos hasta su fallecimiento, en marzo del año pasado. El relato de Cabreriso coincide con el de la hermana de Salinas. "Los domingos ellos iban a almorzar a la casa del hermano de Carlos, en Rosario. Y ese dÃa él atendió un llamado en la puerta y después volvió con la nena", dijo Liliana, a Rosario/12.
Ya en 1984, también ante la Conadep, Liliana habÃa aportado otro dato clave. Mariana fue entregada junto con una carta de su madre, MarÃa Isabel Salinas, quien le pedÃa a su familia que "cuidaran a la nena", que ella y su marido "estaban bien" y que "pronto iban a tener noticias" de ambos.
Poco después, Liliana recibió una segunda carta de su hermana, pero ya en su casa en Santa Fe, en calle Corrientes al 4.200, en el oeste de la ciudad, donde vivÃa en ese entonces. Era una carta "similar a la anterior" que se la entregó "una persona mayor de 50 años, canoso".
Ayer, Liliana recordó ese episodio. "Era un atardecer, a mediados de setiembre de 1977 dijo . Un señor de pelo blanco, no muy alto, llegó hasta mi casa y me entregó la carta de mi hermana. Yo fui a llamar a mi papá y cuando volvimos a la puerta, este hombre ya no estaba, se habÃa ido. Vemos que un auto dobla la esquina, asà que pensamos que era el auto con el que habÃa venido", agregó.
¿Qué decÃa la carta?
Nos contaba que ellos se iban por un tiempo, pero que tenÃan pensado volver. Que pronto tendrÃamos noticias. Y que cuidemos a Mariana, que en ese momento tenÃa pocos meses. Nos explicaba lo que comÃa la nena, cómo debÃamos cuidarla. Esa carta frenó la posibilidad de hacer la denuncia en ese momento y después, tampoco la hicimos por miedo a exponernos.
¿Y qué pasó con la carta?
La guardé un tiempo, pero después la rompà por temor...
Sin embargo, otra de las cartas se conserva en el legajo de la Conadep de Carlos Bosso. A la primera página la escribió él y a la segunda su esposa. "SÃ, es la letra de ellos", reconoció Liliana cuando vio las fotocopias. Está dirigida a los padres de Bosso y firmada por "Carlitos" y "Mary" como si estuvieran juntos, en el mismo lugar. Es su último testimonio. "Queridos padres", les dicen a los abuelos de la nena. "Como ustedes saben, a Mariana la queremos mucho, pero creemos que por un tiempo es mejor para ella que esté con ustedes. Luego nos volveremos a encontrar y todo será distinto que hasta ahora y le explicaremos bien todo".
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar|República Argentina|Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.