El casero de la chacra del vicegobernador Jorge Henn en Monte Vera, René Alberto Pozo, le dijo al fiscal a cargo de la investigación, Gustavo Urdiales, que los tres sujetos que coparon la propiedad a punta de pistola, intentaron matarlo. "Me dieron por muerto", afirmó. Y aportó una pista clave para orientar la pesquisa del secuestro y el fusilamiento: en el baúl de su Renault 18 rojo guardaba una carterita con 60 mil pesos que habÃa cobrado poco antes por el seguro del fallecimiento de su esposa, en noviembre. Los asaltantes se toparon con el dinero cuando lo encerraron en el baúl del vehÃculo, donde lo trasladaron hasta un montecito para ejecutarlo. Pozo sobrevivió a dos disparos que le fracturaron el maxilar inferior y a una noche bajo cero porque recién fue auxiliado el martes al amanecer. Ayer, Urdiales ordenó un allanamiento en el que se demoró a cuatro personas, en Recreo Sur, en el lÃmite con Monte Vera. Mientras que el vicegobernador Henn agradeció "los mensajes de apoyo" ante el drama, pero dijo que "ahora lo más importante es que don Alberto se recupere".
Pozo pudo declarar ante Urdiales en el hospital José MarÃa Cullen, donde está internado. "El relato orientó la investigación", dijo el fiscal. Y confirmó que habÃa ordenado "varias medidas" y "un allanamiento", en Recreo Sur, cerca de donde apareció abandonado el Renaul 18 de la vÃctima. Más tarde, trascendió que estaban demoradas cuatro personas. El director del hospital, Roberto Chito, informó que Pozo se recuperaba de "las heridas de arma de fuego y los traumatismos" que habÃa sufrido y ya se habÃa programado "una cirugÃa reconstructiva del maxilar". Un amigo de Pozo habÃa dicho que éste recibió un disparo en el rostro y otro en la mano, pero ayer el médico aclaró que los dos balazos fueron en el rostro. Uno de los proyectiles impactó "en el maxilar inferior que hay que reconstruir", pero "lo que parecÃa ser un orificio de salida de la bala, en realidad es el orificio de entrada de otro disparo con una lesión ósea en una vértebra cervical que no provocó ningún tipo de inconveniente", explicó Chito. "Lo de la mano eran escoriaciones por un traumatismo. El pensó que habÃa recibido un disparo en la mano, pero no es asÃ", aclaró.
A pesar de sus dificultades para articular palabras, Pozo relató el secuestro, el fusilamiento y superviviencia bajo cero a un cronista de El Litoral. La pesadilla comenzó el lunes a las seis de la tarde, cuando los perros ladraban el cañaveral. Salió y se encontró con "tres tipos armados. Uno de ellos me apuntó con una pistola calibre 9 mm.", dijo. Lo sentaron en una silla de la cocina, donde vio como operaba la patota.
"Buscaron por toda la casa. Pasaron horas. Después cargaron todo en mi auto: televisor, linterna, motoguadaña, motosierra, taladro, de todo. Yo sólo tenÃa algo más de mil pesos encima, pero cuando abrieron el baúl de mi coche para meterme adentro vieron la carterita donde guardaba el dinero del seguro por la muerte de mi mujer. Se sorprendieron al encontrar los 60 mil pesos", relató Pozo.
Eran las dos de la madrugada. Lo encerraron en el baúl y lo bajaron en un montecito, donde uno de asaltantes le ordenó: "¡Andate!". Caminó unos pasos. "Un tiro me rozó la columna. El otro me dio en el cuello. El proyectil me entró por el lado derecho y salió por atrás, del izquierdo. Me desplomé, mientras sentÃa que me salÃa mucha sangre. Me dio por muerto y se fue".
Descalzo, mal herido, Pozo sobrevivió. "No sé bien qué hice. Estaba muerto de frÃo. Caminé por el monte hasta que llegué a una casita abandonada. Ahà encontré unas bolsas de arpillera y me cubrà un poco. Me quedé dormido. Luego, seguà hasta un camino y aproximadamente a las 8 me encontró un muchacho que iba a trabajar en su camioneta. El llamó para pedir ayuda. Tuve mucha suerte", concluyó.
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