Página/12 :: rosario :: Un alivio que llegó sobre la hora

3 Central: Alvarez (6); Rades (4), Ribonetto (4), Braghieri (7), Papa (4); Costa (5), Borzani (5), Paglialunga (5), Cristian González (5); Vizcarra (5), Arzuaga (5). DT: Leonardo Madelón

2 Racing: Navarro (4); Sosa (4), Cáceres (5), Menghi (4), Gonzalo García (-); Chatruc (4), Matías Sánchez (5), Batia (4), Moralez (6); Sava (5), Avalos (5). DT: Juan Manuel Llop.

Goles: PT: 43m Avalos (R). ST: 31m Vizcarra (C), 38m Damían Díaz (C), 42m Sava (R) y 45m Cristian González (C).

Cambios: PT: Shaffer (5) por Gonzalo García (R). ST: Desde el inicio Zuculini oir Bastía (R) y Messera (4) por Paglialunga (C), 20m Gurrieri por Arzuaga (C), 29m Damián Díaz por Raldes (C) y 40m Fileppi por Matías Sánchez (R)

Incidencias: PT: 34m Navarro (R) le desvía un tiro penal a Vizcarra (C.

Quienes pelean por seguir en la categoría salen a la cancha con la misma sugerencia que cargan los que buscan el título: jugar buen fútbol. De eso Central entendió poco. Pero en la puja menor del torneo sucede que a veces más importante que los tres puntos son los golpes emotivos recogidos en un partido, como el de ayer, donde el canaya fue grosero con la pelota, dilapidó un penal, fue perdiendo en el entretiempo, se lo empataron cuando ya se contaban segundos, pero lo ganó antes de que el tiempo agregado expire. Y si a esto se añade que el rival de enfrente era un competidor directo por no descender, entonces lo de anoche parece haber resuelto cosas importantes en la discusión por sobrevivir.

El cartel de "final" que le colgaban los jugadores al encuentro de ayer no respondía, en este caso, a la cita de un lugar común para responder a una pregunta de similar dimensión. Más allá de los fundamentos estadísticos que justificaban tal calificación, Central y Racing afrontaron el partido como se anunciaba. Con nervios, temores tácticos compartidos (Central no atacó en grupo en todo el primer tiempo y se paró más cerca de Alvarez de lo acostumbrado), y mucho mal gusto para jugar, lo que explica los motivos de por qué ambos reniegan del promedio.

Las finales se arman con el choque de equipos en instancias decisivas y se construyen con emociones, de las grandes, como las que se precipitaron ayer en el epílogo del juego. Antes de llegar al tramo más interesante del partido, se debe apuntar un penal atajado por Navarro a Vizcarra (remató fuerte y al medio) ante infracción de Sánchez a Arzuaga, un tiro desde larga distancia de Morales que desvió Alvarez y un gol de Raldes, pero en contra. El boliviano venció a su propio arquero con un cabezazo fallido producto de su esfuerzo por evitar que el balón le llegue a Avalos tras tiro de esquina de Moralez.

Central nunca reaccionó el gol de Racing. Promediaba el segundo tiempo y los hinchas bramaron al unísono en reclamo de más entrega física para dar vuelta la situación. Pero Racing jugaba poco tiempo en su campo, Cristian González y Messera no asumían protagonismo, Arzuaga flaqueaba (en lo físico, claro está) y Madelón miraba desconcertado.

Pero como en fútbol se puede hacer un gol a partir del bochazo más intrascendente, a muchos cayó por sorpresa el empate anotado por Vizcarra, quien cabeceó cruzado y débil, pero bien esquinado, un centro de Papa para sacudir el Gigante, en momentos donde la desazón parecía ganar el cielo de Arroyito.

Animado como apostador que saca un pleno en su primera jugada, todo Central fue por más, metiendo la presión que pedían sus hinchas y el gol soñado: derechazo alto y cruzado de Damían Díaz a sólo siete del final. A Racing se le iba un partido que había resuelto con escasas exigencias, pero otra acción imprevista alteró las emociones: centro y cabezazo de Sava, en la que fue su única aparición de toda la noche. Pero el remate final estuvo en los pies de Cristian González, quien en afán de poner la pelota en el área la clavó detrás de Navarro, y punto final.

CENTRAL GANO EL PARTIDO ANTE RACING SIN JUGAR BIEN, Y CON SUFRIMIENTO.

Un alivio que llegó sobre la hora

Con goles de Vizcarra, Damián Díaz y el Kili González, todos en los últimos 15 minutos, el canaya pudo respirar. De local, en un partido que era una final de la promoción, el equipo fue grosero y erró un penal.