Lejos, muy lejos del conformismo, a Milton Nascimento no parece bastarle el sólo hecho de ser uno de los nombres más trascendentales de la música popular brasileña. De hecho, en la entrevista que le concediera a Página/12, Nascimento admitió: "Siento que estoy por el buen camino. La música siempre fue mi camino, y lo sigo caminando. La música siempre será mi compañera, mi mejor amiga". Acompañado entonces de la música, de su música, el cantante y compositor actuará esta noche a las 21 en el Teatro Broadway, en el que será su último concierto de la gira que ya lo llevó a presentarse en el Teatro Gran Rex porteño y en La Usina, en Córdoba.
Volcado decididamente a la actividad artÃstica en 1963 con el grupo que conformara junto a sus hermanos, Nascimento comenzarÃa a ganar popularidad tres años más tarde, de la mano de Ellis Regina. A principios del 70, la edición de su disco Clube da esquina lo instaló como un compositor de prestigio en la escena brasileña.
Un prestigio que ya por entonces comenzaba a trascender las fronteras: de gira por Brasil junto a Weather Report, Wayne Shorter convocó a Nascimento para la grabación de un disco. El jazz, por esos dÃas, no era una música desconocida para Nascimento, quien ya en su infancia se habÃa habituado a la pluralidad: "En la casa de mis padres siempre estaba la puerta abierta para la música. Escuchábamos música italiana, francesa, inglesa, cubana, argentina, portuguesa. Esa casa me marcó musicalmente. Ahà aprendà que siempre hay que estar abierto a todo tipo de música, a todos los géneros y los ritmos. Hay que ser curiosos y saber escuchar, siempre. Nunca hay que pensar que uno ya conoce lo suficiente. Eso mismo supe no bien empecé a rodearme de músicos de jazz. En ese ambiente siempre hay que tener el oÃdo atento. Los músicos de jazz siempre fueron gente muy abierta a las nuevas músicas".
Sin atarse nunca a estética alguna, Nascimento tuvo la posibilidad de grabar y tocar con una gama de artistas que en Argentina incluye a nombres como Mercedes Sosa, Charly GarcÃa o León Gieco, y que en el plano internacional es aún más diversa. Peter Gabriel, Pat Metheny, Paul Simon, Cat Stevens, Quincy Jones, Herbie Hancock o Jack DeJohnette son sólo algunos de los artistas con los que el brasileño compartió sus creaciones.
Esa versatilidad y apertura es la que, como suele ocurrir a partir de los códigos del mercado, hizo que su obra fuera etiquetada como world music, algo que no convence al artista. "Para mà el casillero de la world music no es muy preciso, es sólo una idea que se creó para encasillar la música que en otros lugares del mundo, sobre todo los angloparlantes, no entendÃan o no sabÃan dónde poner. Ese concepto de música es una de las tantas maneras en que se quiere limitar la música. Cuando yo comencé a hacer mis propias canciones lo único que juré fue que harÃa cosas en las que creyese y que trabajarÃa con gente que también creyera en lo que hacÃa", manifestó Nascimento y remarcó: "La mezcla de la raza negra, tribus originarias y blancos hizo de Brasil un campo minado de ritmos y percusiones. Eso fue lo primero que quise transmitir con mi música. Y creo que es eso mismo lo que sigue ocurriendo en mi paÃs. Y yo siempre hice canciones sobre mi tierra".
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