"¿Es el aniversario de algo?", pregunta Julio Paz, interesado por el marco que lo recibirá en Rosario. Pronto, el cantante y bombisto del Dúo Coplanacu se preocupa por aclarar: "Disculpame que te pregunte, pero yo vivo medio colgado. Gracias a Dios...". Y es ésa una virtud del músico, que sin atarse a las urgencias de este tiempo logra una lucidez que se refleja en los discos que crea junto a su histórico secuaz: el cantante, guitarrista y compositor Roberto Cantos. Juntos llegarán esta noche al Galpón 11 como número central de una peña que dará comienzo a las 21.30 y que contará con la participación de la banda de Sikuris del Monumento, Sonkoy Sacha, Dúo Amarcanto y Zapateá Lechuza!
Puesto al tanto de ese contexto, Paz pronto se entusiasma. "La peña es el ámbito en donde mejor nos movemos, nuestro ámbito natural --reconoce de inmediato en su diálogo con Rosario/12--. Es donde las cosas pasan de una forma más libre, el que quiere escuchar escucha, el que quiere bailar, baila. Además de la interacción con la gente, que a lo largo de 25 años que llevamos cantando es lo que más nos ha gustado, donde más hacemos hincapié, lo que más nos ha conmovido. Lo que hacemos es música popular folclórica, y el ámbito de la música folclórica es ése, la guitarreada, el fogón, los chicos de un mismo pueblo que se juntan en un pueblo a tocar con la guitarra las cosas del pago. Uno se tira a ese plano. Pero todo tiene que ver con cómo se va generando, porque para mà ningún espectáculo es igual al otro, asà esté la misma gente, en el mismo lugar, una cosa es un dÃa y otra al otro. Es como algo vivo, donde también tiene que ver la circunstancia".
Transformado para la ocasión, el galpón de Sargento Cabral y el rÃo será testigo de la primera presentación en la ciudad de Taquetuyoj, último disco del dúo, cuyo tÃtulo tiene cierto carácter de homenaje: "Taquetuyoj es un paraje donde se hace un festival de las teleras, y nos invitaron a cantar. Nos encontramos gratamente con una comunidad de gente, teleras fundamentalmente, con minas muy jugadas. Mujeres que crian las ovejas, las esquilan, tiñen, hilan y después hacen la manta. Para nosotros eso tiene un valor tremendo, un valor artÃstico, artesanal, una forma de vida muy valiosa. Tiene que ver con pelearla en esos lugares donde los recursos son tan pocos y vivir felices, como viven. Son las que laburan y le ponen el pecho de una forma artÃstica".
-En un punto hay una conexión con lo que les ha pasado a ustedes con su música.
-Totalmente. En la concepción de lo que se hace creo que la cabeza es más o menos la misma, un amor al lugar, un amor a la tierra, una cuestión humana, esfuerzo. Esa gente, con esa capacidad de trabajar, bien podrÃa irse a vivir a la ciudad y vivir de otra forma, pero eligen estar en contacto con éso que son ellos.
La coherencia, para el Dúo Coplanacu, se presume como un valor innegociable, como un faro que ilumina el camino. En ese tránsito, los premios --como el reciente Gardel logrado por este octavo disco-- son asumidos como "un reconocimiento a la cosa artesanal". "En nuestros discos se valoran cuestiones que no tienen que ver con el mercado --apunta Paz--. Muchas veces los premios están presionados por cuestiones de mercado. Pero en este caso, o en el caso del Chango Spasiuk y otros músicos, se valora también la otra forma de entender la música. En lo del Chango Spasiuk la palabra marketing no existe, y en la nuestra tampoco existe. A la hora del hecho artÃstico en sÃ, en lo estético, el marketing no existe, dejamos que fluya el alma, que salga del corazón, que salgan cosas verdaderas. Que se premie éso lo recibimos con mucha alegrÃa. Porque pensamos que no es solamente a nosotros, sino que se premia a la gente que está más o menos en lo mismo que nosotros".
En su nuevo trabajo, los Coplanacu sostienen su caracterÃstica diversidad de géneros folclóricos, pero también de las temáticas: el paisaje, la memoria, la denuncia, todo tiene lugar en Taquetuyoj, y asà lo admite el cantante: "Está el paisaje, la memoria. Y también cosas como que ahora estamos cagándonos de sed en Córdoba, con sequÃas, cortes de agua. Yo hace 25 años que estoy en Córdoba y nunca pasé por una situación asà de tanta sequÃa. Cuando uno habla de cosas apocalÃpticas no es sobre cosas que van a pasar, porque ya está pasando. La desertificación, la sojización, son el granito de arena que Argentina pone en el contexto del mundo. Y ya estamos recibiendo el castigo. En el disco también hay temas que llaman a una reflexión al respecto".
En el aspecto musical, la diversidad también está dada en un sentido autoral: a los temas de Roberto Cantos se suman otros de autores reconocidos (Leguizamón-Dávalos, los Carabajal o los Hermanos DÃaz) junto a nuevos creadores santiagueños, como Juan Cruz Suárez y Ernesto Guevara. Los Coplanacu, asÃ, legitiman el trabajo de esos jóvenes compositores. "Hay una camada de changos nuevos que vienen escribiendo, planteando sus diferencias, su rebeldÃa, sus amores. Creo que se está corriendo un poco el eje de lo rural en la composición, se está haciendo más sobre lo existencial. Estos changos viven en ciudades y reflejan éso, y está bien que asà sea. Yo me he criado en el campo, y si bien no escribo, soy muy crÃtico cuando veo que lo que se escribe de lo rural no tiene nada que ver. Distinto es cuando se escribe con honestidad, sin pensar si le va a gustar a fulano o a mengano. Lo que es poco creÃble se diluye", reflexiona Paz.
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