"Eres... vara de Romero / madre del deseo / que el rÃo cantó. Eres....suripanta del pueblo / la mujer que más quiero / que me das de beber". Las estrofas pertenecen a "Agua de rosas", uno de los temas que Lila Downs grabara para el álbum La cantina (2006). Ritmo alegre, letra melancólica, un coro que acompaña y quiere a quien canta, más un lamento final que despliega un deseo de no más tristeza. Lila canta a la "suripanta" del pueblo, la que es considerada despreciable aunque también -tal vez merced a ello despierte el deseo de quienes condenan. Lila le entona su declaración de afecto. La quiere tanto que se transforma y transmuta en sujeto del tema. Identificación musical que conmueve y se traslada a quien escucha.
Y la imposibilidad de transcribir literariamente su forma de decir, de cantar. Cuando en "Agua de rosas" Lila Downs canta y pronuncia, todas las veces, la palabra "Eres", sucede algo fascinante: suspende la escucha a la manera de un suspiro. Antes de la "s" final ocurre un silencio, casi imperceptible, un hiato del que pende ese último sonido, que casi escapa de entre sus labios. ¿Cómo puede lograr esto? Allà sucede algo, poco fácil de precisar. Sólo pasible de ser escuchado. O intuido.
Lo que equivale en sentido paradojal. El intervalo mÃnimo y mudo logra que se cifre todo el sonido en él. Cuando su voz completa la palabra y continúa la letra no sólo se retoma el hilvanar musical, sino también el dÃa a dÃa de la protagonista, suripanta del pueblo.
Asà de mucho pasa cuando se la escucha a Lila Downs. Una suerte de suspensión admirable que se experimenta hacia su capacidad vocal, acerca de su cualidad de mixtura musical, donde florecen los dialectos y sus pensares marginados y marginales, con una historia viva que se fusiona desde ritmos diferentes.
Lila Downs (1968) es, también, mezcla alegre de vidas distintas. Hija de una cantante india de cabaret y de un profesor norteamericano de cinematografÃa, la mexicana Lila Downs repartió su vida entre México y Estados Unidos. El estudio de la AntropologÃa, la vuelta sobre sus raÃces, y un espÃritu musical pleno, desplegarÃan su atención artÃstica hacia los pueblos originarios mixteco, zapoteco, maya y náhuatl.
En su música se alternan el jazz, el rap, la ranchera, el rock, el bolero. Con una ductilidad que asombra. Escuchar su versión, por ejemplo, de "La cucaracha" significa un paso seductor, luego del cual ya no existe excusa que permita volverse atrás. Porque marihuana, cucaracha y Che Guevara, nunca rimaron mejor.
La discografÃa de Lila Downs -Grammy Latino 2005 se extiende a lo largo de siete álbumes: La Sandunga (1999), Yutu Tata/Tree of Life (2000), Border/La LÃnea (2001), One Blood/Una Sangre (2004), La Cantina (2006), Shake Away/Ojo de culebra (2008), más The Very Best of El Alma de Lila Downs (2009), que se compone también de un DVD, lo que lleva a apreciar, gracias a la imagen, la belleza que irradia, sus movimientos de vÃbora de colores, el cabello negro y largo que la acaricia, más una piel que despide sol cobrizo. La voz de Lila, en tanto, es capaz de volverse trueno, eco indÃgena, o brisa dulce.
Acerca de Shake Away, su disco más "blusero", supo expresar que sus letras se habÃan vuelto "más metafóricas que lo que habÃa hecho antes, antes eran con enojo, ahora hay en ellas ese fuego, pero a través de metáforas y juegos en la interpretación".
Su música la ha llevado a colaborar o contar con la participación, entre muchos otros, de artistas como Kepa Junkera, Ixaya Mazatzin Tleytól (Café Tacuba), Gilberto Gutiérrez (Mono Blanco) y Mercedes Sosa. Además de compartir escenario, si de rarezas se trata, con el Dalai Lama, durante el Festival of Sacred Music en el Hollywood Bowl, donde cantó en lengua mixteca. Ha sido parte musical de pelÃculas como Frida (2002) -el tema Burn it Blue fue nominado al premio Oscar y, durante la ceremonia de la Academia, Lila lo interpretó mágicamente con Caetano Veloso , Los tres entierros de Melquiades Estrada (2005), de Tommy Lee Jones, y Fados (2007), del español Carlos Saura. También ha participado recientemente como actriz en los rodajes de Deseo, de Antonio Zavala, y de TravesÃa por el desierto, del venezolano Mauricio Walerstein; además de encontrarse trabajando en una puesta teatral y musical de la obra Como Agua Para Chocolate, de Laura Esquivel.
En una entrevista reciente -que puede consultarse junto a mucha información más en liladowns.com la compositora e intérprete hubo de declarar que "muchas personas no aprecian la riqueza e importancia de las culturas nativas en México, y ellos con mucha frecuencia no se dan cuenta de que varios de los trabajadores en los Estados Unidos vienen de estos grupos. Muchos de esos mismos empleados sufren de discriminación racial tanto en México, como en los Estados Unidos, debido a sus raÃces indÃgenas".
Una de sus preocupaciones, de hecho, remite a la educación de las mujeres jóvenes indÃgenas de su nativa Oaxaca, para lo cual participa en campañas destinadas al cumplimiento del colegio secundario.
En suma, y por lo menos, habrá de adjetivarse la presentación en Rosario de Lila Downs como excepcional. "Black Magic Woman", el tour que la tiene como protagonista y que suma visitas a Córdoba y Buenos Aires, tiene su momento local esta noche, a partir de las 22, en el teatro Broadway (San Lorenzo 1223). Desde el escenario, la mexicana estará acompañada por la música de Paty Piñón (percusión), Leo Soqui (acordeón), Rey David Alexander (trombón), Luis Huerta (baterÃa), Jesús Chuco Mendoza (bajo), Angel Chacón (guitarras), Celso Duarte (arpa y violÃn).
Y entonces, ahora sÃ, "Que esta tristeza/acabe de una vez.../Ay...Ay..."
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