Ana Francis Mor tiene una calidez que en pocos minutos hace que su interlocutor sienta que la conoce de toda la vida. Algo similar pasa con su Manual de la buena lesbiana, editado por Emeequis ediciones, que se lee de un tirón. Actriz, cabaretera (en el sentido de sátira polÃtica que se le da en México) pero sobre todo, lesbiana, la autora le imprimió desparpajo a la presentación de su libro en Rosario. Lleva más de dos meses en la Argentina, adonde llegó por una beca para escribir una obra de teatro. Asà que siguió el debate en Diputados sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo. "Se trata de habilitar el matrimonio para todas las personas. Más bien de deshabilitar el matrimonio excluyente. Me parece una gran oportunidad. Es como un momento donde como sociedad nos sentamos a pensar, y nos sentamos a decidir si ese grupo de personas son personas o no. Ya lo hicimos diciendo si los indios tenÃan alma o no, si las mujeres podÃamos votar o no. Me parece que ese es un movimiento histórico que estamos atravesando en América Latina en general, y que va a acabar permeando todo el continente", expresó.
Junto a su esposa, Eugenia, vive el distrito federal, al que calificó como "una isla de derechos en un paÃs de infamia". Allà tienen a su cargo el cabaret El Vicio, que antes fue El Hábito, fundado por la cantante argentina Liliana Felipe y su pareja Jesusa RodrÃguez, que las dos parejas compartieron durante algunos años. Desde allà partió el vÃnculo con Rosario, al que Ana Francis aseguró que querÃa conocer, ya que los actores locales Juan Pablo Geretto y Andrea Fiorino estuvieron en su teatro. Además de ser una "reina chula" que hace sátira polÃtica, Ana Francis escribe cada 15 dÃas una columna en la revista emeequis, y asà nació su libro. Fue desopilante oÃrla contar la génesis de su publicación. "El tÃtulo surgió de una broma de una tarde de amigas que estábamos sufriendo. DecÃamos El manual de la buena lesbiana dice que nunca te enamores de una heterosexual, y asà con varios ejemplos. En eso llegó otra amiga y preguntó qué era ese libro. Le dijimos que existÃa, y ella a los pocos dÃas fue a buscarlo a una librerÃa. Me llamó desde la librerÃa diciendo que no lo encontraba. Entonces, yo me dije que hay que escribirlo, porque al menos habrÃa una persona que lo leerÃa", relató con un tono muy divertido la autora, antes de leer dos capÃtulos frente al público que se acercó a Ross el jueves pasado.
Según el prólogo del libro, escrito por la periodista Lydia Cacho, Ana Francis Mor no salió del clóset sino que "lo dinamitó". "Es un asunto como de dignidad elemental. No es un asunto privado, no es un asunto nada más de la cama, es un asunto de todas las cosas", dijo en una charla previa con Rosario/12. Para ella, salir del armario fue necesario. "Lo que pasa es que hubo un buen dÃa en el que decidà que ya no podÃa más, que en todos los espacios de mi vida tenÃa que ser clara y abierta porque sino era muy esquizofrénico, porque en espacio que llegas y te preguntan si eres casada y tú dices sÃ, pero y cómo se llama su marido. Qué tengo que contestar... Se llama Luis, y al rato me van a preguntar que a qué se dedica, entonces voy a tener que inventar un historión loco como de espÃa. Le dije a este que era qué, ¿cómo está Luis? ¿Cuál Luis? Ya acabas en la delegación denunciando que te robaron un coche que nunca tuviste", afirmó sobre su decisión de hacer pública su condición sexual.
Sobre la situación de miles de mujeres en el mundo, que esconden su lesbianismo, y viven con su supuesta "mejor amiga", Ana Francis no toma ninguna posición redentora, sino más bien pone las cosas en su lugar. "Hay muchas que siguen viviendo asÃ. A mà me parece que eso genera mucho dolor, y hay lugares donde tienes que, porque sino te echan del trabajo, de la ciudad, del pueblo, del edificio, de la unidad habitacional". En ese punto, el recuerdo de Natalia Gaitán, asesinada el 6 de marzo pasado, en Córdoba, por el padrastro de su pareja, pone el asunto de la lesbofobia en su dimensión más dramática. "Hay un peligro, y es un peligro real. Por eso siempre decimos, claro que yo hay que procurar vivir fuera del closet, siempre y cuando no pongas en riesgo tu vida", afirmó.
Con su simpatÃa natural que da un tono humorÃstico a casi todo lo que dice, Ana Francis deja en claro, sin embargo, que la salida del closet deriva de un drama. "Hay un drama de fondo que es inevitable pasar por ahÃ, que es inevitable habitarlo, porque además es de todos los dÃas. Sà es cierto que todos los dÃas de tu vida hay un recordatorio constante de que no eres considerada persona ciento por ciento".
Por eso, la autora considera que el debate sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo es fundacional. Y como pudo seguirlo de cerca en la Argentina, plantea que "ha sido de buena altura, aunque siempre hay estos discursos que recuerdan la edad de las cavernas". En ese punto, marca un punto alto. "Me conmovió mucho el diputado éste (Ricardo Cuccovillo, del PS de Buenos Aires) que dijo que tiene un hijo gay, porque es claro que siempre estos debates están en la cúpula, en la Legislatura, en la teorÃa, en los libros, pero la vida real la habitamos gente de a de veras, entonces, mi realidad es que me accidenté una vez y entonces tuvo que venir el marido de una de mis hermanas a firmar asuntos médicos, porque mi esposa no podÃa firmar. Y es ridÃculo, porque el marido de mi hermana no sabe las cosas que yo quiero hoy dÃa y mi esposa con la que duermo, y amanezco, sÃ. Entonces, es absurdo, son cosas prácticas, si quiero comprar una casa, en todas las parejas se suma el ingreso de las dos personas para pedir un crédito, yo no puedo, y es injusto. Además, es necio para los que venden casas, yo me voy a comprar una casa del doble de tamaño pero no, tengo que comprar lo que puedo. Y de ahà te puedo decir cualquier cantidad de cosas de la vida práctica", proclama Ana Francis, que fue presentada el jueves por Pedro Paradiso Sottile, de la Comunidad Homosexual Argentina (CHA).
Al mismo tiempo que señala la gran cantidad de derechos cotidianos que lesbianas, homosexuales y trans tienen conculcados, Ana Francis no se olvida del espÃritu -satÃrico y festivo- de su libro. "Es un juego, como hay el manual de Carreño, que es de las buenas costumbres, porque es del 1800 y tantos, pero tiene una serie de reglas de cómo debe comportarse una mujer, que te podés morir del horror y de la risa. Y a partir de ahÃ, de chiste, nació esto", relató ante la pregunta sobre el origen del libro. "Las buenas costumbres también aplican a las lesbianas, de empezar a abordar el asunto de ser lesbiana desde la risa, desde el humor, desde la fiesta, desde la pachanga, perder la solemnidad", apuntó.
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