Como si se tratase de una pelÃcula "chiquita", de apenas 80 minutos, con un triángulo de personajes, sin decir demasiado de todos pero con lo justo y necesario como para decir aún más, Francia se exhibe como film que traza el recorrido cada vez mejor del realizador Israel Adrián Caetano. Desde Pizza, birra, faso (1998, co dirección de Bruno Stagnaro), hasta Francia, el cine de Caetano se despliega en una especie de bio ritmo, sin entender puntos álgidos o alicaÃdos, sino como metáfora de un pulso vital, lleno de energÃa y de disfrute cinéfilo: Bolivia (2001), Un oso rojo (2002), Crónica de una fuga (2006), cortometrajes, y las incursiones televisivas mejores desde hace mucho tiempo: Tumberos (2002), Disputas (2003), Lo que el tiempo nos dejó (2010).
Francia es el lugar que nunca se visitará, espacio paradisÃaco, de canto poético pero vedado. Construir entonces desde donde se está, con lo que se dispone, a partir de la mirada de una niña (Milagros Caetano), que se escinde y que se reúne entre padre y madre.
Hay una historia familiar que no se narra de manera explÃcita, pero bastan las referencias en clave, de gestos que se reiteran o de palabras que se dicen. Una parte de mentiras (Natalia Oreiro), otra parte de golpes (Lautaro Delgado). Los padres se han separado y entre medio Mariana, pero también Gloria, porque su nombre variará en función del ánimo, de acuerdo con las ganas de desmoronar y de reinventar el mundo que la circunda. Porque mejor será imaginar y escribir, más aún ante una escuela coordinada por deficientes mentales, capaces de las más extravagantes idioteces con las que intentar domar -y erradicar las ganas de los niños. BravuconerÃa burocrática y sÃgnica monetaria, sus elementos pedagógicos.
Padre y madre revivirán bajo un mismo techo, otra vez intentar, pero con la excusa del piso en alquiler, camas separadas, y la hija que cuidar y querer. Para uno y otro lado se desprenden más historias, con más detalles pequeños que añadir, sin demasiado que declamar. Y una puesta en escena simple, de cara a un verosÃmil que se respira de modo cercano, muy veraz, con la cámara buscando el mejor lugar donde colarse y no ser vista.
El montaje es el arma mejor y brillante en el cine de Caetano, aquà pensado y resuelto desde planos secuencia que conjugan varias escenas, distintos planos, con una planificación puntillosa. En suma, un cine pensado desde la cercanÃa, sin desbordes, con una maestrÃa que recuerda al Favio de El Aniceto y la Francisca (1967) o El dependiente (1969).
Solo faltan las explicaciones que den cuenta -inverosÃmilmente, eso sà de por qué a Francia debemos verla solo en DVD, habiendo sido privados de su disfrute en una sala comercial. Al cine se lo ve en el cine.
Mientras tanto, es un segmento importante del público al que se está segregando cada vez más, con las debidas y honrosas excepciones que significan El Cairo, Arteón, Madre Cabrini, Cine Club.
Francia. 10 (diez) puntos.
Argentina, 2009
Dirección y guión: Israel Adrián Caetano.
FotografÃa: Julián ApezteguÃa.
Montaje: Omar Ester.
Música: Adrián Wiszogrod.
Intérpretes: Natalia Oreiro, Milagros Caetano, Lautaro Delgado, Daniel Valenzuela, Mónica Ayos, Lola Berthet.
Duración: 78 minutos.
Sólo disponible en DVD
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