Este 7 de junio se cumplirán 20 años de la muerte del poeta santafesino Juan Manuel Inchauspe (1940-1991), que vivió en Rosario durante la fructÃfera década del 60 y de quien en vida se publicaron sólo dos libros: Poemas, 1969-1975, que salió en 1977 por Ediciones La Ventana, de Orlando Calgaro, y Trabajo nocturno, que editó en 1985 la Universidad Nacional del Litoral con prólogo de Edgardo Russo. En 1994 la UNL publicó su PoesÃa completa con dirección y prólogo de Estela Figueroa, quien aporta un breve texto preliminar a una nueva edición de su poesÃa. Y es que el año pasado, en el marco del homenaje del Festival de PoesÃa a Juan Manuel Inchauspe, la UNL publicó Trabajo nocturno. Poemas completos, libro basado en el de 1994 y ampliado con poemas, textos y materiales inéditos.
Los editores esta vez son Sergio Delgado y Francisco Bitar, quien realizó una cronologÃa de su vida basándose en información aportada por familiares del poeta. Dos conjuntos de poemas: "PoesÃas" (1961) y "Climas" (1962 1963) habÃan permanecido inéditos hasta ahora, mecanografiados por el poeta y guardados en el archivo familiar. Aquà se publican. También se incluyen sus traducciones de poesÃa de Drummond de Andrade y Manuel Bandeira realizadas para revistas literarias. Fotos, notas, ensayos y estudios sobre su obra, además de entrevistas por Carlos Morán y Enrique Butti, se complementan con semblanzas por Roberto Aguirre Molina, Rogelio Alaniz, César Actis Brú y Pablo Barbagallo. Un prólogo de Marilyn Contardi le sigue al de Figueroa, quien (en un gesto muy consecuente con su propia obra y con su incómoda situación de ex editora) decide no publicar el que acaso sea el último papel inédito de su amigo Manuel: una nota arrojada por debajo de la puerta en una visita frustrada, y que la poeta conservó en su desván durante años.
Rodeados por todo esto, mimados y acariciados por todo esto, están los poemas. El joven hombre casado y con hijos que en su vida breve de apenas medio siglo fue (según testimonia Figueroa) cercado por la depresión, por el alcoholismo y por una pequeña lesión cerebral no tratada, hasta terminar convertido en vagabundo, "solo de toda soledad" en palabras de Contardi, hoy es un muerto ilustre y casi en disputa: un autor moderno admirado, reconocido y que arroja un brillo sepulcral, pero brillo al fin, sobre quienes hayan sido precursores en la difusión de su obra a través de ediciones, revistas, plaquettes, ilustraciones o solamente la memoria.
El tÃtulo del libro tiene que ver con un texto en prosa publicado por Inchauspe en el número 1 de la revista Alto Aire (Rosario, marzo de 1965) a cuyo equipo editorial perteneció junto con Luis M. Castellanos y Alberto C. Vila Ortiz: "Buscar un texto en la tormenta, dejar constancia de una alta lucidez nacida en las fronteras del lenguaje, desentrañar determinados sÃmbolos a una luz más precisa o encender en la noche las sagradas hogueras de los hombres, son las tareas nocturnas del poeta".
En sus nuevos estudios crÃticos sobre la poesÃa de Inchauspe, Delgado y Bitar se basan en las reseñas crÃticas de los números 22 y 32 del Diario de PoesÃa, por D. G. Helder, Oscar Taborda, Osvaldo Aguirre, Fabián Casas y Alejandro Rubio, como también en los textos de Russo y Figueroa y en las reseñas que publicó la revista Hablar de PoesÃa por Ricardo Herrera y Carlos Battilana.
En "Hacia una poética de la persecución", Delgado, siguiendo a Contardi, analiza "el rostro en repliegue" del poeta en la célebre foto de Juan Neme y relaciona ese rictus con el gesto de su poesÃa. Todo "parece ir cerrándose" en torno a un campo semántico signado por palabras como "oscuridad, sombra, noche" en una obra que "habla de lo hondamente vivido". Bitar titula su ensayo "La intimidad como método", ya que en la poesÃa de Inchauspe "las medidas limitadas de la habitación cobran las dimensiones de una amplia cámara de resonancia". "En Inchauspe esta situación del poema (noche, habitación) parece estar absorbiendo por completo al lector y al texto en un espacio mÃtico" donde "se trata de estar pero también de ir lo más adentro posible".
Son dos miradas nuevas sobre una obra que necesitaba de este libro. Una obra poética sigilosa y contundente, que se fue construyendo en el desvelo, poniendo en texto la paradoja de escribir acerca de la imposibilidad de escribir el poema. Lo que angustia, en la poesÃa de Inchauspe, es la credibilidad del movimiento sintomático sobre el cual ella se inscribe, por el cual cada poema es apenas el indicio de otro poema vislumbrado y perdido: "el poema imposible", como bien dijera Ricardo Herrera. "Hay momentos en que la palabra/ no está en ninguna parte", escribe Inchauspe. O si no: "Alto, demasiado alto/ estaba esta mañana/ el cielo de la palabra". Incluso la palabra hallada no sirve y encuentra su destino en la pira: "Uno por uno/ se retorció cada papel en el fuego.// El frÃo de junio/ caÃa sobre mÃ". Y también dice Inchauspe: "Hemos vivido entre las cosas que el frÃo enmudece".
Su poesÃa, o lo que se conocÃa de ella, tuvo una gran influencia en toda una vertiente contemporánea de pesimismo ante el lenguaje (corriente en la que se sitúa Carlos Battilana, por ejemplo) donde la domesticidad aparece como el ámbito propicio a la epifanÃa. Atravesada por la angustia existencial, la de Juan Manuel Inchauspe es una poesÃa narrativa y reflexiva, donde, como en la de los poetas norteamericanos del siglo veinte que él admiraba, según relata a Butti, "la reflexión se hace sistemática y materia misma del canto".
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