Cuando todavÃa conformaba el elenco de El Precio, Pepe Soriano aseguró en una entrevista que, más allá de las virtudes de los actores, "la obra siempre queda bien parada". Reemplazado actualmente por otro Pepe (Novoa), Soriano hacÃa referencia a las bondades del texto escrito por Arthur Miller, que esta noche y mañana (a las 21, en el Auditorio Fundación) será interpretado por Novoa, Selva Alemán, Antonio Grimau y Arturo Puig, en la versión que dirige Helena Tritek.
Escrita a fines de los 60, la obra se concentra en el reencuentro de dos hermanos que, tras 16 años distanciados, deben decidir el futuro de los bienes familiares, ésos que ocupan una vieja casona a punto de ser demolida, y que quedaron asociados a momentos felices de sus vidas. Entre ellos aparece la figura de Esther, la esposa de VÃctor, en una reunión que se completa con un judÃo entrado en años (Novoa) que desea comprar a buen precio lo que allà parece estar en oferta.
Ambientada en los años posteriores a la crisis del 30, y a más de cuatro décadas de su escritura, El precio sostiene esa vigencia caracterÃstica de las creaciones de Miller, algo que Puig reconoció en diálogo con Rosario/12: "Las obras de Miller siempre tienen una connotación muy actual. En casi todas sus obras, Miller parte de algo social, como por ejemplo en Las Brujas de Salem con el McCartysmo, o Panorama desde el puente con la inmigración. Desde lo social él empieza a meterse para adentro de los personajes, y es ahà donde su pluma es maravillosa, porque los personajes tienen unos pensamientos fantásticos".
"En el caso de El precio es una de las pocas obras de Miller donde lo social es rozado levemente --agregó el actor--. En esta obra Miller va directamente a los sentimientos y a la problemática que puede pasar en una familia, en este caso con dos hermanos: uno (VÃctor) que sacrifica su vida, su futuro brillante, por cuidar al padre, y el otro que puede irse y tiene una muy buena carrera. Se da allà un enfrentamiento, y en el medio de esto está el personaje de la mujer, en este caso mi mujer, que ha sido arrastrada a tener una vida gris cuando podrÃan haber tenido una muy buena vida".
La tensión que sobrevuela al trÃo, encuentra un punto de fuga en un cuarto personaje: el comprador que encarna Novoa. "Creo que Miller hace una cosa interesante, que es ponerle humor a esta casi tragedia a partir del comprador de los muebles que llega y quiere comprar todo por nada --analizó Puig--. A medida que se va desarrollando la obra, Miller lo que plantea es que, de alguna manera, todos pagamos un precio por las cosas. No por lo material, sino por la vida, los sentimientos, los afectos. Creo que por éso la obra tiene esta envergadura tan grande. Es como sucede en este caso con los personajes: todos pagan un precio. Creo que éso también es lo que hace tan vigente a la obra".
Para Puig, además, este trabajo lo conecta con su propia historia. "Yo hago el personaje de VÃctor, y es como si me estuviera interpretando a mà mismo, por muchos motivos, personales y hasta escenográficos. Porque mi familia trajo la primer utilerÃa que existió en la Argentina, Casa Puig, donde estuvieron mi bisabuelo, mi abuelo, mis tÃos, mis padres, y a mà me tocó venderla. Era más o menos esta cosa, estos mil objetos que no se sabe bien si son buenos o no, si tienen o no valor. Y el público que ha tenido oportunidad de hablar con nosotros nos cuenta que han pasado por situaciones similares. La obra conmociona mucho, es un golpe al corazón".
Las coincidencias suman otra, ya reconocida y obvia: "Soy uno de los pocos actores que ha hecho cuatro obras de Miller. En una carrera de un actor es algo que no se da tanto. De alguna manera, además, Miller nos volvió a juntar a Selva y a mÃ, que habÃamos decidido no seguir trabajando juntos. Pero cuando nos ofrecieron Cristales rotos ninguno de los dos se querÃa perder semejantes personajes. A partir de ese momento seguimos trabajando juntos, lo que para mà es un placer enorme. Realmente me siento muy cómodo, muy feliz, sé que puedo tirarme a la pileta y sé que me van a recoger. Pero sà lo que siempre hacemos son parejas, porque creo que si hiciéramos de hermanos nadie se lo creerÃa (risas)".
La convivencia del matrimonio Alemán-Puig es precisamente la que permite que, de inmediato, el actor ceda el teléfono para que su esposa defina las cualidades de su personaje: "Es una tÃpica mujer gris, de estas que escribÃa Arthur Miller. Tiene que ver con la época en las que ha escrito estas obras, pero las mujeres que planteaba dejaban sus vocaciones de lado, dejaban de lado sus ganas de hacer cosas Ãntimas, privadas, independientes, para quedarse a la sombra del hombre. Esto es muy tÃpico en los personajes femeninos de Miller. Y Esther es una mujer que ha tenido muchas posibilidades, pero no ha sabido salir adelante, no ha sabido luchar como correspondÃa, y se ha dedicado un poco a la bebida".
Ese rasgo es el que le permitió darle matices a esa Esther que, por momentos, tiene gestos de cierta rebeldÃa, según concluyó Alemán: "La frustración de pronto te puede llevar por caminos que uno no imagina, y que por ahà pueden desencadenar en la bebida como un refugio. Esa es una de las caracterÃsticas que más trabajé, que más me entusiasmaron de este personaje que no es sometido, pero sà está a la sombra del hombre. Como el personaje bebe, entonces en algunos momentos me permito una especie de rebelión. Trabajé mucho las contradicciones, esas cosas de ir y venir. Es muy interesante eso en el trabajo. Porque además aparece un personaje que no es ni totalmente bueno ni totalmente malo pero que, como todos los personajes de la obra, y como muchos en esta vida, ha pagado un precio alto por la vida que eligió vivir. Ese es el precio del que habla Arthur Miller".
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