Ante una cartelera que muestra despreocupadamente un único estreno, motivo de una nota crÃtica en esta misma página, se deja al descubierto, una vez más, la escasa presencia en nuestra ciudad de films que no pertenecen a la hoy ya tan reciclada y agotada cinematografÃa industrial de Estados Unidos, de la que sólo quedan exceptuadas algunos contados nombres. Ante esa misma cartelera que lleva a revisar algunos de los tÃtulos que aún los distribuidores no permiten que se estrenen en la ciudad, porque la luz verde la tienen los otros films: los que garantizan, según ellos, lleno de sala; la única respuesta posible es la del reclamo periodÃstico, la de la transmisión del enojo boca a boca por ese acto de postergación y de injusticia que no es menor, ya que da cuenta de otra de las tantas arbitrariedades de los mandamás.
Si se abre la página de los cines de los diarios de la Capital Federal, en el término del último mes y medio, se comprueba que son tantos los films que aquà no se han estrenado que, en pocos dÃas, muchos de ellos, se anunciarán como novedades en los llamados videoclubs, pese a que algunos de ellos aún exhiben sus afiches en las salas. Tal es el caso de El conspirador, el tan reconocido film del actor y realizador Robert Redford, quien lleva adelante el Festival de Sundance, donde se les han abierto las puertas a tantos jóvenes. AquÃ, en este film, coherente con su lÃnea de trabajo, y desde la perspectiva de establecer un paralelo con los hechos que narra en esta historia y lo que deben padecer los prisioneros de Guantánamo, se acerca un momento de la historia en los años de la Guerra de Secesión, cuando después del asesinato de Abraham Lincoln, siete hombres y una mujer son inmediatamente arrestados acusados de conspiración. The Conspiration, tal es el tÃtulo original del film, lleva a ver cómo esta mujer, la dueña de la pensión que alojaba al homicida, John Wilkes Booth, debe, entonces, pasar por una serie de afrentas de una comunidad ávida de violencia.
Este tan recomendable film abre para Redford un nuevo capÃtulo en su carpeta de proyectos, junto a realizadores de diferentes paÃses: The american film company, cuyo objetivo es reconstruir, revisar, repensar momentos ignorados, olvidados; pequeñas historias que se encuentran entre los pliegues de esa gran Historia, la que nos contaron, para comprender de otra manera el presente.
No sólo este film, sino son numerosos los tÃtulos que aún no se han estrenado. Se piensa como alternativa a las salas de los cines Del Centro y El Cairo. Entre esos films, y a pesar de que muchos de ellos ya cuentan con numerosos galardones, nominaciones, reconocimientos, está Una separación, realización de origen iranà que mereció este año el Oscar al mejor film extranjero. Desde El sabor de la cereza de Abbas Kiarostami, hasta Copia certificada, pasando por Niños del cielo y La manzana, entre otros, el público rosarino siempre recibió con beneplácito las obras de esta notable cinematografÃa.
En Una separación, film de Ashgar Farhadi, el melodrama se interna en la historia de una pareja que decide divorciarse en un camino de fronteras que alcanza cuestiones burocráticas, familiares, civiles y religiosas, proyectándose hacia lo que comprendemos como una problemática de orden universal.
Ya comentada hace aproximadamente dos meses, y dada a conocer en Buenos Aires hace un mes, aún sin fecha en Rosario, pese al éxito (palabra que atrae en el mundo empresarial) de su film anterior, El concierto, no se ha llegado a estrenar La fuente de las mujeres, del director rumano Radu Mihaleanu, relectura de Lisistrata de Aristófanes, ambientada en el Oriente Medio; historia de las mujeres de una comunidad que frente a una actitud opresora e indiferente deciden, desde la iniciativa de una joven extranjera, iniciar una acción, una lucha. Y en este film, que en el Encuentro de Pinamar fue presentado por su mismo realizador, el agua es el móvil de toda una búsqueda, de toda una metáfora, de un continuo movimiento interno en la conducta de sus personajes.
Una coproducción argentinochilena, Tiempos menos modernos, de Simón Franco, que tantas distinciones obtuvo tanto en el paÃs como en el extranjero, todavÃa, no encuentra en Rosario un lugar de exhibición. Ambientado en la Patagonia Andina, en los últimos años del menemismo, llega al interior de una vivienda donde habita un tehuelche, un hombre abocado a las tareas rurales que, simultáneamente, interpreta música y realiza artesanÃas para los contados turistas que pasan por allÃ. Pero un dÃa, algo extraño ocurre: al abrir las puertas de su vivienda alguien le entrega una caja... Y en ella una gran caja proveniente del Ministerio de Desarrollo Social que lleva en su interior un televisor alimentado por energÃa solar. A partir de ese momento ya nada será igual.
Y siguen los tÃtulos, entre tantos otros que esperan: Las mujeres del sexto piso de Pierre Le Guay, film en el que Fabrice Luchini, en el ParÃs de los 60, es un financista que tiene una existencia acomodada, una familia que le garantiza la serenidad a la que aspiran los burgueses conformistas. Algo va a pasar en su vida, algo que jamás imaginó. Y es que a ese sexto piso de su mismo edificio ha llegado un grupo de mujeres españolas, entre ellas, la tan almodoroviana Carmen Maura.
Las relaciones entre un padre y un hijo, en sus visiones sobre el Talmud, se enfrentan en la polémica Pie de página. Aún sin determinar su presentación, Essential Killing, del admirado director polaco, Jerzy Skolimowski, premiada en Polonia y Venecia, entre otros festivales, presenta, desde el personaje que compone su actor Vincent Gallo, el drama que debe afrontar un prisionero de guerra afgano, capturado por las fuerzas estadounidenses, que se lanza a la fuga por zonas desérticas.
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