Oscar Chichoni es uno de los artistas gráficos más importantes. Cualquier lector interesado en la historieta y la ilustración lo sabe. Es el nombre detrás de las portadas inolvidables de revista Fierro (primera época), asà como en colecciones de libros y revistas como Minotauro, El Péndulo, Urania. Desde hace casi dos décadas trabaja en el mundo del cine, asistiendo estéticamente (desde los denominados "visual concepts") a realizadores como Guillermo del Toro, Tim Burton, Terry Gilliam y Francis Ford Coppola.
Nacido en Corral de Bustos, su trayectoria de vida es motivo del libro que hoy, a las 19, se presenta en Bar El Cairo (Sarmiento y Santa Fe): Erase una vez... Oscar Chichoni (Mediterránea, 2013), de Elizabeth Carpi, quien estará presente junto al extraordinario dibujante cordobés.
"Es muy interesante porque no se trata de una biografÃa clásica, sino que es un libro muy loco. Va y viene dentro de mi historia, que es simplemente la historia de un personaje más --explica Chichoni a Rosario/12--. Elizabeth hizo una cosa extraordinaria, nunca se me hubiese ocurrido un libro sobre mi vida. Uno tiene una visión de la propia vida, pero cuando se tiene la visión de otra persona uno se lee de nuevo, es estar leyendo la vida de otro y verse reflejado".
- Hay un mundo Chichoni que puede reconocerse, evocarse. Sobre todo desde ese capÃtulo inolvidable que significa la revista Fierro.
- Fierro es una de las mejores cosas que he hecho, uno de los recuerdos más lindos, que me ha hecho increÃblemente conocido en todo el mundo; si bien nunca paré de trabajar, en todas partes me conocen por mi participación en revista Fierro. Lo que pasa es que después pasé al cine, donde me transformé en una persona más anónima, porque mi trabajo no se publica, sino que queda en el ámbito de la producción. Algo que me encanta también, ya que se trata de un trabajo colectivo, dentro de un equipo. He trabajado con grandes directores: Coppola, Tim Burton, Peter Jackson, Guillermo del Toro, pero siempre dentro de un equipo, a diferencia de lo que hacÃa en Fierro, en Minotauro, o en Europa -donde durante muchos años fui ilustrador--, que era un trabajo completamente individual.
- ¿Y cómo llegás a la decisión de ingresar en el cine?
- Era parte de un plan personal, al que llamé "quinquenal", ¡si bien de veinte años! Al final de ese plan iba a ingresar a trabajar al cine. Pero al plan lo cumplà exactamente en diez años. Mi idea era empezar barriendo los estudios, cualquier cosa, pero comencé trabajando en Hollywood, en una pelÃcula Disney, y fue increÃble. Con la segunda pelÃcula que hicimos -Restauración (1995)- ganamos el Oscar a la Dirección ArtÃstica con (Eugenio) Zanetti. Yo era fan del cine desde chico, en Corral de Bustos iba todos los dÃas, asà que lo tenÃa muy incorporado. Por otra parte, empecé como dibujante de cómics a los 17 años y en editorial Record. Comencé en el nivel más alto, con los Breccia, los Salinas, Arturo del Castillo, gente absolutamente extraordinaria; pero fue demasiado, como soy un obsesivo y compulsivo de la perfección, tomaba cada viñeta como una ilustración. Luego hice un paso por la pintura, pero de alguna manera me aplastaba la seriedad, me asfixiaba; pasé entonces a la ilustración, que es un poco un maridaje entre el cómic y la pintura. Mi tipo de ilustración es narrativa, nunca hago un monstruo con una chica, sino que me gusta sugerir una historia. Fue asà cómo me convertà en un ilustrador, en un dibujante de cómic de un solo cuadro. Cuando llegué al cine, me fueron muy útiles las experiencias anteriores, porque el cine es narrativo, dinámico, y con los cómics uno adquiere una idea mucho más desarrollada de lo que es la acción. Además tuve una experiencia en arquitectura, a partir de la cual entré en otro mundo, el de los espacios; es decir, todas las experiencias que uno hace tiene que transformarlas en algo, asimilarlas. - ¿Cuál fue tu tarea en Titanes del PacÃfico?
- Con Guillermo (del Toro) estamos trabajando desde hace algunos años a partir de El Hobbit, en Nueva Zelanda. Fue muy divertido Pacific Rim porque Guillermo me dejaba hacer lo que yo querÃa, le encanta mi trabajo. Si bien es una tarea muy estresante, muy intensa, a la vez también es muy divertida. Yo diseñé, por ejemplo, el "Gipsy Danger", el "robot muchachito" de la pelÃcula, y después infinidad de cosas más, en cada escena de la pelÃcula hay prácticamente una participación mÃa.
- Leà que la viste en una sala rosarina, como un espectador más.
- SÃ, me gusta mezclarme entre la gente porque sino se pierde la magia. No habÃa visto ninguna previa, asà que lo hice sintiendo a la gente alrededor.
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